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Capítulo 14 — Reinicio al día anterior

Cuando Aldeib volvió a abrir sus ojos, miró a su alrededor y se dio cuenta de que había pasado algo extraño y que no era normal, estaba muerto. La mirada sorprendida de Aldeib se convirtió en miedo. Por como estaba todo ya habían pasado las cosas que los demás habían enseñado.

—Envidioso. —Le dijo Luisa a Raylt.

Era obvio para Aldeib que había regresado a un punto. Había muerto mientras dormía. Obviamente no desconfiaría de Eilí, ella ya había dormido con él y por lo tanto le tenía confianza y más por lo que había pasado en la mañana de ese mismo día.

«Maldición. Significa esto que morí mientras dormía.» Esto activó las alertas en el cerebro de Aldeib. Este no sabía en que pensar sobre lo que había pasado. Pensó que todo el problema había terminado pero estaba completamente equivocado. Esto era solo el comienzo de toso los problemas que vendrían en el futuro.

Se estaba dando cuenta que estas muertes serían las primeras de todas las que tendría por el resto de su ¿vida? Es mejor decir, por el resto de su existencia. Estas serían las primeras muertes de toda su existencia, era solo el comienzo.

Aldeib miraba hacia varios lados con la esperanza de encontrar algún enemigo, el cual entre todos podrían derrotarlo. Excepto si era un superior, ya que su fuerza estaba más que clara.

«Los superiores tenían una fuerza que se podría considerar "rota".» Pensó Aldeib recordando sus encuentros contra cuatro superiores en tan solo unas horas. Pero realmente no creía que haya sido un superior, aún así sus alertas estaban al máximo.

¿Y si estaban siendo perseguidos? Tal vez huir a esa velocidad solo fue una simple ilusión o quizás la mariposa estuviera rondado cerca. Habían tantas posibilidades que era difícil saber cual podría ser la verdadera.

Tantas teorías y ninguna lograba dar realmente en el clavo. Realmente parecía que alguien había dado la señal de ataque y justo fue cuando Laryit y los demás se fueron. «No tengo duda. Alguien nos vigiló y planeó esto.»

El caos se había desatado en la pobre mente de Aldeib que sin ninguna pista intentaba unir clavos sueltos, que tal vez lo llevarán a una hipótesis no muy buena, pero tal vez sea el pilar de toda una teoría sobre como es que la secta planeó esto.

—¿Estás bien? —Eilí miró fijamente la cara de Aldeib de cerca con una cara de duda.

—Sí. No es nada, la verdad. —Respondió Aldeib mintiendo, ya que no podía decir la verdad y no quería preocupar a Eilí. De hecho, le era imposible hablar sobre su muerte.

Su idea de que todo era un sueño invadió su mente y se preguntaba.

«¿Esto es una pesadilla?» En su mente nadie le dio respuesta, y mucho menos en la realidad.

No era un sueño pero si una pesadilla que dejaría a Aldeib en un hilo entre la cordura y la locura. Simplemente el ser que le dio la habilidad del retorno y la habilidad del retorno por muerte eran sumamente retorcidas y escalofriantes; tenían un propósito y parecía ser que el propósito era salvarlos a todos, pero ¿por qué y para qué? No lo sabía y probablemente no lo sabrá durante mucho tiempo o inclusive durante toda su vida.

Eso no importaba. Ya que aunque no supiera el objetivo real de su habilidad, si sabía su propio objetivo, salvar a sus amigos de la muerte.

Él, Eilí y Raylt atraían a la secta como si se tratase de una horrible maldición dada por circunstancias más allá de lo que sabían.

—Aldeib, ¿a que le tienes tanto miedo? —preguntó Luisa con frialdad.

Todos observaron a Aldeib y este visualizó varias imágenes de como probablemente habían muerto.

«Los salvaré. Evitaré que estas imágenes de mi mente se hagan reales.» Aldeib respiró hondo y exclamó:

—¡No es nada! Solo pensaba en algo... —Mientras se rascaba la cabeza un poco asustado.

