—Si... si estás dispuesta a escuchar algunas de mis quejas del trabajo, estaré encantado de contarte, Chloe, —dijo Vernon. Sin embargo, tenía un poco de duda en su corazón, y quería preguntar eso ahora mismo. —Pero me pregunto, ¿está bien que me abra contigo? ¿Cambiarás... tu opinión sobre mí?
—¿Por qué cambiaría mi opinión sobre ti?
—No lo sé... tal vez me veas como un hombre débil —admitió Vernon. —Dime, Chloe, si mirar mi vulnerabilidad solo te hace sentir débil, entonces preferiría no mostrar nunca más mis debilidades. No quiero hacerte sentir que no soy el hombre adecuado en el que apoyarte.
Vernon sintió que se había despojado de su orgullo masculino. Era un hombre sencillo que era débil frente a su amada mujer. Este era el verdadero ser que siempre intentó ocultar detrás de su imponente figura y presencia intimidante.
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