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Destinos Entrelazados: El Alfa y la Omega

Él es un alfa líder de la manada Zahk y ella una simple omega, a pesar de ser de dos mundos diferentes el destino buscara unirlos de la manera más extraña moviendo sus cartas a su merced. Que pasara cuando estos dos finalmente se encuentren y una serie de diversos acontecimientos buscara provocar su paciencia e incluso su existencia hasta el punto tal de estar envueltos en una guerra en la cual no pidieron estar. Te invito a que lo descubras...

Sayiori · Urbano
Classificações insuficientes
88 Chs

La captura de Emma

Así en completo silencio sumergida en mis pensamientos y en las múltiples suposiciones que aquello traía de por medio, junto a las inevitables lágrimas que de vez en cuando se escurrían por mis mejillas, escondida dentro de mi recamara la noche llegó trayendo consigo la hora de la cena, la cual para nada fue tan poco agradable, en medio de ella no muy bien me acerque a la mesa se instaló una extraña calma que no era para nada normal.

De Dominieck ni de mi salía la más mínima palabra, en tanto Lina, Zoe y Leila quienes eran las únicas que se encontraban presentes se cuestionaban acerca de lo que sucedía pues desconocían los nuevos acontecimientos.

Ante todo, aquello aparentaba ser una noche larga demasiado para mi agrado, sensación que se agravó una vez Lyall apareció en aquel lugar.

Aquel hombre se adentro a la casa y al comedor con demasiada prisa mientras llevaba consigo una cara de total terror.

Todos los allí presentes nos vimos obligados a voltear en dirección a aquel descubriendo así su extraño comportamiento.

Lyall instantáneamente noto que tenía nuestra total atención replicó — tenemos problemas y muy serios, nos quedamos sin tiempo Dominieck.

Lina al verlo actuar así cuestiono — ¿Qué sucede Lyall?

A diferencia de lo esperado Lyall no dio una respuesta, pues quien intervino inmediatamente en aquel asunto fue Dominieck — pregúntale a Emma — y mirándome a mí, Lina se quedó bastante confundida al respecto.

— Y bien alguien dirá algo — volvió a decir aquella al implantarse el silencio, queriendo entender la situación.

Lyall intervino estaba más que desesperado y precisamente vernos discutir lo hacía sentir bastante frustrado — ya basta, por última vez no tenemos tiempo para gastarlo en bobadas en cualquier momento llegarán.

Dominieck haciéndose consciente de las palabras de Lyall cuestionó — de que hablas.

Lyall musitó — de que los alfas han tomado un veredicto con todo lo que ha ocurrido en Belcier no quieren y se niegan a esperar más tiempo, quieren que Emma se presente ante ellos en la gruta esta misma noche.

Domineck replicó tras haberse puesto de pie, debido a que la noticia le había caído como un baldé de agua fría y aparentemente, aunque se encontraba enojado conmigo, no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados — no puede ser, debe de haber alguna forma de ganar tiempo, tenemos que sacarla de aquí.

Por primera vez durante aquella noche guíe mis ojos hasta Dominieck y con total seriedad exclamé mirándole a los ojos — me extraña que ahora quieras salvarme, cuando tu ni siquiera eres capaz de creerme — haciendo caso omiso a sus expresiones me dirigí a Lyall queriendo saciar mi curiosidad.

— Cuándo llegarán.

Lyall confundido respecto a cómo ambos nos comportábamos intentó disimular su molestia y recalcó — a medianoche, vendrá un convoy solo a buscarte.

— Perfecto aquí les esperare.

Dominieck se tensiono, aunque no lo miraba podía sin dudas sentir como aquel clavaba sus ojos llenos de preguntas de manera intensa en mí — como que lo esperaras, estás loca.

Y guiando mis ojos hasta aquel exclamé — estoy bastante cuerda, más yo no tengo nada que temer y no me importaría morir si de ello dependería hacer valer mi inocencia.

