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capitulo 17

Narrador

-eso dijo…

Los demás en la oficina se quedaron estáticos por un momento.

-¿S-seguro?- pregunto el bicolor algo nervioso.

-si, me lo dijo a los ojos- hablo, algo triste el alfa castaño.

Se escucho un pequeño suspiro de enojo grupal. Sin duda, si ese alfa en los vídeos seguía vivo… lo encontrarían.

-se lo que están pensando, pero si recuerdan, el dijo que… no fue el único alfa con el que estuvo- dijo algo mas serio el alfa azabache.

El resto del cuarto se quedó ciertamente congelado… era cierto.

-¡Esperen!, Dijo algo más- hablo el otro alfa, pareciendo iluminarse con una gran sonrisa.

Los demás lo miraron con expectativas, nada que pudiera decir podria alivianar, o inclusive alegrar el ambiente,por lo que miraron algo mal al alfa por su repentina felicidad ante la situación tan seria.

-el… también dijo que quería quedarse- dijo en un pequeño murmuró, manteniendo una sonrisa.

La sala repentinamente se iluminó de felicidad, el azabache de mantenía con una expresión sería, pero no pudo evitar que una sonrisa bastante grande se le escapara de los labios.

——

-ey, Dequi- llamo con una sonrisa.

El rubio se sorprendió levemente, pero sonrió al ver al Omega entrar en la biblioteca.

-¿Aquí es donde te escondes para evitar limpiar el jardín?- pregunto en un tono de regaño.

-dejame por hoy, mañana juro que lo haré- dijo suplicante, pero sin dejar su sonrisa.

Se sorprendió cuando el albino camino un poco y se posicióno detrás de la silla donde se encontraba, y lo abrazo con de delicadeza.

El aroma dulce y relajante del Omega llegó a su nariz, pudiendo relajarse, sintiendo que el malestar en su cuello desde la mañana desaparecia milagrosamente.

El rubio se recargo levemente en el, dejandose mimar por el Omega de la manada.

-¿Te sientes bien?- pregunto el beta.

Si bien le agradaba que el Omega se liberará con la manada, le parecía extraño tan repentino contacto, pero le encantaba.

-Me parece que todos harán la misma pregunta- se quejo levemente, recostando su cabeza en la del contrario-. ¿Que lees?.

- estoy leyendo sobre plantas. Estoy buscando unas alternativas para vender en el mercado; la que normalmente vendemos se congelará y no volverán a crecer en mucho tiempo- murmuró algo cansado-, y tampoco queremos sacrificar muchos animales para sobrevivir económicamente.

El Omega sonrió al ver que el rubio cerraba los ojos levemente al acariciar su cabello.

-puedo ayudarlos, se mucho de plantas. Cuando vivía en el bosque para venir hacia aquí, viví a base de plantas, ví muchas de esas crecer por aquí, de seguro valen mucho si les inyectó un poco de magia…- dijo pensativo.

-¿Si le inyectas que?- pregunto ahora algo extrañado y sorprendido.

-si ya sabes, cuando inyectas magia en plantas, estás crecen un poco de tamaño y sus efectos aumentan en gran medida, por lo que podría hacer más valiosa la última entrega de las yerbas medicinales, antes de que se congelen, podrán venderlas a mejor precio- dijo simple, apretando su abrazo levemente para después separarse un poco y sentarse en un silla frente a el, tomando otro libro.

-eso suena interesante, y una información bastante valiosa…-murmuro algo sorprendido.

-si, en realidad, es así como las antiguas grandes manadas se hacian fuertes… lamentablemente eso incluye explotar a los omegas hasta morir, es por eso que ocultamos nuestra magia hace cientos de años- dijo en tono bajo, sonriendo terrorificamente natural.

El rubio dejo de sonreír… eso era triste.

-pero bueno, no te sientas mal con la idea, lo haré igualmente: no moriré si no lo hago por más de dieciocho horas, jejeje- hablo dulcemente, pero incómodando un poco más al contrario.

