—¿Cómo fue el beso? —preguntó Jiang Yang.
Los ojos de Jiang Yuyan se abrieron como platos al mirarlo y se levantó de su posición de descanso.
—¿Qué? Quiero decir... ¿cómo lo sabes, hermano? —No esperaba que nadie, y menos su hermano, supiera de un asunto tan privado.
—No te alteres. Recarga tu espalda en la silla, y seguiremos hablando de eso —Jiang Yang la consoló sin mirarla, con sus ojos todavía admirando el cielo estrellado.
Ella hizo lo que dijo pero continuó mirándolo fijamente hasta que él se dio cuenta de su mirada y la reprendió por ello.
—Deja de mirarme, Yuyan.
Cuando finalmente desvió su mirada sorprendida de él para mirar el cielo, él explicó.
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