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El despertar de Sylvia

En un mundo donde la realidad y la fantasía colisionan, Carlos, un jugador de videojuegos, se encuentra atrapado en el cuerpo de su avatar elfico, Sylvia. Despertando en un reino desconocido, debe navegar por una vida que es tanto familiar como extraña, enfrentando desafíos que ponen a prueba su identidad y su supervivencia. Capturada y acusada de espionaje, Sylvia es llevada ante los templarios y sacerdotes del monasterio, quienes ven en ella tanto una amenaza como una posible clave para un antiguo misterio. A través de juicios y tribulaciones, Sylvia se ve obligada a adaptarse a su nuevo entorno, aprendiendo las enseñanzas de Olpao y descubriendo paralelismos sorprendentes con su vida pasada. Mientras se sumerge en las profundidades de la fe y la política del monasterio, Sylvia descubre una profecía sobre los "Viajeros de Mundos", seres con el poder de alterar el destino de su mundo. Con esta nueva comprensión, se encuentra en el centro de una lucha por el poder, donde las alianzas son tan volátiles como las verdades que busca. Enredada en una red de manipulación y engaño, Sylvia debe discernir amigos de enemigos, especialmente cuando Günter, un templario con oscuros motivos, la arrastra hacia una trama de intrigas. Con cada capítulo, la tensión se intensifica, y Sylvia se encuentra en una carrera contra el tiempo y las sombras que buscan usarla como peón en un juego peligroso. "El Despertar de Sylvia" es una historia de transformación, descubrimiento y la lucha por la autenticidad en un mundo donde las apariencias pueden ser tan engañosas como la magia que lo impregna.

Shandor_Moon · Fantasia
Classificações insuficientes
48 Chs

39. Bienvenida y Establecimiento

Tras cruzar la puerta de entrada a la Isla de la Sangre, Morwen, Keira, Seraphina, Sylvia, Günter, Harry y Lyanna se pusieron manos a la obra. El resto del grupo comenzó a recoger el campamento con rapidez. Mientras algunos cargaban las tiendas y enseres en los carros, otros luchaban por hacer cruzar a los caballos, que se mostraban terriblemente reticentes a entrar en el territorio de Nerthys, hogar de los muertos.

Finalmente, consiguieron hacer entrar a los caballos, aunque tuvieron que atarlos firmemente para evitar su huida. Mover los carros fue aún más difícil; las bestias de tiro, asustadas, combinadas con el peso de la carga, requerían un esfuerzo considerable, por lo que se vieron obligados a mover un carro a la vez, con la máxima atención y cuidado.

Una vez todos se encontraron en el patio del monasterio, los miembros de la caravana se afanaban en desembarcar todas sus pertenencias y provisiones. Los cofres, barriles y sacos se acumulaban, formando un pequeño campamento improvisado en medio del antiguo patio de piedra. La estructura del monasterio se alzaba imponente a su alrededor, con muros altos en parte derruidos, enredaderas cubriendo algunas secciones, y la entrada principal mostrando signos de la batalla pasada.

Mientras se realizaban estas tareas, aparecieron Morwen, Keira, Seraphina, Günter con Sylvia inconsciente en brazos, y Aurthil, envuelta en la sábana que la cubría. Todos se detuvieron un momento, observando a sus líderes y la recién resucitada, antes de retomar sus actividades con renovado vigor. Harry y Lyanna habían comenzado la restauración, logrando poner en condiciones la cocina, el comedor, uno de los almacenes, dieciséis habitaciones; actualmente el grupo contaba con veinticuatro miembros, y los pasillos que conducían a esos lugares. El resto del monasterio, sin embargo, permanecía en un estado entre ruina y situación peligrosa.

La escena en el patio era caótica, pero llena de una determinación silenciosa. Cada uno de los miembros trabajaba con la esperanza de transformar el monasterio en un refugio seguro y próspero, un símbolo de su resistencia y unión en tiempos de adversidad.

Morwen se detuvo en el centro del patio, alzando la voz para llamar la atención de todos.

—¡Atención, todos! Vamos a organizarnos. Tenemos mucho trabajo por delante y necesitamos que todos colaboren.

