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El despertar de la oscuridad

"Christopher, ponte de pie, necesito que vengas conmigo"

Christopher escuchó que una voz femenina le había hablado, más él no quiso hacer caso de inmediato, de lo contrario, se quedó en cama, y se puso la cobija encima cubriéndole todo su cuerpo porque él, nada más, quería seguir durmiendo.

"Mm, no quiero"

Christopher se ha quejado, manteniendo los ojos aún cerrados, observando solo oscuridad y escuchando los ruidos de su alrededor.

"Christopher, es la última vez que te pido que me hagas caso, de lo contrario, no me obligues a querer hacer lo que no quiero"

Aquella voz femenina que le habla a Christopher, a pesar de sonar pasiva, él sabía que ella estaba por enojarse, y su madre, estando enojada, un tremendo problema del que Christopher no tenía escapatoria.

Pero justo antes de que él pudiera responder a su petición, su madre perdió la paciencia, e hizo aquella cosa que no deseaba haber hecho.

De repente, Christopher sintió que su cuerpo ya no permanecía acostado en la comodidad del colchón de su cama, ahora, él se sentía como si cuerpo estuviera levitando en el aire, poco a poco, este fue ascendiendo hasta llegar a una distancia prudente, y cuando las sábanas por fin se le despegaron de encima, Christopher pudo ver cómo ellas cayeron al suelo de su habitación, y sin previo aviso, él se llevó un gran susto en tener que enterarse que su madre ha usado su magia para controlar su cuerpo y provocar que levitara hasta al cima del techo de su habitación.

"Mamá, pero ¿Qué demonios haces? Por favor, bajame de aquí, ¡Ahora! ¡Sabes que le tengo miedo a las alturas!" le exigió Christopher a su madre, sintiendo el terror recorrer cada vena de su cuerpo.

Su madre le miraba desde el suelo, su mano derecha estaba estirada en dirección hacia arriba, justo en su posición, y ella le miraba con una sonrisa burlona a punto de querer reírse por la cobardía de su único hijo varón.

"¿Quieres dejar de ser un llorón y la próxima vez me harás caso cuando te dé una orden?" dijo la mujer de cincuenta años.

"¡Sí Mamá, lo haré, pero de verdad, bájame de aquí" contestó Christopher con la mirada fija en la pared que tenía de frente a sus ojos y no queriendo voltear la mirada a su madre porque sabía muy bien que si lo hacía, él perdería el control y quizás eso provocaría la peor caída de toda su vida.

Finalmente, Christopher convence a su madre, y sin pensarlo, ella baja su mano y Christopher inmediatamente, y por fortuna, cae encima del colchón de su cama, rebotando encima como reacción al impacto de su caída.

Él se siente mareado, pero aquello no le importa porque ya estaba puesto en tierra firme.

"Ve a bañarte para que bajes a desayunar, finalmente, ha llegado el día tan anhelado para nuestra familia, una profecía se cumplirá, y debes estar preparado para recibirla" dijo su madre a su vez en que se encaminaba hacia la puerta de salida de la habitación de su hijo.

Christopher no dijo nada, puesto que él parecía ser el único bicho raro de su familia que no estaba seguro de querer que la profecía tan anehalda al fin se cumpliera.

De generación en generación, la familia Mayek, siempre han sido los elegidos para luchar contra el mal que alberga cada rincón de su ciudad. Hace un siglo, había correspondido esa tarea a su abuelo, el padre de su madre, luego, su madre heredó esa tarea cuando su abuelo falleció, pues sin importar que ella sea mujer, al ser la única familiar de sangre de su padre en estar con vida para cuando él estaba en su lecho de muerte,