Ming Rusheng salió de la mansión para despedir a su tío, Zhang Wei. Estaba sumido en sus propios pensamientos con tantas preguntas en su mente.
—¡Tío! —llamó mientras caminaba al lado de Zhang Wei hacia su lujoso coche blanco.
—¿Hmm? —reaccionó Zhang Wei mientras caminaba con él.
—¿Puedo preguntarte algo? —Ming Rusheng preguntó.
—Claro, Ming Rusheng. Pero no estoy seguro de poder responderlo. —Zhang Wei era una persona inteligente y además, conocía demasiado bien a Ming Rusheng desde que era niño, así que ya adivinó lo que Ming Rusheng estaba pensando y lo que estaba a punto de preguntar.
—¿Qué pasó en el pasado? —Ming Rusheng se detuvo y preguntó mirando a su tío.
Zhang Wei también se detuvo y se giró para mirar a Ming Rusheng. —¡Hmm! Sé que tienes mucha curiosidad sobre eso desde que entendiste sobre el odio entre las dos familias, pero hay una razón por la que no te lo dijimos, así que no lo preguntes —dijo y se giró para dirigirse hacia su coche.
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