Lilit era una humana, fue una humana la primera de las mujeres en nacer, al igual que junto Adán; el primer hombre, parecía que habían sido puestos en ese lugar con la bendiciones de los dioses, con la virtud de tomar decisiones en igualdad de condiciones, para disfrutar de la compañía del otro, como una pareja. Llevaban poco viviendo en este mundo y lo que había vivido lo había hecho con él, pero en ocasiones, cuando intentaban colocarse de acuerdo y era casi imposible para ella dar el brazo a toser terminaba frustrada, y caía en hacer lo que pedía la mayoría de la veces, porque por alguna razón así estaba bien. Pero cansada de esas situaciones donde terminaban discutiendo sin poder tener acuerdos en como convivir, termino caminando por la orilla de un rio, donde solía bañase y buscar algo de alimento.
Era un lugar muy cómodo para estar, pues animales pequeños y espíritus siempre rondaban por el área, no era fan de las cosas muy coloridas, pero si disfrutaba de la tranquilada del lugar. Para esos días la naturaleza era la que rodeaba todo los paisajes, y donde el resto de las especies y las comunidades vivían, por lo tanto no era raro que viera a los gigantes, pasearse a lo lejos entre las montañas, todo estaba lleno de paz y armonía, era raro, como si todo se mantuviera bajo el control de algo más grande, pero invisible para sus ojos.
Y aunque su curiosidad era grande, por alguna razón los espíritus no respondían a esas preguntas, cuestionándose mucha veces, pues los mismos solían ser muy habladores, lo que daba más intriga por lo que trataban de esconder. Después de haber caminado por un rato, decidió entrar al agua y nadar para poder olvidar y tranquilizar su mente que aún estaba extrezada por la discusión con Adán.
Al salir se sentó en una roca, para tomar el sol y que su piel se secara, tranquila, empezó a tararear una canción que los espíritus, le habían enseñado cuando era pequeña, e ignoraba el hecho de ser observada, pero la presencia de aquella mirada, era bastante abrumadora, y algo le indicó que debía de voltear, pero cuando lo hizo ya no había nada más que el rastro de unas plumas de un brillo indescriptiblemente blanco, que desaparecieron en el pleno instante que el tacto de su mano tomo una de esas majestuosas muestras.
Atónita de aquel descubrimiento, sonrió pues fuera lo que fuera, era algo que despertó nuevamente la curiosidad en ella, y presintió que iba a pasar algo divertido. Después de terminar de buscar y no encontrar algo antes de llegar a la barrera del bosque, regreso al jardín donde Adán la estaba esperando.
-Ya volví...- Con poco entusiasmo lo miro aun con enojo.
-Lilit, ¿A dónde fuiste? Estaba preocupado.- Se dispuso a caminar hasta donde ella estaba y abrazarla.
-Como si de verdad te importara.- Apática negó el abrazo.
-Sé que tengo que pedir disculpas, aunque no sé porque no lo aceptas y ya...- Susurrando la última parte para él, fingió arrepentimiento.- Perdón por tratar de obligarte anoche, estabas indispuesta, y mi necedad no me dejo verlo, te prometo que jamás tratare de hacer algo que no quieras, ¿me perdonas?
Lo miro a los ojos, y después de pensarlo un poco, y sin estar convencida del todo, respondió al abrazo con un "Está bien" simple. Sin negarse a su tacto le dio un beso y sonrió de forma encantadora.
-Traje algunos peces, preparemos la cena con esto.- Le entrego la pesada canasta al joven de cabello dorado y ojos azules, que con una mueca recibió y asintió con la cabeza.
- Yo cocino hoy, tú relájate y ve a prepararte para comer.- Dando un beso en la frente de la peli roja.
