Este repentino contacto físico despertó a la Doncella de la Luna de su furor. Se dio la vuelta y miró a Jordan.
—¿Qué?
La Doncella de la Luna era de seguro lo bastante mayor como para ser la madre de Jordan. Aunque la Doncella de la Luna era hermosa y su figura se asemejaba a la de una jovencita, Jordan no tenía ningún pensamiento impropio de ella.
Jordan solo le dio una palmadita para despertarla.
—Oye, no eres una diosa. Un sueño es solo un sueño. No puedes tratar un sueño como realidad, ¿verdad?
La Doncella de la Luna se defendió.
—No ha pasado mucho tiempo desde que te convertiste en un mutante dorado. Comprendo que no me creas. Si hubieras poseído una habilidad dorada durante el tiempo suficiente, habrías sentido lo mismo que yo.
—No estoy soñando. Lo estoy viendo y sintiendo de verdad.
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