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Capítulo 3: Primera Prueba de los Quincy

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El sol apenas había comenzado a elevarse sobre las montañas cuando Akira se levantó de su cama. Su habitación, minimalista y funcional, no tenía adornos innecesarios. Akira no necesitaba comodidad ni lujo. Su vida era una rutina de disciplina, entrenamientos rigurosos y meditaciones profundas. Desde que despertó los recuerdos de su vida anterior a los cuatro años, su único objetivo había sido el crecimiento del Clan Kurogane.

Akira salió de su habitación y recorrió los pasillos de la fortaleza que había construido en su dimensión personal. El silencio reinaba en el lugar, pero era un silencio que él disfrutaba. Su mente estaba en calma, enfocada en la misión del día.

—Hoy es el día —murmuró para sí mismo, observando cómo las primeras luces del día comenzaban a iluminar el horizonte desde un ventanal.

Desde que invocó a los miembros de la Sociedad de Almas, Akira había trabajado incansablemente en su crecimiento personal y el desarrollo de su ejército. Sin embargo, sabía que aún le quedaba mucho por recorrer antes de que el Clan Kurogane pudiera rivalizar con los clanes Senju y Uchiha. La paciencia y la planificación eran sus mayores aliados.

Mientras caminaba por los pasillos, recordó los primeros días de su entrenamiento, cuando apenas comprendía el poder que poseía.

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Flashback - Edad 4 años

Con apenas cuatro años, Akira había comenzado a entrenar bajo la supervisión de Rangiku Matsumoto y Hitsugaya Tōshirō. Aunque a esa edad todavía era un niño, su mente era la de alguien mucho mayor, y su determinación lo distinguía de cualquier otro niño de su edad.

En una de las primeras sesiones de entrenamiento, Akira se encontraba sentado en el suelo, concentrado en sentir el flujo de energía espiritual dentro de su cuerpo.

—La energía espiritual es parte de ti, no algo separado —dijo Hitsugaya, con su tono frío pero paciente—. Si intentas controlarla como algo externo, fallarás.

Akira, con los ojos cerrados y respiración controlada, intentaba seguir las indicaciones de su maestro. Aunque su control sobre la energía espiritual era débil en ese momento, su tenacidad lo impulsaba a seguir adelante.

Después de varios intentos, una pequeña esfera de energía comenzó a formarse en sus manos. Era débil, pero para un niño de su edad, era un logro significativo.

—Nada mal, Akira —dijo Rangiku con una sonrisa ligera—. Sigues sorprendiéndome.

Pero Akira no se sentía satisfecho. Sabía que este era solo el primer paso. Tenía ambiciones mucho más grandes y no descansaría hasta alcanzarlas.

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Fin del Flashback

A medida que pasaron los años, Akira perfeccionó su control sobre la energía espiritual, entrenando cada día desde el amanecer hasta la noche. Sabía que no podía depender solo del poder que el Hōgyoku le otorgaba; necesitaba ser autosuficiente. Su entrenamiento era intenso, tanto mental como físicamente. Además de fortalecer su cuerpo, trabajaba en su habilidad para manejar la energía espiritual con precisión.

El fruto de su esfuerzo comenzó a verse reflejado no solo en él, sino también en los miembros que había transformado en Quincy. Este ejército se convertiría en la fuerza visible del Clan Kurogane, mientras que la Sociedad de Almas actuaba desde las sombras.

Hoy, sus Quincy se enfrentarían a su primera prueba. Una misión real.

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Preparativos para la Misión

Al llegar al patio de la fortaleza, Akira fue recibido por Rangiku y Iba Tetsuzaemon, quienes estaban esperando junto a los diez Quincy que habían sido seleccionados para la misión. Estaban alineados en perfecta formación, vestidos con los uniformes blancos característicos de los Quincy y con sus arcos espirituales listos.

—Están listos, Capitán —dijo Rangiku con su tono relajado—. Han entrenado bien. No te decepcionarán.

Akira observó a sus soldados, sus ojos grises evaluando cada uno de sus movimientos. Sabía que estaban preparados, pero también comprendía que el campo de batalla real siempre era diferente de los entrenamientos.

—Esta será su primera prueba —dijo Akira, caminando frente a ellos, su voz resonando con autoridad—. No pueden fallar. El éxito de esta misión es crucial para el futuro de nuestro clan.

Los Quincy lo miraron con determinación. Sabían que esta era su oportunidad para demostrar su valía, no solo a Akira, sino también al Clan Kurogane.

—Divídanse en dos escuadrones —ordenó Akira—. Asakura, liderarás el primer escuadrón. Matsuda, tú estarás al frente del segundo.

Asakura, uno de los primeros en ser transformado en Quincy, dio un paso al frente, su rostro serio y comprometido. Sabía lo que estaba en juego. Había sido un mercenario sin rumbo antes de conocer a Akira, y ahora, como Quincy, tenía un propósito claro.

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POV - Asakura, el Rebelde

Asakura no había nacido Quincy. Antes de unirse al Clan Kurogane, había sido un ninja sin clan, un hombre sin lealtades ni objetivos. Vagaba de aldea en aldea, vendiendo sus habilidades al mejor postor. Sin embargo, todo cambió el día que conoció a Akira.

Akira, que apenas tenía siete años en ese momento, lo desafió a una pelea. Asakura, sorprendido por la audacia del niño, había aceptado sin saber que estaba a punto de enfrentar algo más allá de lo que podía comprender.