- ¿Bueno? Creo que eso está bien...- Anonadada por el cambio de actitud de la nada, solo se retiró y vistió con unas ligeras ropas de ceda roja, que había recibido del espíritu del viento, que con frecuencia solía visitarla y llevarle regalos desde que era una niña, y aunque no le molestara estar sin nada, le gustaba cubrir partes de su cuerpo, para evitar que Adán se animara a obligarla cuando ella se reusaba a tener sexo con él, a pesar que el descubrimiento del acto había sido de ella, y le gustaba, a veces Adán solo no respetaba su espacio o gustos al tomar el control, siendo unas de las razones de sus discusiones.
Animada por la reconciliación, fue a buscarlo apenas el sol se escondió detrás de la barrera de las montañas, el olor que se desprendía de la fogata era delicioso.
-Que olor tan delicioso Adán, me abre el apetito- Se sentó frente a él.
- Me alegra que te guste, lo prepare especialmente para ti.- Sonrió de forma maliciosa, cosa que no fue vista por Lilit, quien le devolvió la sonrisa de forma animada.
- Hoy estas algo raro, no sueles aceptar los errores tan fácilmente, es bueno que lo hayas admitido.
-Me duele que pienses así de mí.- Le acerco el plato con la comida.- Esta es mi disculpa.
Lilit la recibió con agrado, debía admitir que era realmente encantador el gesto, y la hacía reconsiderar, el perdonarlo de verdad, si no fuera por el hecho que no era la primera vez que lo hacía, no se lo iba a dejar para nada fácil esta vez, tendría que hacer algo más que una cena para que lo perdonara, empezó a comer con bastante confianza, acabando con el plato en cuestión de minutos, estaba realmente delicioso, pero algo no andaba bien, pues cunado culmino de comer un mareo extraño se apodero de su cabeza, la pesadez de su cuerpo aumentaba en cada parpadeo, y sentía como perdía la fuerza, siendo lo último que vio antes de cerrar los ojos, un Adán fingiendo desesperación acercándose descaradamente a ella, la tomo entre sus brazos y la alzo... y hasta ahí llegan sus recuerdos.
Al día siguiente despertó adolorida, sin nada y junto un relajado Adán que dormía plácidamente, como si hubiera pasado una noche en vela, con un dolor de cabeza fenomenal, recuerdos de la noche anterior invadieron su cabeza, después de comer había caído desmayada sin saber porque, despertó sin fuerzas con Adán sobre ella, y por más que lo intentaba no lograba quitárselo de arriba, por lo que dejo de luchar y solo lo miraba a los ojos con un sentimiento que jamás había experimentado, una extraña sensación de rechazo que la obligaba a alejarlo y no querer estar cerca del nunca más, era odio lo que en su corazón nació, unas intensas ganas de matarlo justo ahí se apoderaron de ella, y sin saberlo ya estaba sobre él, con las manos alrededor del cuello de Adán usando todas sus fuerzas, mientras que el contrario despertó asustado y luchando contra ella.
De donde estaba sacando tanta fuerza, no sabía, solo quería acabar con él, las lágrimas empezaron a salir de sus grandes y hermosos ojos negros, que perdían el brillo mediante apretaba más y más su agarre, lo miraba de forma espelúznate ni ella comprendía el poder que tenía, pero un fuerte golpe de parte de Adán la hizo despertar de su trance, aflojando su agarre haciendo que el contrario se apartara de ella de forma abrupta y escandalosa.
Adán estaba desconcertado, no comprendía como ella con un cuerpo más delicado que el de él, pudiera someterlo de aquella forma, solia pensar que ella era más débil y frágil que él, y que por esa razón ella tenía que obedecerlo, por eso la noche anterior, había agregado un hechizo que fomentaba el sueño y producían efectos analgésicos que la iban a dejar a su merced, como solía hacerlo cuando ella no estaba de acuerdo con sus deseos, tenía que hacerla entender que él era el que mandaba, pero al despertar sintiendo una punzada aterradoramente fuerte en su cuello y que el aire no lograba entrar, sintió por primera vez el miedo. La penumbra en la mirada de Lilit lo asusto aún más, no parecía ser ella misma, nunca creyó que esos ojos que siempre estaban llenos de luz, podían ser tan oscuros.
