—Un humilde servidor es el Gran Maestro de la Secta Diablo Santo de la montaña sin nombre, Lin Fan. Al pasar por la montaña Jialan, percibí la esencia de una fragante hierba aromática. Por lo tanto, vine en su búsqueda sin ser invitado —confesó Lin Fan con gentileza al darse cuenta de que esta adorable y pequeña sobrina marcial podría sentirse ofendida.
Cuando pronunció su nombre, Lin Fan tuvo mucho cuidado en levantar la cabeza y mirar a la muchedumbre con una sonrisa amistosa y acogedora.
De hecho, en el momento en que Lin Fan expuso sus intenciones, hubo un cambio en los rostros de las diversas discípulas. Esas miradas, inicialmente cautelosas, se convirtieron en suaves sonrisas, como flores que florecen en primavera.
—¡Saludos, Tío Marcial Lin! —Las tiernas voces vibraron dentro de los tímpanos de Lin Fan, trayéndole felicidad y alegría infinitas.
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