—Mmm, presiento que algo malo sucederá. Es mejor entrar a la mansión. —dijo Denep. —Tal vez eso sientes pero no comprendes. —Al parecer Denep presentía a los asesinos de la secta, los cuales vendrían en la noche a asesinarlos mientras dormían muy cómodos.

—Sí, eso es. —respondió Aldeib con nervios en su rostro de miedo y angustia.

—Ven, yo te protejo para que no te sientas asustado. —Eilí tomó de la mano Aldeib y este empezó a sentir un cosquilleo en su estómago.

—Está bien. —Aldeib seguía rascándose la cabeza mientras se preocupaba por lo que iba a suceder.

Eilí caminó de la mano junto Aldeib hacia la mansión donde entraron y cerraron la puerta, para así evitar que alguna amenaza entrara.

—¿Cuál es el máximo de cerraduras posibles? —Aldeib tenía mucho miedo y quería la máxima protección. Por eso, preguntó la máxima cantidad de cerraduras que se le podían colocar a esa gran puerta.

Sara sacó de su bolsillo una bosa pequeña se hizo muy gran de la nada, y luego la puso en el suelo.

—Aquí hay hasta treinta y dos. —Sara empezó a sacar las que podía. Eran muy variadas y únicas. Tenía códigos, cerraduras normales y hasta tablas de materiales muy duros y resistentes que parecían ser de algún bunker.

—Necesitamos todas si hay un peligro inminente. —Denep compartía no solo la sensación, sino también el mismo miedo con Aldeib por el peligro que se acercaba, y que aparte, desconocían realmente que era.

—Lo mejor será ponerlas todas. Si dos de ustedes presienten algo, será mejor que nos protejamos muy bien. —dijo el chico de cuerno de dragón al fondo intentado crear otra cerradura común y pequeña.

—Ayudaré. —Luisa se sentó en el piso y poco a poco formaba materiales a una velocidad más lenta que Raylt. Sin embargo, era de utilidad

—Mejor tú ármalas y yo hago materiales. —dijo Aldeib rascándose la cabeza por una posible mirada fría de parte de Luisa.

—Acepto eso. —Luisa miró a Raylt con odio, y pensó muy furiosa: «¿Me ha dicho inútil? ¡Lo soy pero no me lo recuerdes!»

Eilí empezó a poner las cerraduras junto a Denep mientras que Sara las sacaba de la bolsa.

Aldeib solo observaba el trabajo en equipo que todos hacían. Aunque parecía exagerado, no lo era, y esto que hacían era algo comprensible para la mayoría de habitantes de este mundo.

Después de unos segundos, todos sentían la muerte estando cerca de la mansión. La muerte sería la señal de los asesinos de la secta rondando la mansión.

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Al terminar de poner casi cincuenta cerraduras, quedaron todos exhaustos. Esto por que habían ayudado en lo que podían.

Denep incluso había cargado a la pequeña Eilí, para alcanzar la parte más alta de la puerta principal de la mansión. Y a pesar del tamaño de Eilí, que era del mismo tamaño que Denep, al ser una demonio, su era más resistente, y por consecuencia tenía más peso a pesar de no ser gorda.

—Muy bien. Faltan las salidas emergencia y ventanas. —Sara sacó tres sacos de cerraduras y varias tablas de repente, que parecían haber sido creadas o traídas con magia. De tan solo ver tan cantidad, era digno de no querer trabajar más.

—Esto será muy largo. Quería jugar contigo, Aldeib, pero por desgracia… —Eilí, algo agotada se dejo caer en el hombro de su gran héroe. Sin embargo, su peso hizo que el hombro y el brazo de Aldeib se cansara casi al instante.

—Este día será el peor de mi vida. —dijo Raylt, quien estaba sudando y respirando con fuerza y esfuerzo por tanto maná que había recolectado y gastado en tan solo un día.

—Raylt, turnémonos. —dijo Eilí.

Raylt asintió con la cabeza casi al borde de un colapso por explotar su cuerpo.

