Aunque Lota parecía resistirse por fuera, por dentro estaba encantada. Aquella noche en aquella habitación especial era el único recuerdo dulce que tenía con Jordan.
Sin embargo, los recuerdos se desvanecerían lentamente con el tiempo. Si se pudieran pintar. Era muy significativo convertir una imagen mental en una imagen física.
Geng Xiqing dijo en tono medio de broma.
—No, si te lo doy, ¿no abrazarás mi cuadro para dormir todas las noches? Por el bien de tu salud, no debería dártelo. ¿Por qué no se lo doy a Jordan después de haberlo hecho?
Lota estaba a punto de llorar.
—Xiqing, deja de bromear. Jordan me regañará hasta la muerte si lo ve.
Geng Xiqing sonrió.
—Solo estoy bromeando contigo. Vamos a buscar material de pintura. Lo dibujaré para ti ahora.
Al oír esto, Lota aceptó con alegría.
—¡Sí, sí!
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