Mientras Lilit miraba sus manos llenas de un líquido rojo que bajaba también por el cuello del hombre frente a ella, era la primera vez que veía tanta sangre, alguna vez recibido un rasguños por las ramas del bosque, y había descubierto como de su piel brotaba, y ese día un espíritu que rondaba la sano y le explico lo que era la sangre, tan parecida al color de su cabello y tan preciada para la vida, se aterrorizo, al estar cubierta por de ella.
Él se trató de acercar a ella y calmarla, pero sus pies no lo permitían, pues aun descompensado por la falta de aire cayo de rodillas al suelo, por el otro lado Lilit salió corriendo desapareciendo de su vista.
Por el escándalo que se formó esa mañana, algunas criaturas se acercaron al lugar, encontrando a un Adán lastimado, los espíritus que protegían la vida se enojaron enormemente, pues no podían aceptar tal situación en su territorio, se encargaron de cuidar y enseñar a esos niños para que tal acontecimiento sucediera dentro del hogar de los espíritus, Lilit había desaparecido, no sabían dónde estaba, ni hasta donde había ido. Así que Adán aprovechando la situación decidió que culparía a Lilit para poder permanecer dentro del jardín sin ser castigado por estar usando las artes espirituales para hacer que lilit permaneciera bajo un trance, después de todo Lilit se lo había buscado, solo tenía que haber obedecido lo que él decía y nada de esto hubiera pasado en primer lugar.
Los espíritus, viendo que tan lastimado estaba el hombre que había sido puesto en la tierra por el rey de los dioses a su semejanza, como la forma de agradecer a su hermano por ayudarle en la guerra, creyeron en sus palabras, y decidieron que habría que castigar a la mujer que había roto las reglas y como consecuencia seria expulsada de la protección que el bosque de los espíritus le otorgaba a las criaturas terrenales. Pero Lilit había corrido tan desesperadamente entre los arboles, que cayó sin aviso por un barranco que estaba junto al rio que siempre visitaba, perdiendo la conciencia al golpearse la cabeza con una piedra en el camino. Despues de esa mañana, pasaron algunos días, y los animales con los que Lilit siempre solía jugar se acercaron y la arrastraron dentro de una cueva, donde la cubrieron con algunas ramas para acobijarla del frio, mientras que unas hadas curaron sus heridas.
Luego de tres días, despertó y el dolor en su cuerpo había desaparecido, era como si la caída no hubiera producido ningún daño en ella, se levantó de a poco, y noto la oscuridad de la cueva, y vio como algunos lobos blancos que había conocido desde que eran cachorros la estaban vigilando desde la entrada. Algo sorprendida se acercó a ellos y los acaricio, recibiendo de los mismos, algunas lamidas en el rostro.
-Parece que fueron ustedes los que cuidaron de mí...Gracias... ¿Pero cuánto tiempo estuve inconsciente?- Dijo saliendo de la cueva.
-Fueron 5 días en total.- Dijo un extraño que salió de la nada con unas toallas en las manos.- Pero parece que ya estas mejor.- exclamo con una sonrisa encantadora.
Lilit cegada por la belleza del ser frente a ella, permaneció en silencio, sin saber cómo reaccionar, ¿Quien era?, se lo pregunto a ella misma, llevaba viviendo por los alrededores bastante y nunca había visto a ninguna otra criatura que compitiera con los elfos, quedo impactada, pero por alguna razón había nuevos sentimientos en ella, la desconfianza, miedo, odio y venganza, no sabía lo que era, pero estaban ahí, así que retrocedió precavidamente.
