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Décima cita en grupo

Al cabo de unos días, vuelve a ser nuestro evento mensual de peleas. Ye Bi también ha venido. Aunque se la ve enfadada.

–¿Esos idiotas no saben hacer otra cosa que fastidiar?– mira a la tarima irritada, en voz bastante alta.

Están ocupando la tarima que hemos reservado. Alargando los combates para que coincida con los nuestros. Para que nuestra reserva se retrase. Para fastidiar.

El principal culpable no es otro que Zhi Ru. Su hermano Zhi Mu está entre los espectadores. Mirándome a mí y a mis pervertidas con rencor. Quizás con mofa. Aunque se le nota que me tiene miedo. De la paliza que le di cuando quiso molestar a mis chicas.

–Estamos entrenando como cualquier otro. Si alguien quiere retarme, será un placer aceptar– nos desafía.

No se ha dado cuenta de que Ye Bi tiene una cultivación muy alta. Está tentada de ir y darle una paliza. Puede que no sea una gran luchadora sin talismanes, pero la diferencie de nivel lo compensa. Sin embargo, él podría negarse por esa diferencia.

–¿Yo también puedo?– lo reta Fen Huan.

Pen me mira y se encoge de hombros. A su "Ama" se le ha encendido el espíritu de lucha. Cabe decir que Pen está bastante contenta. A pesar de regañarnos. Siente que su cultivación va más fluida. Tras mejorar sus meridianos.

–No querría abusar de alguien con un nivel inferior– le responde con desdén.

Ya veo. Se han informado de que Fen Huan es nivel dos. Y ha venido Zhu Ru, que está en la etapa tres. Creyendo que puede vencerla con facilidad. Sin saber que ella también ha llegado a la tres.

–¿Puedo o no? ¿O me tienes miedo?– lo provoca ella.

–Claro, claro. Intentaré ser suave– la desdeña él.

Intenta parecer noble. Aunque su voz lo traiciona. Lo ha irritado. Es un estúpido arrogante.

Ella sube a la tarima. Se me escapa una sonrisa. La cara que ha puesto. Por fin se ha dado cuenta de que ella tiene su mismo nivel. Pero no puede retractarse. Podría hacerlo si el de ella fuera mayor. Siendo el mismo, sería un acto de cobardía. Un profundo deshonor.

Bei Liu Mira a Zhi Mu. Sonríe. Provocándolo. Desde aquel, día lo odia. Bi Lang también. Lo señala hablando conmigo. Haciendo gestos despectivos.

–Espero que esos imbéciles reciban su lección– dice enfadada.

–No sé si quiero mirar. Lo va a destrozar– comenta Pen.

Se ha puesto las manos en los ojos. Pero los dedos abiertos. No los cubren.

–Si quieres, te tapo los ojos– ríe Ye Bi.

–¡Ni se te ocurra!

La pelea empieza con calma. Ninguno se mueve. A Zhi Ru se le ve preocupado. Fen Huan sonríe excitada.

–Ha estado practicando desde que subió, pero nadie ha querido tener una pelea seria con ella. Mírala. No va a tener piedad– nos cuenta Pen, recreándose en la desgracia ajena.

–Mejor. ¡Vamos Huan'er!– anima Bei Liu.

–¡Destrózalo!– anima también Bi Lang.

Yan Xiulan me mira. Me encojo de hombros. Ella se tapa la boca riendo. Ye Bi está atenta a lo que sucede sobre la tarima.

De repente, Fen Huan se lanza hacia él. En línea recta. Separa su arma en dos. Lanza una de las dos mitades. Rotando. Peligrosa. La otra la sigue poco después. Ella va justo detrás.

Zhi Ru no se atreve a bloquear con dos hachas. Esquiva el primero. Cuando va a esquivar el segundo, se da cuenta de que el anterior ya vuelve. Apenas consigue esquivar los dos. Pero Fen Huan llega un instante después. Coge el arma que retorna. Y lo ataca con fiereza.

Él la detiene con las dos hachas cruzadas. Reacciona rápido para esquivar la segunda arma que vuelve. Y que Fen Huan también recoge.

