—¡Eso es! —confirmó el hombre.
Tang Ye volvió a pellizcar el espacio entre las cejas y respiró profundamente mientras intentaba controlar sus emociones. Después de un tiempo, decidió valientemente decirle al hombre en la pantalla en un tono frío: —Lo siento, rechazo esta misión.
Para su absoluto asombro, el hombre en la pantalla no se enojó después de ser rechazado. En vez de eso, se puso en un frente amistoso y dijo: —Oh, está bien, supongo que tendré que ir yo mismo entonces.
—¡Absolutamente no! —Tang Ye intentó reprimir su irritación y simuló matar a alguien en su mente unos cientos de veces antes de ceder—. ¡Bien, iré!
En cubierta, el hombre se puso de pie y se cepilló el pelo con los dedos, con la más leve de sus sonrisas malignas brillando en la oscuridad mientras decía: —El fracaso no será tolerado, ya lo sabes.
—¡Al diablo! —Tang Ye gruñó; ¡él preferiría tomar una verdadera misión de clase S que este trabajo tonto!
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