—Todo por no morir. —dijo Luisa que era la tercera con menos cansancio de todos. Ya que su trabajo no había sido tan demandante como el de otros de sus amigos.

Por excelencia, Sara era la segunda menos cansada, y no era sorpresa que el espectador de Aldeib, era el menos cansado de todos. Ya que Aldeib no había hecho absolutamente nada durante todo el rato.

—Yo ayudaré esta vez. —exclamó Aldeib con gran voz mirando a su alrededor. «¿Por qué solo los observé? Que flojo soy.» Aldeib sonrió un poco para relajarse.

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Ya habían terminado, y estaba haciéndose de noche, tenían hambre y estaban muy cansados por tanto trabajo que habían hecho.

Raylt incluso parecía estar agonizando por tanto esfuerzo mágico que tuvo que hacer. Raylt no quería volver a usar la magia en un buen tiempo. No podía usar bien la magia, y aparte fue forzado a hacer ese gran trabajo.

Raylt, Eilí y Denep estaban tirados en frío suelo, y Sara, Luisa y Aldeib habían acaparado por completo todo el sofá.

«No podemos permitirnos estar tan cansados.» Aldeib vio hacia los lado sin señales de enemigos. «Aunque no haya nadie o sea difícil entrar a esta mansión, aún hay mucho peligro.» Aldeib con su mano, quitó el sudor de su frente.

Aldeib se levantó del Sofá y se frotó los ojos.

—No podemos dormir; no sabemos si esto servirá. —Aldeib seguía preocupado ya que desconocía el poder exacto de una secta creada por un ser que casi destruye el mundo. Pero con esa descripción tan pequeña, y se podía dar a entender el poder.

—¿Quieres que estemos despiertos con este cansancio todo el maldito resto del día? —Luisa miró enfurecida y con ferocidad a Aldeib.

—Voto por turnarnos. —dijo Denep, quien seguía muy cansada de estirarse, subir escalones, cargar materiales de un peso inhumano y más cosas que le quitaron energías. Todo para tapar las entradas posibles.

—No es mala idea. —Raylt preguntó a Sara, Luisa, Aldeib y Eilí que les parecía la idea de turnarse en la noche.

Los cuatro, quienes fueron preguntados con la mirada asintieron.

La propuesta de Denep no era mala, pero tampoco la mejor, pero no era como si hubiera una opción perfecta en este caso. Ahora tenían el problema de elegir quien sería el primero en quedarse despierto.

—Voto que el primero sea Aldeib. —dijo Luisa, quien por los comentarios de Aldeib, tomó represalias.

No solo Luisa, Raylt, Denep, Sara y Eilí compartían esta idea. Aldeib fue el que menos trabajó y era el menos cansado. Aún así su condición física por el cansancio no le permitiría estar despierto por mucho tiempo.

—Acepto. Todos tendremos turnos de treinta minutos. —Aldeib se frotaba mucho los ojos por el sueño que tenía. Tal vez si pudiera decir lo que le sucedía, comprenderían su situación. Pero a la larga, todos estaban igual de mal, Aldeib era mentalmente, mientras que los demás era físicamente.

—Me parece justo. —respondió la medio gata que estaba tirada en el piso.

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Estaban durmiendo todos, excepto Aldeib. Él era el más débil, pero el menos cansado que todos, hablando de forma física.

Haberse quedado cuidando no significaba que él los defendería a todos, Aldeib les avisaría a los demás sobre el peligro para pelear todos juntos contra la amenaza.

—¿Oh? —Eilí se despertó con mucho sueño, y miró a Aldeib que estaba a punto de dormirse con la linterna en su mano (no se había dado cuenta de la existencia de la linterna).

Eilí se levantó y gateó hacia Aldeib, y tomó la linterna de Aldeib. Este rápidamente se giró asustado, pensando en que era algún asesino el cual le había quitado la linterna.

La respiración de Aldeib se agitó, sus ojos observaron atentos ante el "peligro", sus pies temblaron, su frente empezó a sudar y su corazón latió rápidamente por el miedo que sintió el chico de ojos malditos.