Nuestra masoquista aprovecha que está desequilibrado. Ataca una y otra vez. Enlaza los ataques. Cuento cinco seguidos. Con facilidad. A pesar del qi enemigo que podría interferir. Quien no obstante resiste a duras penas.

–Está jugando con él. Lo mantiene al límite sin rematarlo. Puede derrotarlo en cualquier momento– nos explica Pen.

Puede que no sea una experta en combates. Pero ha visto luchar a Fen Huan muchas veces. A menudo la acompaña. Sabe cómo es.

Eso lo explica. Se está conteniendo. Ya me parecía. La vi luchar en el torneo. Tendría que ser más poderosa una vez subida de etapa.

Zhi Ru parece desesperado. Bloquea como puede. Retrocediendo paso a paso. Acercándose al borde de la tarima. Se nota la diferencia entre un fanfarrón y una luchadora experta.

–No lo va a dejar simplemente caer. Está enfadada con él. Por lo que hizo su hermano. Y con él directamente– sigue explicando.

Se refiere a que su hermano quiso abusar de mis pervertidas, sus amigas. Y él quiere matarme. No hace falta dar detalles. Yan Xiulan se asustaría.

No tarda en demostrarse que Pen tiene razón. No puede bloquear bien un golpe. Diría que llevaba un extra de qi. Además, el ángulo de ataque era diferente. Lo ha cambiado en el último momento. No es algo fácil. No puedo hacerlo como ella.

Eso provoca que ya no pueda bloquear el siguiente ataque. Su hacha sale volando. El arma de Fen Huan golpea con fuerza contra su brazo. Podría habérselo cortado. No ha querido. Le ocasionaría problemas si la árbitra juzga que podría haberlo evitado. Al menos, en este tipo de combates.

Ahora, el golpe ha sido fuerte con el reverso. Si no le ha roto el hueso, no ha faltado mucho. Con la otra arma, le golpea la cara. Queriendo hacerle daño. Pero sin causarle nada serio.

–¡Me rindo!– exclama de repente.

Ella para en seco. Lo mira con desdén.

–Esperaba un poco más después de tanta fanfarronería. No me ha servido ni de entrenamiento. Incluso con una etapa menos, no hubiera sido muy difícil– lo humilla ella.

Aunque creo que lo dice en serio. A él se le ve furioso. Su hermano ya no nos mira. El resto del grupo no sabe qué hacer. Fen Huan está sobre la tarima. Mirándolos. Retándolos.

Se acaban yendo con la cabeza baja. Con el rabo entre las piernas. Les ha salido mal. Espero que no lo vuelvan a intentar.

Todo viene por Chun Hua. Su hermana está en la etapa tres y puede que la apoye. Las dos tienen admiradores. Pero no creo que haya de etapas más altas. Eso espero. Aunque no se puede descartar. ¿Cómo puede ser una envidia tan venenosa? ¿No podrían dedicarse a lo suyo y dejarnos en paz?

Espero que después de esto, desistan. Si se han fijado en Ye Bi, quizás se lo piensen todavía más. Esperemos. Por ahora, continuaremos con nuestro evento. Pronto empezarán a llegar. Mientras las chicas vitorean a Fen Huan. En especial, mis pervertidas. Buen trabajo.

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–Kong… ¿Practicarías conmigo?– me pregunta Yan Xiulan con timidez.

–Sabes que no contará, ¿verdad?– confirmo. Luchamos hace menos de un año.

–Sí. Solo quiero probar lo de enlazar. Y que me des tu opinión. He estado entrenando un poco– me pide.

Hemos hablado varias veces de ello. Con todas. Y Yan Xiulan parece que se motivó. Aunque me sorprende que haya tenido tiempo. ¿Duerme?

–Vamos entonces– me adelanto.

La tarima está libre. Las molestias ya se han ido. Y los participantes todavía no han llegado. Así que podemos entrenar con calma. Bueno, calma relativa.

–¡Vamos Xiulan'er! ¡Dale una paliza!– exclama Bei Liu.

–¡A por él! ¡No le dejes respirar!– la acompaña Bi Lang.