-Tranquila, no te voy hacer nada, soy un "amigo"- Acercase dándole parte de su vestimenta, a lo que ella reacción con ¿vergüenza? Nunca había sentido eso, pero se sintió incomoda al estar desnuda frente a él
-Gr...gra..gracias.- tartamudeo y se cubrió con el abrigo que la hizo sentir cálida, sonrió con delicadeza, lo que hizo que el extraño sonreirá delicadamente.
-Creo que ya no me necesitas...- Se iba a marchar, pero el llanto de Lilit repentino lo detuvo y lo hizo sentir un escalofrió.- Ay... ¿Humana que te pasa?- Estaba bien llamarla asi... no sabía cuál era su nombre, pero ver los ojos oscuros de la joven entre lágrimas le decían que no se marchara.- Tranquila, aquí no hay nada que te pueda herir... Mira, hay algunos espíritus que quieren verte y hablar contigo, no puedes estar así...- ¿Qué fue lo que sucedió para que sus ojos se vean tan llenos de dolor? Se preguntó mientras trataba de hacer que detuviera su llanto.
La actitud del extraño la hico reír, ni ella sabía porque había llorado tan repentinamente por la calidez del abrigo, solo había sentido un vacío en el pecho y las lágrimas empezaron a salir solas, pero era tan tierno ver el nerviosismo del contrario que volvió a ser ella y no pudo evitar reír, llamando la atención de este, quien la miraba atontado.
- Soy Lilit, y no sé quién eres, pero te agradezco que cuidaras de mí.- Sonrió y unos hoyuelos en sus mejillas aparecieron enamorando en secreto al ángel de prepotente personalidad.
Unos días atras después de regresar al cielo, desvió su paso por la tierra, cuando había sido enviado al bosque de los espíritus para buscar algo que debía ser entregado a los dioses, cargaba en sus manos tan valiosa entrega mientras caminaba en salida para poder cumplir su tarea, cuando al pasar junto a una pequeña laguna que era alimentada por el agua del río que bajaba desde las montañas vio la pequeña figura de una joven cual cabello asemejaba a la hermosa cabellera de una diosa que en muchas ocasiones visitaba el hogar de los reyes celestiales, aunque lo único que distinguía a esa joven de la diosa era su apariencia más joven y humana, pero belleza no le faltaba para ser comparada.
Por un momento recordó cuando hace unos años atrás, cuando era más joven, vio a su padre bajar a la tierra y dejar a cargo de los espíritus a un par de criaturas los cuales denominaría como humanos, a los que regalo la bendición divina y libre albedrío, para gozar de una larga vida en la tierra fértil que adorarán y sirvieran a los dioses como herramientas de diversión y regocijo. Cosa que no podía importar menos, pero debido a orden de su padre, los ángeles debían de proteger y cuidar de las criaturas terrestres pero sin intervenir directamente en la vida de ninguno, en lo que lucifer estaba desacuerdo, ya que disfrutaba de observar y conocer a dichas criaturas. Pero ese día la imagen de la libertad de la joven sobre esa roca, se quedó en su cabeza, lo que hizo que regresara a la tierra de los espíritus y observar un poco más a la mujer.
Dentro del bosque había un alboroto, y no sabía que era lo provoco tal conmoción en un lugar que siempre estaba tranquilo, la imagen de la joven llena de moretones, fracturas y sangre lo hizo estremecer, fuera lo que le pasara, no era nada bueno, se trataba de heridas graves, jamás imagino que el cuerpo de los terrestres podía ser tan frágil, tampoco imagino que había caído por un largo acantilado y era un milagro que estuviera aun respirando. Ayudo a los animales y pequeñas hadas que la cuidaban a mejorar el estado de su cuerpo, con sus poderes divinos, y creo una barrera alrededor para evitar que interrumpieran su recuperación, la acompañó durante algunas horas, ayudando a bajar la fiebre de la chica, haciendo visitas intermitentes durante el día, para revisar su estado, sin poder hablar con los espíritus encargados, debido a que tenía que regresar con frecuencia de forma rápida al cielo, para seguir cumpliendo sus deberes y entrenamientos juntos a sus hermanos.
