—¡Ayúdame! ¡No puedo encargarme de él!
—¡Tú! ¡No te acerques! ¡Yo no soy el que quiere devorarte!
—¡Maestro! ¿Por qué lanzó a este psicópata aquí dentro? ¡Ayúdanos!
En ese momento, había innumerables seres vivos con los rostros inflamados y contusionados en el paraíso. El Gran Demonio Ancestral fue el más afectado, pues toda su cara estaba tan gravemente golpeada que estaba más allá de la identificación.
—¡Y pensar que todos vosotros, seres insignificantes, os atreveríais a intentar devorarme! ¡Eso es solo buscar la muerte! —En ese momento, una imponente y dominante figura dominaba todo el Paraíso con sus puños.
Ese hombre de mediana edad era el Espíritu de Arma de las Estrellas de Paramita. Cuando el Ancestro de la Raza de la Estrella estaba siendo asesinado, pudo sentir el aura formidable en el exterior y estaba temblando incontrolablemente, sin atreverse a salir.
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