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El diario de un Tirano

Si aún después de perderlo todo, la vida te da otra oportunidad de recobrarlo ¿La tomarías? O ¿La dejarías pasar? Nacido en un tiempo olvidado, de padres desconocidos y abandonado a su suerte en un lugar a lo que él llama: El laberinto. Años, talvez siglos de intentos por escapar han dado como resultado a una mente templada por la soledad, un cuerpo desarrollado para el combate, una agilidad inigualable, pero con una personalidad perversa. Luego de lograr escapar de su pesadilla, juró a los cielos vengarse de aquellos que lo encerraron en ese infernal lugar, con la única ayuda que logró hacerse en el laberinto: sus habilidades que desafían el equilibrio universal.

JFL · Guerra
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146 Chs

La segunda venida

Con una mirada calma observaba el horizonte, ansioso en su interior por descubrir lo sucedido. Esquivó con rapidez, sin cambiar su atención de la puerta principal.

--Maldito, maldito, maldito. --Se levantó por el infortunio tropiezo, llevando su pequeña espada de vuelta al ataque.

El corte fue bloqueado, impidiéndole contratacar por la inestabilidad provocada.

--Solo buscas humillarme, maldito, ni tus miserables bestias se atreven a hacerlo --Limpió con su antebrazo el polvo en su mejilla, liberando en el acto su poderosa energía maligna-- ¿A ver si así sigues ignorándome?

Orion volteó con maestría, bloqueando y desviando el poderoso ataque, que para nada se asemejaba a un movimiento infantil. Pateó su estómago, para devolverlo al suelo con un considerable codazo.

--La furia solo te hace ganar peleas donde combates con uno más tonto que tú. Sé inteligente, Lork, crea una estrategia y ataca, no antes.

El pequeño niño alzó la mirada, observándole con intenciones maliciosas. Su labio superior marcado de rojo por la sangre fresca que comenzó a salir de su nariz, sus temblorosas manos por la ira que lo controlaba, y con el semblante endurecido por la humillación sufrida.

--Es suficiente --Dijo al ver las borrosas siluetas de la lejanía que atravesaban el arco de la puerta--, límpiate y vuelve a entrenar tu cuerpo, si es que deseas la revancha.

Lork se levantó, agarró su pequeña espada tirada en la tierra, y con una actitud arrogante la devolvió a la vaina, retirándose sin la apropiada ceremonia.

--Fallame, Lork, y te juro que te mato. --Advirtió, viendo su pequeña espalda. El niño se detuvo por un segundo antes de regresar a su camino.

--Ponciano, prepárame un baño. --Ordenó al subir los escalones del palacio, al tiempo que sus ojos se tornaban de un color negro carmesí.

--Sí, amo.

A unos pasos de la desaparecida pareja, el alto hombre se mantenía de pie, erguido, esperando por el arribo de las siluetas.

--Mi señor.

--Trela D'icaya.

Dijeron al unísono las dos damas de más poder del grupo, al tiempo que caían de rodillas, junto con los dos guardias de atrás.

--¿Nina? ¿Qué haces aquí? --Le miró, confundido y sumamente preocupado.

--Ya era tiempo de vernos, querido amigo --Se acercó un par de pasos, sonriendo con calidez--. Hasta tu tono ha cambiado. Quién diría que hace tan solo unos meses no podías ni formar una oración completa.

--¿Qué haces aquí, Nina? --Ignoró sus palabras, manteniendo su digna postura-- Tu padre debió haberte dicho de mi promesa ¿Por qué lo haces?

--Lo he dicho, ya era momento de hacerlo... me dejaste sola --Su mirada se cubrió con un manto de tristeza y decepción, mientras sus ojos se humedecían--, nunca volviste ¿Sabes cuanto necesite a mi amigo?

--Déjennos solos --Ordenó--. Parece que tienes más suerte de la que pensé --Miró a la discreta embarazada que no se atrevía a levantar la vista--, mucha suerte. Aunque se me olvidó decirte algo. Maté a Lucian hace un par de días, lo lamento, acabo de enterarme de que era tu hermano. --Sonrió con frialdad.

Helda interrumpió el movimiento, suspirando y tragándose el ligero dolor por la repentina noticia de muerte de su consanguíneo.

--Felicito su victoria. --Continuó el camino marcado por la dama de cabello platinado luego de su reverencia.

--¿Por qué no la mataste? --Preguntó luego de un momento de silencio.

--Hay peores castigos que la muerte, y el que va a experimentar es uno de ellos. --Dijo con una actitud no propia de ella.

--Concuerdo en lo primero... pero ello no significa que no esté molesto. Nina, vete, yo iré a buscarte cuando tenga a Itkar en mis manos.

--¿Cuál es tu nombre?

Frunció el ceño por la repentina pregunta, dudando si debía responder.

