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Interludio I.2 — Mal desayuno

En la mansión, todos se habían despertados después de haberse enfrentado a la secta. Posteriormente, limpiaron el desastre de lo que había pasado y por último, durmieron por todo el cansancio y desvelo acumulado durante todo lo que había pasado ese fatídico día tan desastroso.

Luego, la comida fue preparada por Luisa y Sara que en vez de dar un bufé dieron una comida sencilla que básicamente se podría decir que ni un vagabundo se atrevería a comer

—Como Laryit-noll no está no nos molestaremos en hacerles lo mejor que hay. —dijo Sara con descaro.

Luisa asintió.

—¿Esto está quemado? —preguntó Raylt viendo un huevo que parecía carbón, literalmente.

Aldeib vio el huevo de Raylt y le respondió.

—No. Está calcinado. —Luego, sin modales, Aldeib agarró el huevo con los dedos y le dio un gran mordisco. Saboreó el huevo con una cara de disgusto y preguntó: —¿Esto es aire o por qué no tiene sabor?

—Comprende. Todos estamos en las mismas. —dijo Luisa refiriéndose a su condición de sueño y cansancio aún presentes en los seis.

Eilí solo vio su plato vacío y preguntó con una cara de tristeza:

—¿Y mi comida?

Luisa y Sara se miraron fijamente y fruncieron el seño con furia, ya que ninguna de las dos hizo la comedida de Eilí.

—Te lo prepararé, Eilí. —dijo Sara con una falsa sonrisa y una mirada fe odio a Luisa.

Aldeib partió su huevo y le dio en la mano un pedazo a Eilí.

—Toma, pruébalo y pregúntate si quieres comer.

Eilí tomo el pedazo de huevo y lo empezó a masticar. Sus cejas adoptaron una posición de disgusto y extrañeza.

Rápidamente y de forma desesperada, Eilí se levantó de asiento y gritó.

—¡O-oye Sara, no quiero nada!

Luisa observó a su magnífico huevo que se miraba reluciente, bonito, delicioso y exquisito, a diferencia de los demás exceptuando el de Sara.

Denep observó a su huevo y…

—¿Al menos lo pueden romper? —Denep estaba furiosa de tal injusticia, ya que su huevo no había sido roto, y quien sabe si lo habían cocinado.