De repente la volteó, mirándola de frente.
Hai Xiaotang estaba atónita, sus grandes ojos claros titilaban con sorpresa, parecidos a los de un pequeño conejo asustado.
Sus labios rosados se entreabrieron ligeramente, esa mirada frágil y conmocionada la suya lo emocionaba con el impulso de explorar aún más.
El comportamiento de Dongfang Yu se volvió aún más peligroso —¿Qué dijiste antes? Dilo otra vez.
—... —Hai Xiaotang no se atrevió a repetirlo, su instinto le advertía que si lo hacía, seguramente provocaría un avispero.
Dongfang Yu sonrió maliciosamente —¿Acaso no soy un hombre normal?
—No... —Hai Xiaotang sacudió la cabeza vigorosamente—. ¡No quise decir eso!
—Creo que sí quisiste decir exactamente eso —repuso él—. ¡No me importaría demostrarte ahora mismo si soy normal o no!
—¡Te dije que no era eso lo que quería decir! —Hai Xiaotang estaba profundamente asustada—. Me expresé mal, ¡fue un lapsus linguae!
—¡Parece que es lo que verdaderamente piensas!
—¿Qué?
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