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capitulo 2

Narrador

Todos estaban sentados en la sala un poco destrozada del hogar, por suerte los sillones se encontraban más o menos sanos, por lo que se pudieron sentar. siendo el Omega puesto en el centro de todos.

- bien, espero entonces a sus preguntas.- sonrió, mientras colocaba una pierna encima de la otra, poniendo sus manos encima de sus rodillas, tomando una postura segura y elegante.

El único alfa recesivo del lugar lo miraba atentamente, pues le habían encargado hacerle las preguntas, ya que para su manada era un "niño prodigio". Para ellos era lo bastante inteligente para hacer preguntas con trabas que dejarían arrinconado a cualquiera. Además, mentiria si no le llamará la atención el Omega.

-bien, para empezar. ¿Que hacías tan cerca de nuestro territorio?- pregunto serio.

- me perdí- dijo con una tranquilidad y simpleza aterradora.

- ¿Cómo?

- vengo de un lugar muy lejano, no estoy familiarizado con la zona. estuve cerca del territorio por qué pensé que lo había pasado varias lunas atras- respondio con una leve sonrisa al alfa recesivo, haciendo que inexplicablemente relajara su semblante.

-¿Por qué vienes de un "lugar muy lejano"? ¿Y tú manada?- pregunto un poco más suave, cosa que notaron los demás.

- mi manada fue atacada, soy el único sobreviviente de ella. Escape de dónde me tenían y voy hacia un lugar cercano a este lado del país- dijo tranquilamente, dándole un escalofrío a todos en la sala por la tranquilidad con la que dijo eso.

-¿P-por que nos ayudaste?- pregunto titubeante, cosa que sorprendió a los demás. Axozer no era alguien facil de intimidar con palabras.

- por lastima- dijo simplemente.

- ¿Qué?

Los demás también estaban un poco confundidos, no era algo normal, no se hacían cosas así por lastima.

- si, solo fue lastima. Después de que ese Beta castaño se salvará de su lobo después atacarme, y me suplicara que los ayudará, no pude decir que no, pero lamentablemente tuve que ponerle una condición- dijo con una mirada más profunda hacia los que estaban en la sala-. Verán, el invierno se aserca y yo todavía estoy lejos de mi objetivo, por lo que tuve que sugerir que me permitiera quedarme este invierno aquí...- miro levemente a los alfas que lo escuchaban con atención, tal vez más de la requerida. no le sacaban la vista de encima-, espero que no sea una molestia para ustedes el dejarme hospedarme, Alfas.- miro fijamente a las cabezas de la manada, dedicandoles una sonrisa.

Los demás en la sala observaron a sus alfas, pues en cierta parte, si estaban vivos, era por qué Juan había aceptado la condición del Omega.

- está bien- dijeron al unisono.

Los demás asintieron ante lo dicho, pues eso extendería más su existencia como manada con un Omega, tal vez hasta podrían hacer que se quede, pues por lo que vieron, era un chico bastante peculiar, bastante diferente a lo convencional.

Y casi sin poder evitarlo, el joven alfa bicolor se emociono internamente, no sabía el por que se sentía tan comodo con el olor a chocolate y vainilla que emanaba ese omega, tal vez era por qué su lobo lo había reclamado como su madre, y eso era malo, pues si no lograba convencer al chico de que se quedará, se iría por siempre... como sus padres biológicos.

El Omega captó inmediatamente lo que estaba pasando con el lobo del bicolor, sentía como el lobo interno de este estaba haciendo un lazo con el, su propio lobo estaba más que a gusto, casi que tirando de ese lazo para unificarlo más rápido a el. No le molestaba lo que hiciera su lobo, casi que llegaba a un punto de desinteres, por lo que le daba total libertad. Igualmente el que iba a sufrir era su lobo, el estaba totalmente tranquilo y aferrado a su destino.

Después de un par de preguntas fuera de tensión, siendo más para conocerlo que otra cosa. todos se fueron, Quedando en la sala solo el Omega y los alfas de la manada.

-¿Algo que decir, alfas?- pregunto con un tono de voz más dulce, causado un poco por su lobo interno que por otra cosa.

- ¿Tu lo notaste verdad?- pregunto con cierta duda el castaño con aroma a vino dulce.

El albino río dulcemente, asintiendo con la cabeza.

- seguro que la madre luna se está burlando de nosotros...- se quejo el azabache.

- vamos Auron, no puede ser tan malo- dijo el castaño inseguro.

- ¡Claro que es malo! ¡Es nuestro destinado!- exlamo serio, aunque su lobo interno estuviera agitando la cola con tan solo respirar el aroma del Omega.

- si, a mi también me pareció raro que mi destinado, al final resultarán no solo ser dos, si no que también fueran destinados entre si.- río al final el albino, tomando la situación con mucha calma.

Su risa era muy tierna para los lobos Internos de los alfas, pero estos seguian un poco serios.

- esto es tan surreal, ni si quiera creía en los destinados antes de conocer a Luzu, y ahora todo se vuelve más extraño cuando resulta que no solo puede tocarte un alfa siendo otro, si no que también pueden ser más de dos destinados- dijo serio, pero más calmado al sentir el aroma del Omega.

- aveces madre luna tiende a hacer cosas raras, pero de por sí todo es raro con nuestra raza, los humanos ni si quiera saben de nuestra existencia como tal- dijo relajado.

- aún así... Es todo tan confuso- hablo en un tono bajo el castaño de ojos rojos.

- ¿Por qué no lo disfrutan mientras dure?- pregunto el albino con una sonrisa.

- ¿Para que?, ¿Para que nuestros lobos se encariñen contigo para que después te vallas?. ¿Siquiera sabes lo que significa soportar un lazo roto? Lo mejor sería mantener distancia para que nuestros lobos no se tomen mucho cariño y no sea doloroso separarse.- miro seriamente al albino, con un aire de tristeza bien oculto.

- lo decía por qué si no saben, ahora mismo aún están en el efecto de estar sin un omega- hablo con una sonrisa mientras levemente su aroma desaparecía de la sala, haciendo que algo dentro de los alfas se removiera, haciendo que sus ojos se opacaran un poco-, siguen bajo el peligro de que sus lobos los ataquen de nuevo, por lo menos hasta que se curen del todo.

Los alfas empezaron a moverse en su lugar inquietos, pues la sensación de peligro los invadía otra vez, junto a ese cosquilleo que sentian cuando sus alfas internos empezaban a rasgar con sus garras las paredes que los mantenían encerrados.

- y para curarse...- los miro con una sonrisa un poco cinica-. No pueden separarse de mi y de mi Omega.

Con su mano, hizo una seña para que se le asercaran, estos lo obedecieron y se pusieron al lado del chico en total silencio, sus lobos Internos dieron el último paso y se acurrucaron en el Omega, tapándolo por completo con sus grandes cuerpos de alfas. Recién en ese momento, cuando los dos alfas estaban encima de su glandula omega, dejo salir su olor, relajando a sus lobos interiores, haciendo que recuperen un poco más el control.

- ¿lo entendieron ahora?- pregunto en un tono meloso.

- si- respondió el castaño por los dos.

Se encontraban muy relajados en ese momento ¿Por qué?, Si hace un segundo el Omega los había sometido con total libertad, estaban completamente a su Merced, pero aún así... Estaban muy relajados con su aroma. Sus lobos estaban más que satisfechos con tenerlo cerca y eso parecía curarlos lentamente, como había dicho el albino.