Fu Sinian la sacó de sus brazos y estaba a punto de darle una lección cuando ella se arqueó en sus brazos como una gatita pegajosa.
Fu Sinian no pudo soportar empujarla más.
Se volvió a dormir.
Incluso si quisiera hacerla trabajar horas extra, no podría.
—Olvida eso. Hoy te perdonaré —Fu Sinian extendió la mano y pellizcó la mejilla de Shi Qian, luego le rascó la nariz.
Se dio cuenta de que su cariño por Shi Qian era tan fuerte que no podía ser descrito con palabras.
No importaba cuán emocionales fueran sus palabras, estas no podían expresar una décima parte de eso.
La abrazó fuertemente y enterró su rostro en su suave y espeso cabello, tomando una profunda inhalación de su aroma.
…
La siguiente mañana, ella despertó lentamente. Justo cuando estaba por estirarse, Fu Sinian la atrajo hacia sus brazos.
Entonces, sintió un dolor en el cuello cuando él la mordió.
Intentó empujar su cabeza, pero no pudo.
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