Alec Ward frunció el ceño mientras miraba la figura de Janrose. Su posición como el principal contendiente en la competencia se había vuelto incierta por culpa de esa joven dama. Como espía del Grupo Víbora del Norte, tenía la tarea de desempeñarse bien en el evento de batalla. Su orgullo no le permitiría conformarse solo con entrar en el top cinco. Además, ya le había prometido a su superior directo que obtendría el campeonato. Sería vergonzoso para él si no consigue el primer lugar.
—Janrose... ¡No te permitiré ganar incluso si tengo que usar medidas drásticas! —murmuró fríamente en su corazón.
Janrose sonrió a los espectadores y les saludó con la mano. Podía sentir el apoyo de la multitud y esto la hacía sentirse feliz. Sin embargo, sabía que esto solo era posible gracias a su maestro. —Lástima que no estés aquí para verme ganar... —murmuró.
De repente, un grupo de nobles bloqueó su camino, impidiéndole regresar al área de descanso de los concursantes.
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