—Si puedo, quiero ser una mujer normal, sin la obligación de luchar contra la oscuridad y tener una familia propia.
—¿Cuántos hijos quieres?
Ella se rió y él juró que era el sonido más hermoso que jamás había escuchado. Podría escucharlo siempre y nunca se cansaría de ello. Sus ojos azules brillaban con tanta intensidad, como si ella tuviera el vasto cielo.
—Cuántos pueda.
Aún recordaba cómo su voz se quebró ligeramente con tristeza cuando dijo eso. Ese fue el primer momento en que mostró su lado frágil.
Desafortunadamente, los recuerdos eran de hace mucho tiempo y la imagen comenzaba a desvanecerse en su mente, se aferró desesperadamente a ella, aunque el sentimiento que tuvo en ese momento todavía permanecía intensamente en su pecho.
—Lu, no soy tu compañera. No soy la mujer de tu pasado —dijo suavemente Iris, pero el licántropo simplemente bajó la cabeza, pareciendo negar vehementemente el hecho obvio.
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