—¡Toda persona del Grupo del Dragón Furioso, reuníos! —En el momento en el que Nie Kuanglong regresó a su base, su rostro era siniestro mientras gritaba. Por donde quiera que pasara la voz, el lugar temblaba. Todos se reunieron, sin saber lo que estaba pasando.
—Líder de grupo, ¿por qué estás tan enfadado? ¿Ha sucedido algo importante? —Al observar lo aterradora parecía la cara del líder de su grupo, todos los del Grupo del Dragón Furioso sabían que algo debía haber sucedido.
—¡Hmph! ¡Hace un rato, un grupo que no sabía lo que les convenía me provocó! ¡Atención, haced algunos preparativos! ¡Vamos a ir allí y les enseñaremos una buena lección! ¡Es hora de decirles que no hay que meterse con el Grupo del Dragón Furioso! —Nie Kuanglong gritó.
—¡Y pensar que habría un equipo tan imprudente! Me parece bien. Ha pasado cierto tiempo desde que tuve una buena pelea.
—En nuestras manos, a ese grupo lo único que le espera es la muerte.
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