Y así pasaron varios días, donde bajaba y subía del cielo, solo para visitar a la humana, que a pesar de los esfuerzos para curar todas sus heridas, su alma se encontraba en el limbo, lugar que ni con sus poderes podía sacarla de ese estado, se preguntaba cada vez que la veía, porque el sufrimiento y dolor se reflejaba en sus expresiones mientras dormía, si él había curado todas las heridas físicas, no debía de estar sintiendo nada y ya haber despertado. Pero no lo hacía, quería preguntarle a alguien más para poder ayudarla, pero debido que tenia prohibido intervenir directamente en al vida de los terrestres, se tuvo que haztener de buscar ayuda, esperando que alguien más la encontrara.
Se alegró cuando su fiebre desapareció, así que fue a lavar las toallas para dejarle unas limpias, para cuando despertara y el no estuviera, tendría al alcancé que usar para limpiarse. Y la sorpresa se la llevaría cuando al volver estaba parada justo en la entrada de la cueva, tan hermosa como la recordaba, su cabello rojo un poco más intenso que la última vez, pero que resaltaba de igual forma la piel blanca de la muchacha, pero algo mas no era igual, el brillo en sus ojos, no estaba, solo una mirada opacada, que a pesar de estar acompañada de una sonrisa, no parecía genuina en absoluto. Y cuando se acercó, las palabras salieron solas.
- Es un gusto para mi.- La miro directo a los ojos.- No fue nada, iba de paso... y me dio algo de curiosidad, como tus amigos te rodeaban.- se encogió de hombros restándole importancia.
- ¿Eres humano?- Pregunto sin cautela, hipnotizada por los ojos carmesí del contrario, que irradiaban seguridad.- ¿o un hada? O más bien ¿Elfo?, eres muy pequeño para ser un gigante, y conozco a todos los espíritus de este bosque. ¿Cuál es tu nombre?
- Como puedes hablar tanto después de dormir por 5 días. Estuviste inconsciente durante varios días, ¿Y te da más curiosidad saber que soy?- Esquivando las preguntas de inmediato, no imaginaba que pasaría de una pequeña criatura asustada, a interrogarlo sobre su identidad tan rápido.- Yo debía ser el que pregunte, como es que terminaste en ese estado, ¿eres una fugitiva o algo así?
La pregunta impacto a la joven con gran sorpresa, de verdad habían sido cinco días, no presto atención a esa parte, por quedar sorprendida con la belleza y presencia tan impactante del extraño, pero era verdad, estaba ahí y no sabía cómo explicarlo, no recordaba muy bien que la llevo a terminar corriendo por el bosque, cuando reacciono, ya estaba cayendo por la culpa del pasto mojado.
- Yo ... No se... - Con la mirada perdida, un dolor fuerte empezó a llenar su cabeza de recuerdos muy horribles, lo que hizo que todo su cuerpo empezara a temblar.- ¡EL FUE! YO NO HICE NADA LO JURO... No quería... LO JURO, LO JURO... Mis manos se movieron solas, no quería lastimarlo, pero el...- Cayo al suelo, agarrándose la cabeza con fuerza por el dolo, mientras entre gritos y susurros disociaba cosas.- quería matarlo... ¡SANGRE... HABIA SANGRE! No dejes que se acerque... mis manos... por favor, no quiero lastimar a nadie... ¡ADAN TE QUIERO LEJOS DE MI!- Lucifer la tomo y abrazo, tratando se calmarla, pero ella solo lo empujaba y luchaba desesperadamente para soltarse, golpeando con fuerza.- ¡TE ODIOO, MUCHO, DEJAME EN PAZ... JAMAS VOY A PERDONARLO! Fue el limite d..e mi paciencia.