Lyall cuestionó — estas segura, de lo que dices.

— Muy segura.

La discusión tras haber dado vida a mis palabras se escuchó con fuerza venir de los demás quienes me pedían encarecidamente que no me dejase capturar, su miedo más grande se enfrascaba en que ellos estimaban de que sin dudas yo no me iba a poder salvar de esta, pues escapar de las manos de los alfas con vida es más que un vivo milagro.

Envueltos en aquella discusión las horas faltantes transcurrieron con prisa y antes de lo que se pensaba en vuelta en sus ruegos y múltiples reclamos el tiempo esperado finalmente llego, y justo a la hora prevista aquel convoy de vehículos apareció repleto de betas dispuesto a capturarme si yo llegaba a oponer resistencia.

Sin mirar atrás y haciéndome sorda a las palabras de los demás salí de la casa con la vista al frente sin miedo alguno, para sorpresa de los demás y a diferencia de ellos, yo me encontraba muy tranquila, miedo alguno no sentía, más la calma era mi más ferviente amiga.

Caminar desde la entrada hasta donde me esperaban los betas no fue gran cosa y ante ellos como si no estuviese pasando nada me presente, al acercarme a ellos tales hombres se miraron entre sí, realmente estaban muy sorprendidos de la manera tan pacifica que ante ellos había aparecido.

Ya para cuando me iba a dedicar a subir al auto que había sido elegido para mi transporte, algo llamo con interés mi atención, desde a espaldas mías unas voces apelaron por mí, Dominieck junto a los demás quienes se encontraban en la casa aparecieron allí intentando por ende impedir tal desdicha.

En vista de aquello tales hombres tomaron una actitud defensiva pues no era cierto que ya que me habían logrado tener entre sus manos aquellos sin dudas terminarían dejándome ir de una manera tan sencilla a si por así, cosa respecto a la cual yo no me negué e inminentemente dentro de aquel auto me zambullí.

Los gritos de Dominieck, Lyall, Lina, Zoé y Leila se podían escuchar abiertamente desde el interior del auto en el cual me encontraba, al ellos desesperadamente encontrase corriendo detrás nuestro rogando porque me soltasen, pero sin poder hacer nada solo podían resignarse a verme partir mientras yo, quien se encontraba confinada en el interior de aquel vehículo solo podía quedarme contemplando como aquel lugar quedaba poco a poco perdido en la distancia y así sumergida en los pensamientos que aquella experiencia me iba dejando mientras los betas arribaban hacia la carretera con rumbo desconocido para mí el tiempo transcurrió .

Mas o menos veinticinco minutos después aquella fila de autos llego a un área en un claro dentro del bosque que queda alejado medianamente del mirador, al cual para acceder hay que pasar un camino pedregoso que lleva rumbo a la fachada de una vieja casa lugar el cual estimaba que fungía como una simple apariencia pues conociendo a los lobos nada es tan sencillo como lo parece.

Habiéndome desmontado observe lo tan destartalada que aparentaba ser y por lo mismo pregunte a mis captores.

— ¿Qué lugar es este?

Uno de ellos cuestionándome con algo de severidad replicó — acaso no le conoces, me sorprende la verdad.

— No, por lo mismo pregunto.

Otro de los que se encontraban allí y quien para aquel momento se encontraba en dirección hacia mi espalda quién más que todo parecía tener una cara de pocos amigos fue quien dio respuesta a mi pregunta — esta es la gruta, aquí se lleva a cabo todo lo concerniente a los consensos de los lobos y aquí se llevará tu juicio.

Y dicho aquello, los betas me hicieron caminar en dirección a la entrada casi mente a empujones, con algo de severidad.

Al acercarme pude divisar lo tan curiosamente lúgubre que se ve desde el exterior, misteriosa y un tanto tenebrosa, su fachada se observa totalmente antigua tanto que parece que incluso en cualquier momento la misma se podría venir fácilmente a bajo.

