La mujer amargada estaba claramente algo celosa de la belleza de Ye Qingcheng, por lo que constantemente buscaba oportunidades para menospreciarla.
Ren Feifan frunció el ceño, esta cuñada de Ye Qingcheng era simplemente demasiado estúpida. ¿Solo porque él tomó una taza de té, se suponía que era un hombre manejado por Ye Qingcheng? ¿Con qué ojo vio ella a él y a Ye Qingcheng revolcándose?
Aunque este era un asunto familiar de Ye Qingcheng, era demasiado cuando lo involucraba a él.
Ye Qingcheng nunca esperó que su cuñada la acusara de ser promiscua frente a Ren Feifan. Toda su cara se oscureció y golpeó la mesa:
—¡Wang Shaoqing, atrévete a repetir lo que dijiste. Créelo o no, yo, Ye Qingcheng, ¡te romperé la boca!.
Ye Qingcheng estaba verdaderamente enojada. Cuando esta cuñada solía menospreciarla, lo soportaba, tratándolo como el ladrido de un perro. Pero lo que nunca esperó era que esta mujer se volviera cada vez más audaz.
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