Keira, con su presencia imponente, añadió:

—Este monasterio será nuestro hogar y nuestra fortaleza. Pero primero, debemos restaurarlo y asegurarnos de que sea seguro y funcional.

Morwen y Keira comenzaron a asignar habitaciones y espacios comunes, dirigiendo a los miembros del grupo hacia las áreas ya reparadas por Harry y Lyanna.

—De momento solo tenemos dieciséis habitaciones seguras, por lo cual haría falta compartir al menos ocho habitaciones. Me gustaría que fueran voluntarios para esas dieciséis habitaciones —anunció Morwen.

Todos empezaron a hablar para formar grupos. Los primeros en dar el paso adelante fueron los dos pequeños goblins, Blogusz y Zalvulb, y Sarah y Evildark. Günter trató de adjudicarse una junto con Sylvia, pero al encontrarse ella inconsciente, Frederick y Tirnel Estel, como guardianes hasta ahora de ella, se opusieron.

Morwen miró a la pobre Sylvia inconsciente, a Günter quien miraba de forma desafiante a los guardianes, y finalizó su barrido en los guardianes.

—Tu historia con Sylvia es peculiar. Quizás has cambiado, pero la has manipulado, usado y tratado mal. Por eso voy a poner a Tirnel Estel a compartir habitación con Sylvia.

Günter asintió a las palabras de Morwen, soltando un pequeño gruñido.

El resto de las parejas finalmente fueron, Roberto con Günter, Hugo con Frederick, Marina con Clara, Eric con Harry y Thôr Aer con Ambariel.

Una vez asignadas las habitaciones, Morwen reunió al grupo principal en el patio central. Los miembros de la caravana dejaron de lado sus tareas momentáneamente para escuchar las instrucciones.

—Ahora que tenemos las habitaciones asignadas, necesitamos organizarnos para asegurar la protección y restauración del monasterio. Hay mucho trabajo por delante, y cada uno de nosotros tiene un papel crucial que desempeñar —dijo Morwen.

Keira, con una voz firme, añadió:

—Empezaremos con las prioridades inmediatas: seguridad, reparaciones y provisiones. Dividiremos las tareas según nuestras habilidades.

Morwen continuó, dirigiéndose a Sigfried:

—Serás el jefe de seguridad. Organiza patrullas y establece guardias en las entradas principales y puntos estratégicos del monasterio.

Sigfried asintió.

—Entendido. Günter, Evildark, y los demás guerreros, acompañadme. Nos aseguraremos de que no haya amenazas inmediatas.

Mientras los guerreros se preparaban para sus patrullas, Keira se volvió hacia Harry, Lyanna y Aurthil.

—Ustedes liderarán las reparaciones mágicas del monasterio. La prioridad será reforzar los muros exteriores y asegurar las áreas de alojamiento. Después nos centraremos en las áreas comunes.

Lyanna añadió, con un destello de determinación en sus ojos:

—Sí, tenemos que asegurarnos de que no haya grietas ni puntos débiles.

Aurthil asintió:

—Utilizaré mis habilidades para levantar las secciones caídas y fortalecer la estructura.

Morwen, dirigiéndose a Elías, Blogusz y Zalvulb, dijo:

—Elías, tú liderarás la cocina y gestionarás las provisiones. Blogusz y Zalvulb, ayuden en la caza y la recolección de alimentos. Necesitamos asegurarnos de tener suficiente comida y recursos para todos.

Elías respondió con eficiencia:

—Nos organizaremos de inmediato. Blogusz, Zalvulb, preparemos las primeras salidas de caza.

Blogusz comentó:

—Conozco algunos buenos lugares para encontrar comida fresca.

Zalvulb añadió con confianza:

—Trabajaremos juntos para asegurar que no falte nada.

Con las tareas asignadas, Morwen concluyó:

—Quiero que todos se mantengan comunicados y trabajen juntos. Si encuentran algún problema o necesitan ayuda, infórmenlo de inmediato. La cooperación es clave para que esto funcione.