Lucifer sorprendido por la fuerza tan impresionante con la que luchaba, no lo había notado, pero estaba lleno de rasguños y golpes por todos lados, jamás pensó que una humana llegara a tener tal fuerza. Sin poder evitarlo tuvo que sacar las alas, con las que acobijo a Lilit, y usando un hechizo, la dejo inconsciente, ya que por más que le decía que estaba bien y que ya no le pasaría nada, no regresaba en sí.
- No dejare que te lastimen de nuevo lo juro... Y castigare al que te hizo daño...
Al desplegar las alas, había desbordado su poder en todas las direcciones sin control. Lo que llamo la atención de los espíritus de alto nivel, quienes estaban alertas, por la búsqueda de Lilit que seguía en marcha, cuales sin pensarlo demasiado aparecieron de inmediato en la dirección de donde venía aquella energía.
Los hijos de Gheateo, conocidos en la tierra como los espíritus mayores y protectores de la tierra, reconocieron de inmediato al arcángel que sostenía entre sus brazos el cuerpo inconsciente de Lilit que ardía en fiebre. Reconociendo la situación, sorprendidos trataron de hablar con Lucifer, que a oídos sordos, solo exclamo con molestia.
- No se acerquen. Si intentan algo no permaneceré tranquilo.- Hablo de manera fría y cortante, como comúnmente era su personalidad, orgullosa y atorrante, y con razón, pues se trataba del guerrero más poderoso de los cielos y se lo permitía
- ¿Qué hace un arcángel aquí?- se supone que no salen del cielo, o hasta ahí tenían entendido ellos. Fue el espíritu del fuego el que hablo.
- Sea por la razón que sea, es Lilit a quien tiene en sus brazos.- aclaro el espíritu del agua
- ¿la misma Lilit que intento asesinar a su pareja? Quien lo pensaría...- de forma relajada el espíritu de la tierra sonrió.
- Lucifer, los asuntos de la tierra tienen que ser resueltos por nosotros, y justo ahora estas interfiriendo, llevas en las manos a una humana que cometido la mayor de las imprudencias sobre nuestro dominios, así que solo entrégala.- Alzó en voz el espíritu de viento.
- Tan bien hacen su trabajo que el alma de esta joven está a punto de perderse en el limbo.- de un solo aleteo se levantó en vuelo.- Al parecer no pueden cuidar bien de la creación de vuestros dioses. Así que me encargare de este asunto, no se entrometan, es un asunto del cielo a partir de ahora.
- Hermano, déjalo... si es verdad que su alma está a punto de quebrarse, pronto morirá, así que ese será su castigo.- severamente hablo al oído del espíritu del aire.- hacer nacer a una humana más obediente es cosa fácil. Además el dios Sintio debe ser quien la castigue, pues después de todo fue el quien la trajo aquí.
- Eso no interesa, el tratado es que ninguno interfiera en el dominio del otro, así los decidieron nuestros padres.- Fue el fuego quien levantó la voz ahora.
- Yo soy el arcángel y guerrero más poderoso del cielo, ¿Serán ustedes los que se interpongan en mi decisión?
Silencio fue la respuesta de los espíritus que dieron un paso atrás, pues no podían hacer nada contra el protegido del cielo, la diferencia de poder era dimensional en ese momento. Dando solución al problema, los cuatro espíritus, en el instante antes de marcharse, dieron sentencia a Lilit.
- Como protectores de las criaturas de la creación en la tierra, y dueños del bosque. Le quitamos nuestra protección y prohibimos su entrada a nuestros dominios, quedando desterrada y excluida de poder usar las artes espirituales a ella y cualquier descendiente que tenga su sangre. Lilit la pecadora quedara bajo las medidas y restricciones del cielo, por el momento y hasta su muerte, y para evitar conflictos futuros, Arcángel Lucifer esperamos que el cielo se retire de decisiones y problemas que tengan que ver con la tierra para la proximidad.