-creo… que eso no ayuda -murmuro.

-si, lo sospeche al ver tu cara- dijo algo burlón.

Ahora, TN, se encontraba en el pateó, estaba junto a Axo, el resto de la manada estaba en la cocina fingido hacer cosas, pero los observaban a ellos.

-y~ ¡Listo!- exlamo el menor, colocando la última hierba en el monto de estás frente al albino.

-gracias, mi niño -dijo suavemente.

El contrario sonrió más feliz ante el nombramiento.

-ven, siéntate a mi lado -. Palmeó suavemente la tierra a su lado, pues estaba sentado en el suelo.

El bicolor lo hizo sonriente, siendo que cuandoe detuvo al lado suyo, recostó su cabeza en su hombro, disfrutando de las caricias que le dedicaba en la cabeza el mayor.

Si bien se encontraba con ira (y mucha), sabía que el mayor estaba seguro ahora, y podrían curar sus malestares lentamente.

-bien, no lo había mencionado antes, pero para activar ciertas magias de plantas, hay que cantar, pues~, digamos que a las plantas les gusta la música, son un poco caprichosas en ese ambito.- sonrió levemente, dejando un beso en la cabeza del menor.

Se separó del bicolor para ponerse recto, preparándose para cantar.

-si quieres acompañarme, me haría muy feliz- dijo sonriente.

Hizo un leve carraspeó, para después empezar a cantar suavemente, ante su ahora hijo, y toda la manada que estaba "oculta" en la cocina.

-si pudiera comenzar a ser, la mitad de lo crees de mi~- empezó el albino, mientras una irreal luz lo rodeaba a él y a todo a su alrededor, incluyendo las hierbas.

-cualquier cosa podría hacer~- siguió el menor.

-y podría aprender a amar~…

-cuando veo, que actúas así, me preguntó cuando volverás~

Las plantas a su alrededor también empezaron a brillar, pero el albino lo único que podía hacer era mirar con amor al menor, sonriendo al ver cómo desafinaba un poco por la sorpresa.

-cualquier cosa podría hacer~

-y podría aprender amar~

-como tú~

-¿Como~?

-como tu~…

Algunas lindas plantas empezaron a crecer en el suelo antes vacío de estás, mientras otras, aparecían como coronas en las cabezas de los dos cantantes. Las hierbas empezaban a cambiar levemente de color y a agrandarse, pero los dos no se dieron cuenta, pues se habían concentrado en el otro.

-siempre creí, que sería malo~

-y ahora se que es verdad~

-porque, tú eres tan bueno~

-y no soy como tú~

La escena tierna y linda era observada por el resto de la manada, que se encontraba algo ¿Llorosa?, Al ver los felices que se veían, nunca habían prendeciado al bicolor tan feliz, por lo menos no desde que se fue su verdadera madre.

-te has ido hoy~

-y yo te adoro~

-¿quisera saber~…

-…que te hace pensar, que especial soy~?.

Una zona del bosque (la que los rodeaba), antes algo "muerta", por el frío, empezó a avivarse por el canto del albino y su magia.

El mayor sonrió al notar lo tierno que se veía su hijo con esa corona hermosa de flores.

-si pudiera, comenzar a ser~

-algo que este bien para tí~

-cualquier cosa podría hacer~

-y podría aprender a amar~

-cuando veo, que actúas así, me preguntó cuando volverás~

-cualquier cosa podría hacer~

-y podría aprender a amar como tú~

-como tu~…

El menor siguio la canción al ver cómo el albino se quedaba pensando un poco, hasta que volvió a cantar, pero esta vez con una parte que no era de la canción (si está en al canción, pero para meterle más drama).

-amarme como tú~

Dejo de brillar apenas terminó de cantar, intentando limpiar un poco algunos sollozós que se el habian escapado.