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capitulo 16

Narrador

Y ahí estaba el albino, con el castaño de ojos rojos con su cabeza recostada en sus muslos, no recordaba muy bien como llegaron a esa situación, a si que… rebobinemos un poco.

——

El albino se encontraba cansado y algo aburrido. Ya habían cenado, horas atrás.

Cuido de los animales junto a Fargan, además de ayudar con los cultivos a Focus.

Tomo un libro del estante de la pequeña biblioteca, bajo por las escaleras, y se sentó en el suelo, pegando su espalda en la pared, estando justo al lado de la chimenea.

Miro con una leve sonrisa el como minutos después, el castaño se asomaba sospechosamente por la escalera, mirando al rededor del albino, para asegurarse que nadie estuviera cerca.

Se encamino hacia el menor y se sentó en uno de los sillones cercanos a la chimenea.

- ey, hola, TN.- sonrió levemente, notando que su cara se calentaba un poco.

Se sentía como un lobo joven, no se sentía tan nervioso de hablar con un Omega hacía mucho tiempo.

- hola, alfa. ¿Cómo te encuentras?- pregunto un poco más animado, dejando el libro de lado.

-bien, bastante bien… más por qué ahora estoy a tu lado- dijo con una linda sonrisa, mostrando levemente sus colmillos.

El albino se sonrojó levemente ante lo dicho… se sentía extrañamente bien escuchar eso.

-lo mismo d-digo- respondió algo nervioso.

El castaño se le quedó mirando con una sonrisa tonta, cosa que le pareció bastante tierno al menor.

-¿Cómo llevan los asuntos de la manada?- pregunto suavemente, buscando un tema de conversación.

Por "asuntos de la manda", se refería a la meticulosa investigación que estaban haciendo hacia su persona, pero es algo que no le dirían, por lo que lo… camuflaron.

-es un poco complicado, no estamos encontrando mucha información sobre el tema, ya sabes.- lo miro con un poco de tristeza bien disimulada.

Lo poco que habían encontrado, era horrible, no podían imaginar lo que encontrarían si seguían buscando… pero era necesario.

Habían encontrado unos "videos", bien ocultos en verdad. Se encontraban en los subterráneos de la casa de un alfa importante en la manada. En estos vídeos, se lograba ver un poco de como vivía el albino antes, era horroroso.

Violaciones, torturas, maltrato físico y psicológico… todo en un solo video… de los ochenta y cuatro que encontraron.

No podía describir la rabia que sentía cuando vio por el vídeo a ese alfa gordo, gritar tantas cosas aberrantes a un lloroso omega peliblanco. El como lo tocaba y lo obligaba a tocarlo… era repugnante.

Mientras observaban el vídeo, casi que no pudieron retener a Axozer de transformarse involuntariamente por la ira, se había puesto muy mal al ver a su ahora madre de esa manera.

De todos esos vídeos, solo pudieron ver cuatro, pues hasta ahí les dió el estómago, hasta vomitaron de ver todo lo que le hacía al pobre Omega.

Pero algo se destacaba de esos vídeos, y era que siempre, pero siempre, al finalizar, enfocaba al Omega llorar sobre la cama.

Los finales de los videos duraban horas, y horas, y en todo ese tiempo, lo único que se lograba escuchar, era el llanto desesperado del chico, pues ese horroroso alfa, apagaba la luz al irse, aunque el albino le suplicaba que no lo hiciera. No sabian que trauma había desarrollado, pero le tenía pavor a estar solo en la oscuridad.

-¿Luzu?- pregunto suavemente.

Se había quedado pensando, viendo al omega, recordando todo eso.

El albino se había incomodado un poco, pues el alfa se le quedó mirando fijamente, con una mirada bastante seria, rozando a la ira de vez en cuando.

-lo siento, me quedé pensando en el asunto- dijo, para después suspirar con algo de enojo, frotando levemente sus ojos.

-¿Estás cansado?- pregunto en un tono dulce.

El castaño asintio, viendo levemente en el reflejo del vidrio, el como estaba con ojeras marcadas, siendo lo que talvez lo delató.

El albino llamo su atención, llamandolo, para después palmear levemente sus piernas.

El castaño se sonrojó y se confundió un poco.

El albino suspiro al tener que ser más específico, siendo que estaba siendo ya mucho para el, el ofrecerle eso.

-ven, recuestate en mi.

El castaño río nervioso, pero con un lindo sonrojo.

-¿Seguro?- pregunto algo ilusionado.

El albino asintio, viendo como el castaño se levantaba del sillón algo emocionado, siendo hasta notable.

Se sentó a su lado, tomando algo de distancia, para despues dejarse caer lentamente en las piernas del menor.

Al ya estar acostado, sentía que había recostado su cabeza en una nube suavesita, causandole un sonrojo mas grande al recordar dónde estaba.

El albino, que se encontraba teniendo un complicado procesamiento de sus pensamientos, con lentitud, y con su mano temblorosa por el tacto al que le tenía tanto miedo, empezó a acariciar el cabello del castaño, y al ver que no le molestaba, Inclusive notando que le encantaba, su mano dejo de temblar y lo acaricio con más cariño y seguridad.

-¿Luzu?- dijo tímido.

-¿Si~?- pregunto ahora en un tono relajado y lindo.

-¿Quieres que te diga hacia donde me dirigía?- pregunto algo mas serio.

Quería ser sincero con el alfa, tal vez con toda la manada, ya que sabia que se preocupaban por el. Si pensaba quedarse con ellos, tenían que saber que tenía ese tipo de pensamientos… suicidas.

-antes de pasar por tu territorio, yo… me dirigía a "los campos de la Tramontana"- dijo casi en un susurro.

El castaño puso algo más seria su mirada, no le gustaba hacia donde estaba llendo esa conversación. No era secreto para nadie que pasaba en esos campos de flores.

-¿Sabes?.-empezo -. para mi anterior manada, era una manera honorable el morir en esos campos; para que después nuestras almas alcanzarán la plenitud y pudiéramos descansar en paz de nuestro tormento….-sonrio levemente, tomando el menton del alfa para girarlo, viendo el como el de ojos rojos lo miraba algo sorprendido-. Planeaba ir a ese lugar y… bueno, quitarme la vida.

El menor desvío la mirada al notar el gesto que se estaba mostrando en la cara del alfa.

-"quería", bueno… quiero; Descansar de mi mismo, de mis recuerdos, traumas y… estás horribles cicatrices en mi piel.

Sin poderlo retener, su voz se quebró, y sus lágrimas resbalaron por sus delicadas mejillas.

El castaño detuvo al contrario de seguir hablando, tomandolo por las mejillas, viendo por unos segundos el gesto de miedo que puso, pero para después cambiarlo a una pequeña sonrisa al verlo a el.

-TN…

El menor rio levemente.

-no digas nada, quería contartelo… si pienso, emm… ¿Quedarme?, Quería que lo supieran- dijo algo tímido, secando sus ojos con lentitud.

-¿Te quedarás?- pregunto con una sonrisa, pero sin abandonar esa mirada de preocupación.

-si…