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El Encanto de la Noche

``` —El cuerpo de una sirena es una caja de tesoros. Sus lágrimas formaron las perlas más espléndidas, su exquisita sangre un estimulante eufórico para los vampiros, su lujoso cabello tejido en la más fina de las sedas, y su tierna carne buscada por los hombres lobo más que el ambrosía del Cielo. Las criaturas de la noche se mezclaban dentro de la sociedad humana, vestidos con la lana de la aristocracia, velados en su inocencia y nobleza retratadas, su salvajismo continuaba depredando a los débiles e indefensos. Genevieve Barlow, Eve para abreviar, era una joven excepcionalmente extraña. Poseía una naturaleza seductora y cautivadora, donde apenas había cambiado de apariencia desde su decimoctavo cumpleaños a sus veinticuatro años. Había engañado a la administración y había obtenido un título para poder tener una vida mejor. Más extraño aún era que Eve tenía un secreto que no compartía con nadie. Entra en la casa de Moriarty, no solo para ganar dinero sino también para encontrar respuestas sobre lo que le sucedió a su madre hace casi dos décadas. Lamentablemente, las cosas no siempre salen como uno planea. A pesar de su naturaleza cautelosa y su deseo de permanecer inadvertida, una pareja de ojos fríos cae sobre ella, que pronto se niega a dejarla fuera de su vista. ```

ash_knight17 · Fantasia
Classificações insuficientes
546 Chs

La Bruja, la Vampiresa y el Gato

Recomendación Musical: Milk - Thomas Newman

—El carruaje en el que viajaba Marceline seguía moviéndose por el camino del bosque, mientras Timoteo tomaba asiento detrás del vehículo, agarrando el borde con sus patas para no ser arrojado. Una linterna colgaba del lado, brillando intensamente y balanceándose con el vehículo. La nieve había parado y eso le facilitaba al gato negro ver hacia dónde se dirigían. 

«¿Estará encontrándose con su amante en el bosque?», se preguntaba Timoteo, mientras el frío viento movía su pelaje. 

Finalmente, el cochero detuvo el carruaje en medio del bosque siguiendo la orden de la vampira. Rápidamente salió de su asiento y abrió la puerta para Marceline. Timoteo estiró su cuello desde detrás del vehículo sin revelar su presencia.

Pasaron muchos segundos, pero Marceline no salía del carruaje, lo que hacía que tanto Timoteo como el cochero se preguntaran por qué la dama no bajaba. 

Capítulo Bloqueado

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