Jun Wu Xie, tanto en su vida pasada como en su vida actual, ha sido una persona fría e insensible. La cantidad de personas que cuidaba en su corazón, se podía contar con una mano.
Estas personas eran camaradas con quienes pasaron la vida y la muerte con ella, y su familia de sangre quienes realmente se preocupaban por ella.
Pero para Jun Wu Yao, ella no sabía dónde colocarlo.
Él no era un compañero para ella, ni estaban relacionados por sangre.
Pero él siempre había aparecido en su momento de necesidad, y desaparecía sin dejar rastro. No se puede encontrar, pero parecía que también estaba en todas partes.
¿Detestarlo?
No le parecía de esa manera.
—Si no me detestas, ¿eso significa que te gusto? —La alegría brilló en los ojos de Jun Wu Yao cuando levantó la mano de Jun Wu Xie y le besó la punta de los dedos.
—¡Estoy tan feliz de saber que mi pequeño ángel realmente me quiere!
—No es verdad.
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