Atticus se estaba volviendo demasiado diestro en cambiar la naturaleza de sus movimientos dependiendo de la necesidad.
Tan pronto como esquivó una lluvia de espinas óseas, una vez más, el movimiento de Atticus cambió.
Como una ola rompiente, Atticus avanzó rápidamente, dejando un rastro de agua en el aire.
Cerró la distancia rápidamente. Como una corriente impetuosa, su pierna se disparó hacia arriba, golpeando al sorprendido Lutero debajo de su barbilla con una fuerza rápida y brutal.
—¿C-Cómo...? —Lutero solo tuvo tiempo de murmurar esas palabras antes de que siguiera un puñetazo fulminante.
Lutero sintió todo como si sucediera en cámara lenta. Desde la rotura en el alto puente de su nariz hasta el crujido que siguió en sus dientes, hasta la forma en que su piel se deformó bajo el peso del golpe antes de que la fuerza del puñetazo actuara sobre él, y su figura retrocedió a una velocidad vertiginosa, golpeando la pared junto a la escalera.
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