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DE OTRO MUNDO

Esta es la historia de una humana y un ser de otro universo (alien), que se emprenden a un camino lleno de obstáculos y misterio. Durante ese largo transcurso por recorrer ambos se enamoran; se dejan llevar por esas emociones, esa humana es consciente que tal hombre no es normal pero inesperadamente...

Dianiis_1417 · Ficção Científica
Classificações insuficientes
122 Chs

Déjà Vu

Once de la noche y Mey daba vueltas en la cama al no poder conciliar el sueño; había cenado muy poco a causa de que su mente sólo tenía el nombre de Lou.

Ella se acurruco en las mantas, forzando a sus ojos cerrarse.

<<¡Dios mío! ¿Por qué no puedo dejar de pensar en él...?>>, pensó Mey, viendo con una mirada de melancolía hacia la gran luna brillante desde su cama.

No podía negar que su corazón dolía y en que su mente sólo tenía la imagen de Lou. También tenía muchas interrogantes: dónde se encontraba, cómo estaría, y lo principal, si ya había regresado a su mundo...

La incertidumbre confundía sus emociones y tanto que olvidó que Lou era un alienígena.

Se levantó de la cama y camino hasta la ventana. Por su memoria recorrió aquella madrugada que lo encontró desnudo y desorientado; desde ese instante su vida cambió y admitía que había dejado de lado ese dolor de amor que la destrozó y dejó de pensar en aquel hombre que la traicionó.

Los momentos con Lou eran inevitables para pasar desapercibido, incluso ella sonrió débilmente al recordar lo que sucedió en el centro comercial cuando la tomó de la mano, así como ese abrazo ficticio. Tampoco podía dejar de lado cuando Lou la amenazaba con un determinante ímpetu.

Sin darse cuenta, sus lágrimas brotaron deslizándose en su piel pálida.

- ¿Eh? ¿Por qué...estoy llorando?. - se preguntó.

Mey con lágrimas en los ojos, contempló la luna brillante, el hecho de estar sola, la abrumada. Lo único que concluyó, era que extrañaba a Lou...

Mey tenía en mente que él, a pesar con su simple presencia le ayudó estos días a no hundirse más en rencor pero nunca se imaginó que él se iría inesperadamente. Esa angustia la carcomia por dentro, sentía esas inmensas ganas de salir a buscarlo.

Mey: - Suspiro...no debo llorar, no debería llorar por él.

Salió de la habitación y camino en la penumbra directo a la cocina; sirvió un vaso de agua y bebió dos sorbos.

Entonces, unas luces atravesaron la ventana y la puerta trasera de la cocina. Mey, incrédula ante lo que vio, pensó que estaba viendo mal. Sin embargo, esas luces volvieron a destellar; eran unas luces blancas e intensas, que de inmediato Mey entrecerro sus ojos.

Atónita ante esos destellos, ella dejó el vaso en el fregadero y camino sigilosa a la ventana de la cocina; furtivamente jalo la cortina y pudo vislumbrar que esas luces provenían del cielo y que se movían lentamente hacia el fondo del Bosque Darkness.

Mey estaba fijamente atenta, en un santiamén, el nombre de Lou le atravesó su mente como una bala. Ya sin ser consciente de lo que pensaba, creyó que se traba de él...asi que se armo de valor y giro la perilla de la puerta trasera.

Tan pronto salió, percibió ese aire frío que la hizo respingar. Con sus pantuflas y su pijama de abejas, se encaminó hacia el bosque. En lo único que le rondaba en la mente era que Lou se encontraba allí, justo como aquella madrugada de año nuevo.

No le tomó importancia el frío que le helaba los huesos, tenía una mirada determinante.

Ella avanzó en medio de esa neblina escasa, a pesar de no tener una linterna, la luna enorme y brillante le fue de ayuda para guiarse por el estrecho camino y hacia esas luces. Entonces de un segundo a otro, las luces desaparecieron de la nada. Mey no detuvo su andar, al contrario, avanzó más rápido con su respiración agitada.

<<¿Estarás aquí Lou?>>, se preguntó, ella no dejaba de lado ese enorme presentimiento de que Lou estuviera en medio del bosque.