El combate fue rápido y brutal. Akira, con una velocidad y precisión asombrosas, lo derrotó sin esfuerzo.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —preguntó Asakura, jadeando, después de caer derrotado.

Akira lo miró con frialdad, pero detrás de esos ojos grises había una promesa.

—Tienes poder, pero no tienes propósito —dijo Akira—. Únete a mí, y te daré un objetivo que vale la pena.

Asakura, intrigado por la oferta y consciente de la fuerza de Akira, aceptó. Ser transformado en Quincy había sido un proceso extraño, pero en el momento en que sintió el poder fluir a través de él, supo que había tomado la decisión correcta. Ahora, por primera vez en su vida, tenía un propósito: servir al Clan Kurogane.

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En el Campo de Batalla

Los dos escuadrones de Quincy se movían con rapidez y precisión a través del bosque que rodeaba la aldea donde los ninjas renegados habían establecido su base. Asakura lideraba el primer escuadrón, manteniendo a sus soldados en formación cerrada.

—Mantengan la formación —ordenó en voz baja—. No hagan ruido innecesario.

Los renegados eran un grupo de ninjas sin clan, temidos por su brutalidad. Aunque no eran una amenaza para los grandes clanes, habían estado causando estragos en las aldeas pequeñas, lo que los convertía en el objetivo perfecto para probar la fuerza de los Quincy.

El escuadrón de Asakura llegó al borde del claro donde los renegados se habían atrincherado. Podía verlos, desprevenidos, descansando junto a una fogata. Asakura levantó una mano para indicar a su escuadrón que se detuvieran.

—Prepárense —susurró, mientras comenzaba a cargar su arco espiritual.

Cada Quincy en el escuadrón replicó sus movimientos. Las flechas de energía espiritual comenzaron a formarse en el aire, listas para ser disparadas.

—Ahora —dijo Asakura.

Con una sincronización perfecta, los Quincy dispararon. Las flechas de energía pura cruzaron el claro en un instante, impactando a los primeros renegados antes de que pudieran siquiera darse cuenta de lo que ocurría. Los gritos de los atacados resonaron en el aire, alertando al resto de los renegados.

—¡Nos atacan! —gritó uno de los renegados, mientras se levantaban y tomaban sus armas.

Sin embargo, los Quincy no les dieron tiempo para organizarse. Siguiendo el entrenamiento de Akira, mantuvieron la presión, disparando flecha tras flecha con una precisión letal.

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POV - Quincy en Batalla

Asakura observaba a su escuadrón mientras atacaban a los renegados. Cada uno de ellos había sido entrenado para actuar con disciplina y eficiencia. No había espacio para errores, y ninguno de ellos dudaba en cumplir su misión.

—¡Mantengan la formación! —gritó Asakura, disparando otra flecha que impactó directamente en el pecho de un renegado que intentaba escapar.

Los renegados, superados en número y en habilidad, comenzaron a desmoronarse. Su formación, si es que alguna vez la tuvieron, se desintegró rápidamente bajo el asalto de los Quincy.

Uno de los renegados, desesperado, intentó usar un jutsu elemental, pero fue rápidamente silenciado por una flecha que atravesó su garganta antes de que pudiera completar los sellos de manos.

Asakura sonrió para sí mismo. Sabía que esta batalla estaba decidida.

El segundo escuadrón de Matsuda llegó por el flancodel campamento de los renegados, completando el cerco. Con el enemigo atrapado y desorganizado, el desenlace era inevitable. Matsuda dio la señal a su equipo para lanzar un último asalto coordinado. Las flechas espirituales volaron por el aire, impactando en los pocos renegados que aún quedaban en pie.

En cuestión de minutos, el campo de batalla quedó en silencio. Los renegados habían sido completamente eliminados, y los Quincy no habían sufrido bajas. Asakura y Matsuda intercambiaron miradas de aprobación antes de volver su atención al lugar. Era el momento de confirmar el éxito total de la misión y regresar.

—Limpien el área —ordenó Asakura—. Asegúrense de que no haya sobrevivientes ni información comprometida.

Los Quincy comenzaron a inspeccionar el campamento enemigo, eliminando cualquier rastro de su presencia. Asakura sabía que, aunque esta misión había sido un éxito, solo era el principio. El Clan Kurogane estaba en ascenso, pero aún había mucho camino por recorrer.

De vuelta en la fortaleza

Akira los esperaba en el patio, observando con calma la llegada de sus soldados. Mientras los escuadrones se alineaban nuevamente, podía ver la satisfacción en sus rostros. Habían superado su primera prueba.

—Buen trabajo —dijo Akira, su voz fría pero con un matiz de aprobación—. Han demostrado que son dignos de ser parte del ejército Quincy. Pero recuerden, este es solo el comienzo.

Asakura, de pie al frente, inclinó la cabeza. Sabía que las palabras de Akira eran ciertas. Aunque habían tenido éxito, había desafíos mucho mayores por delante. Pero con Akira liderándolos, y el poder de los Quincy creciendo día a día, estaba convencido de que el Clan Kurogane pronto sería una fuerza imparable.

Akira los despidió con un gesto antes de dar media vuelta y regresar al interior de la fortaleza. Su mente ya estaba planificando la próxima fase. La Sociedad de Almas, los Quincy, y su dimensión personal eran solo el principio. El mundo de los ninjas, y más allá, pronto sabrían quién era Akira Kurogane.

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