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No te voy a quitar los pantalones

Samara rápidamente se secó las lágrimas, pero Álvaro las vio.

- ¿Qué te pasa? -rápidamente dio un paso adelante y vio el teléfono en su mano. La pantalla aun no se había apagado, mostro que Samara estaba hablando con Carlos. Ellas habían acabado de hacer una videollamada.

El miro a los ojos rojos de Samara y la forma en la que deseaba poder matarlo, la ira que acababa de reprimir ardió de nuevo.

- ¿Te has quejado de lo que he hecho a Carlos? Le dijiste que soy incapaz de cuidar de ti y que algo paso tan pronto has vuelto, ¿verdad? ¿Te ha consolado? ¿Te dijo que volverías a Estados unidos inmediatamente? O le has dicho que te he besado. ¿Va a venir a verme? -las palabras de Álvaro hicieron que ella se sintiera cada vez mas irritada, especialmente cuando menciono el beso.

El beso que la hizo perder la cabeza por un rato e incluso lo hecho de menos.

Sin embargo, cuando pensó en la apariencia débil de Laura, Samara se acordó que odiaba a Álvaro con toda su alma.

- ¡Sal de aquí! ¡Ahora! -en este momento ya no quería eludir el odio por el. Si no fuera contra la ley matar a alguien, ella realmente lo mataría.

Ella estaba tan enfadada que todo su cuerpo tembló. Álvaro se sorprendió por su actitud fuerte.

-¿Tanto me odias? Samara, ¿eres...?

-Señor. Algo le ha pasado al señorito Adriano. -Antes de que Álvaro pudiera terminar su oración, fue interrumpido por Josué. Cuando vio el ambiente entre Álvaro y Samara empezó a sudar. La mirada de Álvaro se disparo como cuchillas afiladas hacia el, haciendo que Josué no pudiera mantenerse tranquilo. -Señor, dicen que el señorito Adriano tiene fiebre.

- ¿Qué ha pasado? -aunque el odiaba que Josué lo interrumpiera, todavía estaba preocupado y ansioso al enterarse de que Adriano estaba enfermo.

Al ver esto, Samara se burlo de si misma.

Ella pensó: '¿Ves? ¡Este es el hombre al que amabas con todo tu corazón! ¡Este es el padre de tus hijos! Laura esta en peligro, pero el no sabe nada. ¡Incluso si lo supiera, no estaría tan nervioso!'

Sin embargo, Álvaro no sabia en que Samara estaba pensando. Al ver a Josué hablar vacilante, se puso mas furioso y rugió ansiosamente.

-Date prisa y dime, ¿Qué le ha pasado a Adriano?

-Señor, la señorita Rebeca lo culpo por ser reprehendido por ti en la guardería. Al mismo tiempo, dice que los secretos comerciales del Grupo Ayala se filtraron por culpa de Adriano, por lo que ella lo golpeo. En ese momento, el insistió que no había hecho nada. Así que lo castigo sin comida. Luego, el señorito Adriano tenia fiebre cuando se despertó esta mañana. -Josué explico rápidamente la causa y el efecto del asunto.

La expresión de Álvaro se volvió cada vez mas fría.

- ¡Rebeca! ¿Quién le ha dado el derecho de tocar al sucesor de la familia Ayala? ¡Dile a Rebeca que, si le pasa algo a Adriano, no se lo dejare pasar! -El temperamento de Álvaro estaba muy irritable debido a la discusión con Samara.

Habían pasado muchos años desde que había perdido el control de sus emociones.

Josué se retiro temblando y rápidamente llamo a Rebeca,

Al ver lo nervioso que estaba, Samara dijo fríamente:

-Dado a que estas ocupado, es mejor que te ocupes de tus asuntos familiares. Después de todo, la salud del sucesor es lo mas importante. -Ella no quiso sonar dura, pero realmente no podía evitarlo.

Eduardo y Laura nunca habían recibido su amor e incluso sufrieron por culpa suya. Ahora después de esta comparación ella sentía la injusticia que sufrían sus hijos.

El la miro y vio que se había dado la vuelta para ignorarlo. No dijo nada y solo se inclino para ver a Samara.

- ¿Qué estas haciendo? ¡Álvaro, déjame! ¿Qué estas haciendo? -Ella se puso nerviosa inmediatamente.

Era muy difícil saber en lo que el estaba pensando. Por lo tanto, ella estaba en pánico. Especialmente después de lo que había pasado antes, Samara ya no quería quedarse con el.

El suspiro y dijo con impotencia:

- ¿No vas al baño? ¿Quieres mearte en la cama? -cuando dijo eso, ella recordó que tenia que ir al baño, pero no estaba de acuerdo con que el la llevara.

-Pide a la enfermera que me ayude. ¡No te necesito!

-No te preocupes, no te quitare los pantalones -luego, Álvaro la llevo al servicio y se dio la vuelta para irse. -Llámame cuando estes lista.