Manteniendo una postura dura, asintió, y vio retirase a los espíritus, siendo observado hasta el final con recelo por parte del espíritu del viento, que malhumorado acepto la decisión de encargarle al ángel la custodia de la humana que había criado y protegido desde hace años, por lo que inconforme, no aceptaba del todo las medidas tomadas, pues dudaba de la versión contada por Adán, ya que conocía lo tosco y áspero que solía tratar a Lilit en ocasiones.
- Cuídala...- dijo en una voz que solo escucho lucifer, recibiendo una sonrisa arrogante de parte del ángel.
Después de eso, no hubo más interacción, lucifer llevo a Lilit fuera del bosque los espíritus, y dejo refugiada tras unas colinas en una pradera, protegida por una barrera alimentada del poder de unas runas.
Pasaron varias semanas, Lilit seguía dormida por el hechizo de sueño que lucifer le había colocado, la fiebre y pesadillas de la joven desaparecieron, pero aun con las constantes visitas y horas que el ángel pasaba con ella, no decidía si despertarla, pues temía sufriera de otro de esos episodios y prefería dejarla recuperar energías unos días más. Dando provecho de sus habilidades, se escabullo unas cuantas veces dentro del bosque disfrazado, intento averiguar lo que había sucedido para poder entender mejor y tratar de ayudar a Lilit, pero todo se había vuelto tan tranquilo, como si no hubiera pasado nada, volviendo sus intentos en un gran fracaso, por lo que volvió al cielo ,así evitando que se levantaran sospechas por sus largas ausencias.
Algo curioso, de lo que Lucifer era ignorante, era lo que había estado sucediendo en el inframundo. La vida también se desarrollaba en aquel lugar de penumbras; los seres de oscura presencia, conocidos como demonios, eran criaturas curiosas que buscaban entender las emociones mortales. Ni completamente buenos ni totalmente malos, a menudo se aventuraban a la tierra en busca de alimento emocional. Su mera presencia tenía un efecto intrigante: al acercarse a los mortales, estos tendían a adoptar actitudes más oscuras, dejando aflorar sus miedos y deseos reprimidos. Los demonios no buscaban causar caos por malicia, sino que estaban fascinados por la complejidad de las emociones tan libres que los terrestres lograban tener y cómo estas podían transformarse. Así, mientras exploraban el mundo terrestre, se convertían en testigos de la lucha interna de los mortales, alimentándose de esa energía sin intención de desbordar la oscuridad, sino más bien con el de comprenderla.
O así fue hasta que de repente una energía de bastante amplitud negativa proveniente del bosque llamo la atención de algunos que rondaban la zona, pues no era lo común que ese tipo de energía emergiera provinieta del dominio de los espíritus, pero así como apareció la misma, desapareció al instante. Eso creo más curiosidad entre los demonios que se habían sido testigos de esa maravillosa experiencia, pues había algo en aquello que los atraía.
Así que cuando vieron al ángel salir rumbo a las colinas, no dudaron en seguirlo hasta la cueva donde Lilit descansaba. Durante las visitas de lucifer escondían su presencia, y al atardecer cuando el ángel solían marcharse, las criaturas se dirigían al lugar rondando toda la noche desde fuera de la barrera, observando sin desdén a la humana, deseosos de entrar para saber porque era protegida por el ángel. Permaneciendo en la misma actividad durante días, lo que también atrajo la atención del dios del infierno, el cual viendo la actitud continua de los demonios, el mismo subió a la tierra, viendo la divertida escena del Arcángel mas orgullo, al cual había visto un tiempo atrás, siendo el mismo ángel que solía llevar las advertencias absurdas de su hermano hasta su reino, protegiendo y cuidando con bastante empeño a esa pequeña humana.
"parece que hasta tu querido rebaño te desobedece"...Fue lo que paso por la mente del dios, el cual ya había imaginado como iba usar a ese par para hacer enfurecer a Sintio, dejándole ver que el control completo que presumía era solo una falsa ilusión.