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El Renacimiento de Omega

``` —¿Qué podía ser peor que la muerte misma? —Pues morir sabiendo que nadie te echaría de menos, sabiendo que tu muerte era un favor para todos los que alguna vez conociste. —Así fue exactamente como me sentí el día que morí. —Era el hijo amoroso del Rey Alfa de Eclipse, en una época donde el vínculo de pareja se consideraba sagrado, un hijo nacido fuera del matrimonio no era nada menos que sacrílego... —Fue su culpa, él amó a alguien más que a su compañera... —Fue su culpa, tuvo conocimiento carnal de una mujer humana. —Todo fue su culpa, mi único crimen fue nacer de su lujuria. —Pero, ¿por qué ese Rey Alfa que era mi padre estaba perfectamente seguro, mientras que yo era odiado, despreciado y culpado por todo en su lugar? —¿Por qué tenía que ser la ficha de cambio de mi padre, utilizada para lograr sus objetivos? —¿Por qué no pude obtener un rechazo como todos los demás, sino que en cambio fui asesinado por mi propio compañero? —¿Por qué fui asesinado antes de tener siquiera la oportunidad de vivir? —Tenía mil preguntas y sin embargo no había nadie para responder y así fue exactamente como morí... —Entonces, ¿por qué mis ojos se abrieron de repente a ese día, un mes antes de mi muerte? —¿Fue a causa de mi pequeño secreto? —Un secreto que no le contaré a nadie más que a ti... —Por el título de mi relato, debes pensar que soy un lobo Omega... —No, te equivocas... No soy un lobo Omega, soy un lobo Alfa y mi nombre es Omega. —Segundo libro en la serie Renacimiento de los Hombres Lobo. —No es una precuela o secuela de 'El Némesis del Rey Alfa', ambos libros no están relacionados salvo por el escenario del mundo y el concepto de Renacimiento de los Hombres Lobo. —El arte de la portada obtenido de internet, todos los créditos al artista original. ```

JHeart · Fantasia
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826 Chs
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Dorado (Ch.507)

—Neveah estaba atónita sin saber qué decir, y apenas quedaba tiempo para contemplaciones o persuasiones.

—¿Cómo podría disuadirlo? —El Rey Jian era el Rey Dragón, tenía el deber de proteger a su pueblo incluso si su vida fuera requerida de él.

—Más allá de su deber, Neveah siempre había sabido cuánto apreciaba el Rey Jian a su gente. Entonces, ¿cómo podría evitar que hiciera exactamente lo que había vivido para hacer?

—Las palabras del Rey Jian eran breves, pero tenían tanto peso, tanta esperanza genuina y tanta promesa que Neveah no estaba segura de qué hacer con su mente y el lío de pensamientos en que se había convertido.

—Así que, cuando una docena de preguntas pasaban por su mente, Neveah solo pudo formular una en palabras.

—¿Te... harás daño?—Neveah finalmente preguntó, dándose cuenta de que la respuesta a esa pregunta era lo más importante para ella en ese momento.