El grupo asintió, dispersándose rápidamente para comenzar sus tareas asignadas. La atmósfera estaba cargada de determinación y un sentido de propósito compartido. Aunque el trabajo era arduo, había una energía palpable de esperanza y colaboración.

El patio central se vació gradualmente mientras todos se dispersaban para cumplir con sus tareas. La determinación en el aire era palpable, y aunque el camino por delante era largo y lleno de desafíos, había una sensación de propósito compartido y una renovada esperanza en el futuro.

Sigfried organizó rápidamente las patrullas, enviando a Günter y Evildark al puente para asegurarse de que la entrada principal estuviera vigilada. El resto del grupo se dividió en equipos para explorar y asegurar otras áreas del monasterio y la isla.

Sigfried, acompañado por Tirnel Estel, Frederick, Clara y Hugo, se dirigió hacia el lado este de la muralla. Mientras tanto, Lysandra, Sarah, Thôr Aer, Ambariel y Erich patrullaban el lado oeste. Marina y Roberto se unieron a Elías en la cocina, mientras Seraphina cuidaba de Sylvia, vigilándola de cerca y asegurándose de que estuviera cómoda y segura.

Keira se volvió hacia Morwen mientras observaban a los demás dispersarse.

—Cuéntame más detalles sobre por qué se unieron a "la rosa ensangrentada" y el verdadero motivo de vuestra llegada a este monasterio —dijo Keira.

Morwen asintió, comenzando a relatar los eventos recientes y las razones estratégicas detrás de su misión. Mientras tanto, el resto del grupo se afanaba en sus tareas asignadas.

Lysandra, Sarah, Thôr Aer, Ambariel y Erich avanzaron hacia el puerto. Al llegar, se quedaron asombrados por la vista. A pesar de estar en ruinas, el puerto amurallado aún mostraba su grandeza pasada. En la bocana de entrada, se podían ver los pies de dos colosales estatuas. Las inscripciones en las bases revelaban que una estatua era de Zalthor, Dios del Comercio y la Prosperidad, y la otra de Zephyros, Dios de los Vientos y los Viajes.

Lysandra asombrada por el tamaño de los pies no pudo contenerse.

—Increíble... Aún en ruinas, este lugar tiene una presencia imponente.

Sarah se acercó a mirar las inscripciones en la base donde se alzaron las estatuas.

—Las inscripciones nos dicen quiénes eran estas estatuas. Este puerto debió haber sido un lugar muy importante.

—Podemos explorar más a fondo después. Por ahora, asegurémonos de que no haya amenazas inmediatas —comentó Thôr Aer mientras miraba los restos de los barcos en el puerto.

Sigfried y su equipo encontraron restos de trampas oxidadas mientras exploraban la muralla. A medida que avanzaban, desactivaron cuidadosamente cada trampa y aseguraron que no hubiera peligros inmediatos. La tarea era tediosa, pero esencial para la seguridad del grupo.

Harry, Lyanna y Aurthil comenzaron a trabajar en los muros exteriores del monasterio, concentrándose en la puerta de la muralla que daba al puente. La magia de Lyanna brillaba en tonos verdes mientras levantaba secciones caídas, mientras que Aurthil utilizaba sus habilidades para fortalecer las estructuras debilitadas. Harry, observando atentamente, asistía en lo que podía, aprendiendo de sus superiores.

—Aurthil, concentra tu energía en las grietas más grandes primero. Necesitamos que esta puerta sea lo más resistente posible —ordenó Lyanna mientras ella trabajaba en la zona al norte de la puerta.

—En marcha. No podemos permitirnos ningún punto débil aquí —coincidió Aurthil.

—Entendido, trabajaré en las secciones inferiores para asegurarme de que la base esté firme —añadió Harry.

Con las reparaciones en marcha, los muros exteriores comenzaron a recuperar su forma original, proporcionando una primera línea de defensa sólida para el monasterio.

Elías, junto con Clara, Marina, Roberto, Blogusz y Zalvulb, organizaban el almacén de provisiones. La planificación de las primeras salidas de caza era crucial para asegurar que todos tuvieran suficiente comida. Blogusz, conocedor de la fauna local, señalaba los mejores lugares para encontrar presas, mientras Zalvulb proponía estrategias de caza eficaces.