Llegó justo a ese lugar de aquel incidente que aun se mantenía acordonado con las cintas policíacas.

Ella respiro para estabilizar su agitado corazón y roto su mirada por doquier, sin embargo, no había nadie. Sólo el chirrido de los grillos y otros insectos. La luz tenue de la luna, le daba un aspecto sombrío y desolador al bosque.

- Aaah...¿Qué estoy haciendo...?. - musito con una expresión de decepción.

Le fue absurdo estar en medio del bosque y casi a media noche. Pero parte de ella le repetía que Lou estaba cerca. Respiro hondo y profundo para pensar con más claridad.

Fijo su vista a la gran luna y con una voz afligida, habló: - ¿En verdad, tú has regresado a tu mundo?

Sus ojos esmeraldas se cristalizaron pero empuño sus manos al mismo tiempo que inclinada su cabeza al suelo. Se repitió que no debía llorar.

Sin encontrar a nadie, ella se dio la media vuelta y dispuesta a regresar a su hogar. Pero sólo bastaron que ella diera unos dos pasos para detenerse en seco al escuchar el crujido de las hojas y ramas secas del suelo. Sin embargo, se petrifico al darse cuenta que ella no era la causante de tal ruido.

Esos crujidos eran cada vez más cercanos y un escalofrío la cubrió por completo. Con su corazón a mil por hora, se abrazo a si misma. Pavorosamente, se giro para ver qué era lo que se acercaba y cuando sus ojos vislumbraron a esa silueta que se movía a su dirección, sus labios temblaron y sus pupilas se dilataron al máximo.

Esa silueta que se movía con dificultad y sosteniéndose en los árboles, era Lou...

Él tenía un semblante débil, con su cabeza inclinada y unos labios resecos y más pálido de lo normal.

Tan pronto, Mey vio con más claridad quien era, se sobresalto, siendo incrédula ante lo que veía, con su voz tambaleante, preguntó:

- ¿Lo-Lou? ¿L-Lou...eres tú?

Él se detuvo y con la poca conciencia, levantó su cara y apenas pudo vislumbrar a la chica temblorosa y encogida de hombros. Lou sólo soltó un quejido, no podía hablar, su mente y su cuerpo estaban en trance y un dolor indescriptible que le invadía.

Mey viendo como él se movía con debilidad, no lo pensó más y a zancadas se dirigió a él. Ella de inmediato percibió que algo no estaba bien con él. Así que solo pudo actuar velozmente y dejando de lado su vergüenza, se acerco más él y lo sostuvo de su torso con mucha determinación y fuerza aunque rápidamente el peso de Lou cayó sobre sus hombros.

- ¡Ay! Lou...vamos... - le pidió Mey pero Lou parecía estar perdido.

Con esa dolencia, él solo se pudo guiarse de ella.

Así ambos con pasos torpes caminaron hacia el estrecho camino.

<<¡Santo cielo! Esta muy pesado... ¿Qué le pasó?>>

...

Ella giro la perilla y como pudo avanzó hasta la sala de estar.

Encendió la luz y atisbo que Lou tenía una cara rojiza con sus labios completamente resecos.

Bueno, literalmente él estaba deshidratado.

Mey: - Lou, oye, dime qué sucedió contigo. - preguntó con una voz preocupada y viéndolo fijamente.

Lou cerró sus párpados y sin responder a su pregunta, él habló con la voz entrecortada:

- Agua...comida...agua...

Mey entendió rápidamente que él tenía hambre y sed. Sin más preámbulo, ella corrió a la cocina, en busca de lo que fuera, reviso cada parte de la alacena. Sirvió un vaso de agua y volvió a la sala de estar.

Lou, inconsciente de su entorno, como si no conociera dicho lugar, se mantuvo con su mirada en blanco. Mey le tendió unas donas azucaradas así como una galletas de chocolate. Primero él bebió el agua de un solo sorbo y con las galletas fuera de su envoltura, Lou las cogió y las cuales comió rápidamente.

Mey solo se mantuvo estática, observando como Lou comía frenéticamente.