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El Renacimiento de Omega

``` —¿Qué podía ser peor que la muerte misma? —Pues morir sabiendo que nadie te echaría de menos, sabiendo que tu muerte era un favor para todos los que alguna vez conociste. —Así fue exactamente como me sentí el día que morí. —Era el hijo amoroso del Rey Alfa de Eclipse, en una época donde el vínculo de pareja se consideraba sagrado, un hijo nacido fuera del matrimonio no era nada menos que sacrílego... —Fue su culpa, él amó a alguien más que a su compañera... —Fue su culpa, tuvo conocimiento carnal de una mujer humana. —Todo fue su culpa, mi único crimen fue nacer de su lujuria. —Pero, ¿por qué ese Rey Alfa que era mi padre estaba perfectamente seguro, mientras que yo era odiado, despreciado y culpado por todo en su lugar? —¿Por qué tenía que ser la ficha de cambio de mi padre, utilizada para lograr sus objetivos? —¿Por qué no pude obtener un rechazo como todos los demás, sino que en cambio fui asesinado por mi propio compañero? —¿Por qué fui asesinado antes de tener siquiera la oportunidad de vivir? —Tenía mil preguntas y sin embargo no había nadie para responder y así fue exactamente como morí... —Entonces, ¿por qué mis ojos se abrieron de repente a ese día, un mes antes de mi muerte? —¿Fue a causa de mi pequeño secreto? —Un secreto que no le contaré a nadie más que a ti... —Por el título de mi relato, debes pensar que soy un lobo Omega... —No, te equivocas... No soy un lobo Omega, soy un lobo Alfa y mi nombre es Omega. —Segundo libro en la serie Renacimiento de los Hombres Lobo. —No es una precuela o secuela de 'El Némesis del Rey Alfa', ambos libros no están relacionados salvo por el escenario del mundo y el concepto de Renacimiento de los Hombres Lobo. —El arte de la portada obtenido de internet, todos los créditos al artista original. ```

JHeart · Fantasia
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Un Lugar (Cap. 459)

Vacío... esa poderosa sensación hueca que se estiraba hasta las mismísimas profundidades del alma, como un virus que devora cada onza de emoción en su camino mientras se abre paso hacia abajo.

Y seguía devorando y devorando, insaciable... hasta que no quedaba nada más que un vacío abrumador y total.

A esta clase de sentimiento despertó Neveah, una sensación que para Neveah parecía mucho peor que el entumecimiento que siempre había conocido.

Había pasado poco tiempo desde que los ojos de Neveah parpadearon abriéndose, pero no se había movido lo más mínimo ni había dicho una palabra, simplemente yacía quieta en la cama, mirando fijamente al techo.

Era irónico cómo lo primero y único que Neveah había tomado nota desde que despertó era la lejana familiaridad del techo en su línea de visión... era el techo de sus propios aposentos en el Guardián del Dragón, un lugar al que no había ido en mucho tiempo.