--Orion --Dijo después de meditarlo--, me llamo Orion.

--Bonito nombre --Sonrió, recuperando su calma y plácida expresión, que había perdido hace mucho--. Yo soy Nina Wuar, y con honor me presento a su servicio, mi señor.

*Alguien desea jurarte lealtad*

--No, me niego.

--¿Por qué?

--Tú no puedes ser mi subordinada, no lo acepto.

--Pero yo lo deseo, quiero estar a tu lado todos los días de mi vida.

--Me salvaste la vida, Nina. Cuidaste de mí, no quiero involucrarte en mi sendero de muerte y destrucción.

--Hazlo, por favor, haré hasta lo inimaginable para apoyarte, para no ser un estorbo. --Su mirada perdió la luz, mostrando su devoción a la muerte en una gélida expresión.

Orion guardó silencio, fue sutil, pero podía apreciar el cambio energético en el cuerpo de su conocida, se acercó, estudiando su enloquecida aura.

•~•

- Nombre: Nina Wuar.

- Edad: 20 ernas (años)

- Estatus: Residente de Tanyer.

- Sangre: Pura (???).

- Potencial: Bueno.

- Lealtad: Alta.

- Habilidad especial: Lengua rápida.

- Cuerpo especial: Cuerpo Arcano (imperfecto)

~•~•

--¿Qué más te hizo? --Preguntó con extrema frialdad, en simultáneo que su poderosa energía estallaba de su cuerpo.

--No entiendo --Entrecerró los ojos-- ¿Quién me hizo qué?

--Algo le hicieron a tu cuerpo --Dijo al retomar el control de sus emociones--. La energía que habita en ti no es de tu propiedad, y está influyendo de alguna manera, pero no sé cómo lo hicieron, ni quién lo provocó... Acércate.

[Instruir]

La energía de su habilidad destrozó los cerrojos invisibles que ataban lo inexplicable en el cuerpo de la dama. Jadeó, entrecerrando los ojos y apretando los dientes con un fuerte dolor, volteó, sus venas del cuello sobresalieron, su frente se empapó de sudor y su piel se tornó rojiza por el esfuerzo.

*Los cuerpos especiales del individuo: Nina, han sido reconstruidos*

*Error*

*Actualizando vínculo... La herencia del individuo: Nina es demasiado fuerte, se necesita aumentar la potencia*

*¿Deseas aumentar la potencia?*

*SI/NO*

*El individuo ha sufrido una restructuración interna. Cuerpo demasiado débil, protección iniciada. Metamorfosis completa. El vínculo ha sido reforzado, daños anteriores destruidos. Regeneración "Cuerno de Kar" completado*

Orion cayó de rodillas, rogando a su resistencia a aguantar, a su mente a mantener la claridad y a su cuerpo a no flaquear, respiró con irregularidad, cubierto de un sudor tan intenso que empapó por completo su ropa. Levantó el rostro, observando a la desfallecida Nina, que observaba todo y a la vez nada. Por un momento se detuvo el tiempo, no podía explicarlo, pero su aura había cambiado, tornándose calma y elegante, profunda y vasta como el océano, y represiva e imponente como la de una montaña.

•~•

- Nombre: Nina Wuar.

- Edad: 20 ernas (años)

- Estatus: Residente de Tanyer.

- Sangre: Única (Escogida por E'la).

- Potencial: Ilimitado.

- Lealtad: Alta.

- Habilidad especial: Lengua rápida, Ojos de la verdad, Mente desarrollada, Oscuridad latente.

- Cuerpo especial: Cuerpo Mental, Cuerpo Antiguo.

- Don: Creadora.

~•~•

"Has cumplido, joven del gran pueblo, lo has hecho. Prometo que tu devoción será bien recompensada."

Detuvo su atención al estado de Nina, volteando con lentitud a sus flancos para encontrar al responsable de tan armoniosa y neutral voz.

*Intruso detectado*

*Remanente de consciencia destruido*

--¿Estás bien? --La ayudó a levantarse al verla despertar de su letargo, aunque cada uno de ellos expresó la misma mirada: confusión.

--Sí --Asintió con calma-- ¿Eres un mago como en los libros? --No sabía lo que había pasado, tratando de encontrar la lógica en su conocimiento acumulado. Su respiración se fue aligerando, retomando la regularidad y la calma en su corazón.

--Algo parecido --Eludió la pregunta, volteando con sutileza en busca de un enemigo externo--. Nina --Le miró con una tranquila sonrisa--, jamás dejaré que te separes de mi lado.

--Gracias, mi señor. --No sabía porque, pero se sentía muy diferente, como si hubiera recuperado su vida y algo más, se sentía poderosa, imbatible, un sentimiento que le hizo sonreír con frialdad y malicia.

*Nina se ha convertido en tu subordinado*