—Mientras Arlan comenzaba a recuperar su consciencia, saliendo de ese profundo letargo del sueño mientras su cuerpo recuperaba su vitalidad. Sus cejas estaban fruncidas como en su mente repitiendo un nombre.
—Oriana. Oriana.
Sus ojos se abrieron lentamente, y se encontraba bajo un techo ornamentado. La ansiedad corría por su cuerpo, su corazón latiendo en su pecho. Con la rapidez de un rayo, saltó de la cama, su único enfoque en rescatar a Oriana. Pero...
—En el instante siguiente, notó a una mujer de pie junto a la ventana en su habitación. Sus ojos avellana transmitían una miríada de emociones mientras se fijaban en él.
—El paso que había dado para salir abruptamente se detuvo y permaneció inmóvil en el sitio, su mirada aparentemente bloqueada en su cara, como si tratara de confirmar que no era un espejismo sino que realmente estaba allí, en carne y hueso.
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