Recomendación Musical: Be my Doll - Adrian VonZiegler
—El pasillo frente a las celdas estaba desierto. Eva podía oír la charla ligera de los guardias. Algunos de los prisioneros, como ella, no se atrevían a hablar y parecían sin alma, mientras que unos pocos se inclinaban frente a la celda, sujetando los oxidados barrotes de hierro. Había un brillo de sed y violencia en sus ojos, y se reían con burla al mirarla.
Uno de los prisioneros le silbó a Eva —¿Cómo te llamas?
Pero Eva no respondió. Escuchó a otro hombre comentar —Judá tuvo suerte de ser colocado al lado de tu celda, pero no supo cómo tratar a una mujer.
Eva sentía que estaba rodeada de carroñeros en la mazmorra. La celda derecha junto a ella estaba ocupada por un hombre mayor cuya piel parecía adherirse a sus huesos. El recuerdo de lo que había visto antes del amanecer era difícil de borrar, no porque no hubiera visto algo así antes en su ciudad. Sabía que si no podía salir de allí, acabaría igual, o peor.
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