—¿Una sacerdotisa? —Kace reiteró con tono de interrogante. Sus ojos se abrieron de par en par y miró a la chica a su lado con incredulidad—. ¿De verdad crees que esta sacerdotisa podría salvarme? —había resentimiento en la forma en la que Kace hizo esa pregunta.
—Serefina cree que esta sacerdotisa podría salvarte —corrigió Lana—, después de todo, ella solo hacía la tarea que Serefina le había dado.
—¿Qué hará esta sacerdotisa? ¿Orar por mí mientras quema esa vela? Debes estar bromeando —Kace miró el bar al que Lana había escogido entrar.
—Si eso funciona, ¿por qué no? —Lana se encogió de hombros y estaba a punto de entrar al bar cuando Kace le agarró la mano y la obligó a girarse y enfrentarlo.
—Esto suena muy ridículo —gruñó Kace—. ¿Cuánto tiempo tomará encontrar a esa sacerdotisa con solo una pista? —Y decir que la única pista que tenían era la vela tan ordinaria, sonaba tan lamentable en los oídos de Kace—. Necesitamos regresar antes del festival.
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