Samara no pensó que el todavía podía ser un caballero después de discutir. Rápidamente cerro la puerta del baño, se recostó en la pared para quitarse los pantalones.

Después de acabar, se puso los pantalones con dificultad, pero no quería llamar a Álvaro.

Aunque habían llevado años viviendo juntos, era pasado. Aunque quiera hacer que Álvaro se enamorara de ella otra vez, no podía controlar sus emociones ni su temperamento, tampoco podía tolerar que la tocara.

Estaba molesta, pero escucho que la puerta del baño se abría desde fuera y vio a Álvaro entrar.

- ¿Por qué entras?

-Ya has terminado. No me llamabas, así que me preocupe de que te cayeras al suelo, lo que empeoraría tu estado.

Sin embargo, ella se puso roja de la vergüenza.

-Yo no te necesito. Te lo dije, ¿Por qué…? ¡Oye! ¡Álvaro déjame! -antes de que pudiera terminar sus palabras, fue llevada por el y puesta en la cama.

Antes de que Samara pudiera terminar de hablar, fue llevada y puesta en la cama.

-Si estas cansada, duerme un rato. Solo dime que quieres hacer, no me iré de aquí. -después se sentó en el sofá junto a Samara y saco su ordenador para trabajar.

Al ver que tenia una videoconferencia, Samara se sintió avergonzada de llamarlo. Sin embargo, Álvaro no la evito. Dijo la situación actual de la compañía frente a ella.

Después de que los gerentes informaran rápidamente a Álvaro la situación de la compañía, el frunció el ceño y dijo en voz grave:

-Encuentra al hacker que entro en el departamento de seguridad, en cuanto al caso de la inversión perdida, debe cancelarse por completo y cambiar a otro proyecto. Y el accidente de Catalina, llama a la policía y pídeles que investiguen. Con respecto a la devolución de los comerciantes, acéptalo.

-Pero si es este el caso, las perdidas de nuestra compañía serán demasiado grandes. -el gerente de finanzas le advirtió.

-La familia Ayala tiene una historia de mas de cien años en Ciudad H. No colapsara instantáneamente. Es lógico preocuparse por la calidad de nuestro coche debido al accidente con la diseñadora Catalina. Sigue llamando a la policía para resolver el caso lo antes posible. - dijo Álvaro.

- ¡Si!

Álvaro continúo trabajando, pero Samara no quería escuchar mas.

Anteriormente, ella había sospechado que Álvaro estaba involucrado en el accidente, pero ahora parecía que no tenia nada que ver con el.

Después, recordó el problema del freno de prueba, entrecerrando los ojos ligeramente.

Ahora que había vuelto a Ciudad H con una cara completamente nueva, no tenia ningún rencor con nadie excepto con Rebeca y Álvaro.

Si el no quería matarla, entonces la única sospechosa que quedaba era Rebeca.

Samara reflexiono un momento, pero no vio que Álvaro ya había colgado y la estaba mirando.

- ¿Qué estas pensando? -la pregunta repentina de Álvaro la sorprendió.

-Estoy pensando en quien insiste en matarme. Había algo mal con los frenos ese día, pero dijiste que siempre había alguien haciendo el mantenimiento de seguridad y era imposible que algo saliera mal. ¿Hay algún video de vigilancia?

-Hubo un breve fallo en el video ese día, ya lo estoy investigando. No te preocupes, definitivamente voy a encontrar la verdad.

-Entonces, gracias. Estoy cansada y necesito descansar. Si vas a trabajar, por favor, sal. Necesito silencio. -Samara dijo de manera descortés a Álvaro. No obstante, el no estaba enfadado y contesto:

-Vale, iré al pasillo. Si necesitas algo, puedes llamarme en cualquier momento. -después cogió su ordenador y salió de la sala.

Samara todavía estaba un poco aturdida. ¿Desde cuando el podía ceder a la petición de una mujer?

Mientras en su matrimonio, ella siempre intentaba mantenerlo contento…

Ahora era diferente.

Por que ella no era su esposa, así que la trataba con diferente actitud. ¿Era esa la verdad?

Ella era un incordio para el en el pasado.

Se sintió triste por las memorias, pero no estaba dispuesta a seguir pensando en eso.

Tiro de la manta de forma que la tapara completamente y se quedo dormida.

Al ver que estaba dormida, Álvaro entro y tiro de su manta para que respirara bien.

A ella todavía le gustaba enterrarse en la manta cuando estaba infeliz. Ahora a pesar de que había cambiado de cara, no había cambiado sus malos hábitos.

Al pensarlo, el sonrió suavemente y ajusto la temperatura de la habitación. Cuando iba a irse, de repente pensó en algo.

Le quito un pelo a Samara ligeramente y se lo puso en el bolsillo. Luego, abrió la puerta y le dijo a la enfermera:

-Tengo algo que hacer, cuídala. Si pasa algo, llámame en cualquier momento.