Una vez más, la mirada de Ático se abrió de golpe, esta vez ligeramente molesto. Este hombre se estaba acostumbrando demasiado a moverlo sin previo aviso.
Lanzó a Magnus una mirada feroz, pero se aseguró muchísimo de ser sutil al respecto. Estaba tan enfadado con la situación que no había pensado en lo absurdo de tratar de ser sutil. No se puede ser sutil en presencia de un parangón.
Magnus hizo caso omiso a la molestia de su nieto, simplemente mirando hacia adelante como si no hubiera hecho nada. Pero el labio ligeramente curvado traicionaba su verdadera emoción; estaba claramente disfrutando esto.
El dúo descendió lentamente, aterrizando sin hacer ruido sobre la tierra. Fue entonces cuando Ático se concentró en su entorno, mostrando un ligero interés por lo que veía.
Estaba de vuelta en la gran extensión donde todos se habían reunido antes del examen de entrada y justo enfrente de él se encontraba la imponente y gran forma de una aeronave.
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