Las empleadas de la recepción ya habían recibido la noticia de que el nuevo jefe probaría su identidad con un trozo de jade. Sentían curiosidad y temor por el misterioso jefe que se había gastado 500 millones de dólares para comprar un hotel por capricho.
Al ver a los hombres, las empleadas miraron con admiración los ojos de Jordan y Shaun.
Esta era la única parte de sus caras que podían ver.
Jordan miró a una recepcionista menuda y linda con una cola de caballo. Se acordaba de esta chica.
Hace dos años, había venido aquí a entregar comida para llevar y saludó a la recepción. En aquella ocasión, esta chica no dejaba de mirar a Jordan, haciéndole sentir muy avergonzado.
Jordan pensó que era tan encantador que la hermosa recepcionista no podía evitar mirarlo. Pensándolo bien, podría haber notado que sus ojos eran demasiado parecidos a los de su nuevo jefe.
En ese momento, se acercó un hombre con traje que parecía un gerente.
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