Para acceder a la misma hay que subir unos pocos escalones hechos de madera, los cuales al ser pisados emiten un crujido aterrador lo más parecido a un lamento que por un momento te hacen apartar la atención de lo que se tiene frente a ti; una vez que subes lo único que se interpone con nosotros para ingresar es una enorme puerta de madera que da la sensación de ser particularmente nueva a diferencia de lo ya visto.

En el exterior no hay ni una sola chispa de luz, cosa que, aunque siendo lobos no necesitamos del todo si a veces se hace más cómodo tener aquel elemento a mano, a diferencia del interior que si hay algunas cuantas lámparas esparcidas.

Una vez dentro chocas con la tan irónicamente sutil diferencia de lo que aparenta ser aquel lugar desde el exterior y que eventualmente deja de ser totalmente una vieja casa una vez ingresas.

A todos los lados hacia donde dirijas la mirada lo único capaz de ser divisado al ojo son una serie de paredes rudimentarias junto a una ancha escalera que dan más que nada hacía un mundo subterráneo, al cual los betas me hicieron ingresar con algo de prisa.

Una vez al llegar al final de la escalera aquellos lobos me hicieron dirigir hacia una sala continua prácticamente dispuesta justo a la entrada en la cual me hicieron ingresar habiendo hecho el pedido directo de que debía de cambiarme la ropa por el atuendo que allí se encontraba.

Al entrar a la sala sobre una mesilla se encontraba un vestido rojo largo de mangas largas, el escote delantero se encontraba casualmente abierto y la falda se encontraba particularmente abierta desde donde se encontraba el inicio de mi pelvis hacia abajo en ambos lados dejando de manera visible mis piernas.

Al verme medianamente vestida un pensamiento absurdo cruzó por mi cabeza — es un juicio o mi venta, porque dudo que para ello hay que llegar hasta este punto con tal vestimenta — cuestione bastante resignada pues a ciencia cierta no había nada más allí salvo mi ropa que pudiera yo llegar a usar, por lo que tenía solo dos opciones, u obedecía a las buenas o me enfrentaba a las consecuencias independientemente de cómo fuera no era para nada agradable debatirse en ninguna de las dos.

Una vez al salir los betas me esperaban junto a la puerta, estaban de pie se veían aún más fríos e inexpresivos, el mal genio se podía leer en ellos por encima de sus vestiduras.

— Y bien ahora, a donde vamos — cuestione queriendo obtener una respuesta en vista que de ellos lo único que recibía era silencio y nada más.

— Iremos al centro de reuniones — indicó luego de un momento el mismo el cual tiempo antes se había atrevido a dirigirme la palabra.

— Pues guíen el camino, yo les sigo — y como si mis palabras suscitaran una orden ante ellos los betas se colocaron como cual muralla resguardando al tesoro que en medio se escondía, unos cuantos adelante, unos otros a los costados y los restantes detrás de mí caminando todos por aquellos amplios pasillos rumbo a la gran sala, donde se escondía mi tan incierto destino.

Al llegar lo que mis ojos deslumbraron era algo de no creer, aquel lugar parecía la escenificación en miniatura de un coliseo, el centro era llano y los asientos que se extendían alrededor hechos a partir de las mismas rocas iban en escalera de adelante hacía atrás y justo allí sentados en los primeros asientos se encontraban esparcidos todos aquellos que pretendían tener voz y voto contra mí.

Como era costumbre para ellos lo primero que hicieron quienes me escoltaban era presentarse delante de sus líderes.

— Aquí esta — dijo el único que me había dirigido la palabra con respeto aun a pesar de encontrarse guardando sus reservas ante aquellos.

Izra al verme no tardo en acercarse y con sumo descaro increpó — valla pudieron traerla tan rápido, veo que lograron dominarla.

Aquel mismo beta exclamó — disculpe que le contradiga señor pero no, ella ha venido por su propia decisión.

— ¡Eh! Qué has dicho.