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capitulo 18

Narrador

El chico termino de empaquetar las últimas hojas en unas bolsas, para después meter las bolsitas en grandes cajas.

-esa es la última- dijo suavemente.

Miro hacia el frente y noto a la manada. Se había encargado de hacer ese trabajo por que los demás no tenían muchas... Habilidades manuales, por así decirlo.

Lo entendia... Mal o no, no los habían criado para esas cosas, sus jerarquías se encargaban de ser el fuerte de la casa.

Pero eso sí, aunque fueran el "fuerte", nadie podía existir con una pieza faltante, normalmente siendo el más débil de la manda, los omegas.

No podían existir sin los omegas, y los omegas sin los alfas. Era un relación mutua.

El menor se quedó en silencio, mirándolos levemente, sonriendo con aparente inocencia.

-¿Pasa algo?- pregunto con cariño en su voz, siendo algo bastante reconfortante de escuchar para los corazones de la manada.

-te queríamos agradecer por esto... La verdad es que no queríamos tener muchos problemas este invierno, y es algo... Bueno el que allas tenido este detalle- hablo algo cálido y sonriente, el alfa Luzu.

-es lo menos que puedo hacer si pienso unirme a la manada- dijo dulcemente-… hablan muy fuerte en sus reuniones.

Dijo lo último, al ver cómo se le quedaban viendo.

-lamento si te despertamos- dijo algo serio el de ojos rojos.

-no me molesta, tengo pesadillas seguido, no duermo mucho siendo sincero- dijo totalmente natural.

Eso fue un golpe bastante importante para la manada, la cual había visto el infierno que vivió el pequeño.

El aroma de Luzu se intensificaba un poco, los demás se alarmaron, pues pensaron que sus feromonas serian de enojo, al pensar en esos vídeos. Pero contrario a eso, soltó sus feromonas de manera tranquila y dulce, logrando que el albino des-tensara sus hombros, los cuales no habían notado que tenía tensos.

El albino miro a Luzu, y se le plantó un gran sonrojo en sus mejillas al notar lo que hacía.

Después, le dedicó una bella y hermosa sonrisa, de esas que vieron como máximo, una vez en toda su estadia, y se la estaba dedicando especialmente y solamente a el. Cosa que puso algo celosos a los demás.

El Omega se paró de la silla, se acercó al alfa y le dió un abrazo, le dejo un beso en la mejilla bastante suave, algo rápido, pero lo suficientemente duradero para que se notara que era con un cariño... profundo.

Después de ese hermoso beso, se despidió de únicamente de el, saliendo de la casa para revisar a los animales.

Esa interacción fue bastante inocente, pero golpeó muy fuertemente a el alfa, el cual se sonrojó mucho, y hasta pareció temblar de la emoción.

Pero la manada se veía algo celosa, pues el menor se concentro tanto en Luzu, que se olvidó totalmente de ellos.

——

El albino acariciaba un pequeño corderito, dándole con un biberón su leche, pues su madre estaba comiendo en ese momento, y el animal había nacido débil y prematuro.

-Eso es, tómalo todo, para que puedas crecer grande y fuerte como tú mami- dijo dulcemente.

El corderito, despues de comer, se apego mucho al albino, cuando esté intento bajarlo al suelo, tal parecía que no quería abandonar la calidez que le otorgaba el Omega.

Río tiernamente, le encantaba los animales... Exepto algunas razas de perros... Les tenía pavor después de que un alfa les ordenó que...

-TN.

El menor miro hacia Focus, el cula se le acercaba amistoso.

El azabeche no era de muchas palabras, y tal vez de acciones carentes de emociónes, pero se notaba su cariño fácilmente.

-Hola, Gamma- dijo de manera dulce, soltando más feromonas.

El azabeche sonrió levemente, sentandose a su lado.

-¿Te gusta ese corderito?, Porque parece que a él le encantas- dijo algo burlón.

El albino río levemente.

-Tal vez estás celoso- dijo suavemente.

Dejo al animal en el suelo, viendolo caminar a su madre, la cual lo esperaba.

Tomo por la nuca al azabeche y recostó su cabeza en sus piernas, empezando a acariciar su cabello.

No sabía si era por Luzu, pero desde que había echo lo mismo con el, noto que era algo que le gustaria todos. Al parecer sus muslos eran bastante suaves y relajaban mucho, aunque primero lo experimentaría con Focus.

Vio como se sorprendió de inmediato, pero al estar ahí unos segundos, se relajo bastante. El olor, la "almohada" y las caricias, lo dejaron algo somnoliento.

¿Estaría bien hacer eso con la normalidad de un abrazo?, ¡Por supuesto!, Eran su manada despues de todo. Aunque no sabía por qué sentía que le causaría problemas con alguien... O con algunos.

-¿Te gusta?- pregunto suavemente, sonriendole de manera cálida.

El azabeche solo se le quedó mirando, pensando en lo bueno que era ese omega, y el como le hubiera encantado tenerlo en la manda antes, no como su pareja,  Ya tenía a Fargan, pero si como un buen amigo y compañero, tal vez con acercamiento íntimos como esos, pues de sentía cálido tener afecto de alguien como el Omega de la manada, que normalmente no podian demostrar ese afecto, pues los alfas suelen ser bastantes posesivos.

-Es... Cautivador- dijo tranquilamente.

Y ahí estaba la incomodidad en su pecho. El azabeche estaba recordando un poco los vídeos, preguntándose cómo podrían haber dañado de esa manera al chico, y el sonreír de esa forma tan calida.

-sabes... No sé cómo fue tu vida antes de venir aquí, pero lo por lo que nos contaste…- empezó, mientiendo un poco-. Me hubiera encantado haberte protegido… mejor dicho, nos hubiéra encantando ayudarte cuando lo necesitabas, eres alguien muy especial para nosotros, Omega.

Y eso dijo, siendo el ser serio y aveces inexpresivo que era, para el albino, escuchar esas palabras tan expresivas fue una gran sorpresa.

-No hay que pensar en el pasado, eso ya pasó, además, no fue tan malo…- dijo algo dudoso.

El azabeche lo miro fijamente, si no hubiera visto esas cintas, estaba totalmente seguro que se hubiera tragado esa mentira, pero eso es algo que no tenía que saber el Omega.

-esta bien, dejare de pensar en eso, ahora estás aquí, y ya nada puede hacerte daño- dijo con una mirada de cariño.

El albino le sonrió, dejando un beso en su frente, levantandose, para ir a alimentar a los animales.