—Hay un claro en el bosque al norte que debería tener suficiente caza menor para empezar —dijo Blogusz.

—Perfecto. Nos turnaremos para cazar y recolectar. Debemos asegurarnos de no agotar los recursos rápidamente —añadió Zalvulb.

—Marina, Clara y Roberto, necesitamos que organicen el almacén y preparen todo lo necesario para el almuerzo. Asegurémonos de que todos tengan una comida caliente después de una mañana tan ardua —dijo Elías.

—Cuenta con nosotros, Elías. Vamos, Clara y Roberto, tenemos trabajo que hacer —respondió Marina.

Mientras el sol se elevaba en el cielo, alcanzando su cúspide, el grupo en la cocina se apresuraba a preparar el almuerzo, llenando el aire con aromas reconfortantes que prometían un merecido descanso.

Seraphina en la habitación con Sylvia la miraba con preocupación. En el fondo, ella se sentía responsable por la elección de Sylvia por parte de Nerthys. Si no hubiera hablado durante el ritual en Aurelia Vicus, Sylvia no habría sido reclamada por Nerthys.

Como miembro de la hermandad del Fuego Purificador, Seraphina, al igual que todas las hermanas, rendía culto a Nerthys. Sin embargo, de los dioses mayores, Nerthys era quizás la peor para tener que obedecer. Nerthys era caprichosa y cruel; las vidas no le importaban mucho, pues las almas seguirían sirviéndole en la muerte. ¿Cómo podría explicar todo esto a Theodor? ¿Cómo iba a decir que había empujado a su ojito derecho a los brazos de Nerthys?

—¿Por qué lloras? —preguntó Sylvia, despertando y viendo los ojos llenos de lágrimas de su maestra.

Seraphina, sorprendida, intentó sonreír.

—No te preocupes, mi niña. Todo está bien, se me ha metido algo de polvo en los ojos. Cosa de estar en unas ruinas. Deberíamos también limpiar un poco. ¿Te encuentras bien? —cambió de tema, intentando no mostrar su angustia.

Sylvia, aún débil, trató de incorporarse.

—Cansada y como si me hubieran dado una paliza, pero bien. ¿Dónde estamos? —preguntó Sylvia, mirando la habitación donde se encontraban.

La habitación era pequeña pero acogedora, con paredes de piedra y una cama sencilla en un rincón. Una ventana dejaba entrar la luz del sol, iluminando un pequeño escritorio de madera y una estantería llena de libros polvorientos. Había un tapiz antiguo en una de las paredes, representando una escena de batallas gloriosas y dioses observando desde el cielo.

—En tu habitación y la de Tirnel Estel. Günter quería haberte metido en la suya aprovechando tu inconsciencia. Afortunadamente, tus dos guardianes se opusieron y Morwen no termina de gustarle Günter. —Una sonrisa iluminó la cara de ambas, acordándose de lo pasado en Aurelia Vicus.

—Quizás Günter me hubiera convertido en una mujer. Aunque también podría haberme tenido limpiando sus botas. Con Günter nunca puedo saber cómo actuará. —Tras estas palabras, las dos rieron a carcajadas.

Sylvia se quedó pensativa un momento, luego miró a su maestra.

—¿Y los demás?

Seraphina suspiró, aliviada de ver a Sylvia más animada.

—Encargándose de todas las tareas. Aunque sinceramente, creo que necesitamos menos vigilar y más trabajar en limpiar.

Sylvia, con una chispa de determinación en sus ojos, intentó levantarse.

—Entonces, vayamos a ayudar. Puedo ser útil en algo.

Seraphina sonrió, ayudando a Sylvia a ponerse de pie.

—Buena idea. Vamos a la cocina, seguro ya deben estar preparando el almuerzo. Podremos echar una mano y asegurarnos de que todos tengan una comida caliente.

Sylvia asintió, apoyándose en Seraphina mientras salían de la habitación. La luz del sol llenaba los pasillos del monasterio, iluminando su camino y recordándoles que, a pesar de los desafíos, siempre había esperanza.