—¡N…, no, no te asustes! ¡Soy yo, Eilí! —Eilí dio un paso atrás, también asustada por el repentino y rápido movimiento que Aldeib tuvo en cuanto le quitaron la linterna.

—Ya me di cuenta. —Aldeib observó linda cara de Eilí y se preguntó extrañado. «¿Desde cuando hay linternas en este mundo…? Da igual.» Esa pregunta para Aldeib fue algo graciosa, ya que no se había dado cuenta que poseía un linterna desde hace un buen rato.

Por alguna razón, Aldeib sentía este mundo como su hogar o el lugar del cual en realidad era. Se sentía más completo que nunca... No era por estar rodeado de personas a las cuales podría considerar amigos o por el sentimiento que nacía por Eilí, en realidad era por la atmósfera, el mundo en si era familiar para él... Sintió como si ya había estado en este mundo hace mucho pero mucho tiempo...

Eilí se acurrucó al lado de Aldeib, mas no se durmió y permaneció con los ojos atentos ante el peligro junto a Aldeib.

—Estaré contigo Aldeib. —Eilí se hizo como una bolita al lado de Aldeib. Esta bolita tenía los ojos más que abiertos y atentos ante el peligro y a pesar de su estado, parecía ser amenazante con sus cuernos.

Por alguna razón Aldeib sintió que Eilí era su prioridad... ¡No era por un sentimiento! O al menos eso quería pensar Aldeib.

«¿Será que me estoy enamorando?» Pensó Aldeib mientras sentía los cálidos cuernos de Eilí acariciar su torso.

«¡Es completamente diferente a lo que pensé!» Aldeib tenía una sonrisa muy marcada en su rostro por que los cuernos de Eilí que parecían ser como cuchillos, en realidad se sentían como una piel muy suave. «Esto es la gloria pensó Aldeib.»

—¿Te gustan mis cuernos? —preguntó Eilí con una expresión de sorpresa.

—Pues... Sí... —respondió Aldeib, quien estaba nervioso por esa pregunta.

Después de eso, Eilí hecha bolita se acercó más a Aldeib haciendo que sus cuernos llegaran hasta su ombligo y lo hiciera sentir la gloria.

«¡Sin duda es el mismísimo cielo!» Aldeib disfrutaba tener los cuernos de Eilí tan cerca por que eran tan suaves y calentitos que...

Aldeib estaba tan alegre con los cuernitos de Eilí, que se había olvidado por completo de ser el que vigilaría durante media hora, y también se olvidó de que tenía sueño mucho sueño.

—Mi... —Cuando Sara estaba a punto de quejarse de ser la segunda, observó en silencio a Eilí y Aldeib juntos vigilando todo, ambos tenían una leve sonrisa, y parecían no tener ninguna gota de sueño. «Mejor para mí.» Sara se volvió a acomodar y segundos después de hacerlo, se durmió alegre por que se saltaría el tiempo que tenía que vigilar.

De pronto se escucharon pasos..., no uno, ni dos... Las puertas de las demás habitaciones se empezaron a abrir, ya que se escuchaba el sonido de los pasos dirigirse hacia ellas, y las puertas eran golpeadas al abrirse.

—¡Todos despierten! —El grito de Aldeib fue tan fuerte que los pasos se redirigieron hacia la habitación donde todos estaban.

Los cuatro que permanecían durmiendo, se levantaron de golpe y tomaron sus armas listos para ver como por la puerta iba a entrar los enemigos a los cuales deberían enfrentarse.

Sara la espada, Luisa una flor con una cruz verde, Denep tomó una hoja y sacó una navaja, Eilí tomo su varita mágica y Raylt se preparó con un cuchillo.

Cuando todos estaban listos, Raylt dio un paso al frente junto a Sara. Eilí y Denep estaban atrás de Raylt y Sara, y por último Luisa con Aldeib se posicionaron atrás de todos.

La puerta empezó a abrirse y una daga se asomó por ella…