–¡Fuera Kong! ¡Viva Xiulan'er!– se une Pen.

–Ja, ja. ¡Xiulan'er es la mejor!– anima también Ye Bi.

Se están divirtiendo de nuevo a mi costa. La única a la que no oigo es Fen Huan. Cuando miro, parece estar observando interesada.

Me encojo de hombros y sonrió a Yan Xiulan. Cuando llegamos a la tarima y nos miramos. Siguen igual, animándola. Y contra mí. Ella está un poco roja. Presupongo que por los gritos.

–No les hagas caso. Son solo unas camorristas ruidosas– intento calmarla.

–¡Te hemos oído!

–¡Buuuu! ¡Fuera Kong!

–¡Xiulan'er, dale fuerte!

Suspiro. Ella ríe un poco. Es bueno. Le indicamos al árbitro que es solo un encuentro amistoso. Que no hace falta que intervenga.

–Estoy preparado– la aviso, tras sacar el bastón.

Ella asiente. Empuña su alabarda. Una de entrenamiento. Sin filo. Ataca de frente. Detengo el golpe. Impactando su arma en el lateral. Parece sorprenderse.

–Ah… Otra vez– me pide.

Me pongo en guardia. Empieza igual. No tiene sentido intentar sorprenderme. Solo estamos practicando movimientos. No es un combate en el que tenga que haber un ganador.

Yo actúo igual. Esta vez reacciona bien. Mueve el qi de su arma para intentar un golpe de abajo arriba. Lo detengo. Se para. Me mira.

–¿Qué tal?– me pregunta, temerosa.

–Vas bien. El enlace ha funcionado. Te falta entrenamiento para hacerlo más fluido y desperdiciar menos qi. Pero vas por buen camino. Solo te falta práctica– la alabo.

Es lo que pienso. Ha entendido el principio y lo ha aplicado. Quizás algo rígido. Quizás no del todo eficiente. Sin duda, no preparada para combate real. Pero ha dado el paso más importante. Entenderlo. Lo que le falta es mucha práctica.

Oh. Vamos. Eso no es justo. Esa sonrisa es demasiado brillante. Es realmente preciosa. Unida a sus mejillas ligeramente rojizas.

–Ya que estamos, ¿quieres practicar un poco más?– le propongo.

–Vale…– responde en voz baja, de nuevo con timidez.

Estamos un rato. Yo deteniendo sus golpes. Ella enlazando dos. Incluso una vez consigue tres. Y las espectadoras estallan en júbilo. Se están divirtiendo.

Mejora un poco. Creo que ha estado entrenando sola. Tener a alguien a quien intentar golpear ayuda. Incluso parece divertirse.

Paramos cuando ya han empezado a llegar estudiantes. Está un poco cansada. Ha gastado bastante qi. Me hace una reverencia. Como marca la etiqueta. Yo se la devuelvo. Compartimos una sonrisa. 

–Gracias– me agradece.

Ha dado un paso. Quizás con la intención de besarme en la mejilla. Lo supongo porque ha enrojecido. Ha dado media vuelta y se ha ido rápido. Quizás lo hubiera hecho si no hubiera tanta gente mirando.

–¡Has estado increíble!– la recibe Bi Lang.

–¡Bien hecho! ¡Le has dado una lección!– sigue Bei Liu.

–¿Teníais que gritar tanto? Es vergonzoso– se queja Yan Xiulan, intentando parecer enfadada.

No le sirve de nada. La abrazan. A su pesar. Incluso Fen Huan. Que algo le dice. Ella asiente.

–¿Tú también quieres un abrazo?– se acerca Bei Liu con los brazos abiertos.

–¿A un malvado abusón? No, gracias– me niego.

Me giro para no mirarla. Cruzo los brazos. Pongo cara de enfadado.

A pesar de ello, ella y su amiga se tiran sobre mí. Las retengo con mi palma sobre sus cabezas. No dejándoles acercarse.

–No quiero saber nada de quienes me abuchean– me sigo haciendo el enfadado.

–Eeeeh. Kong es malo. ¡Ayuda!– pide Bei Liu.

–Os lo tenéis merecido– ríe Ken, que está a un lado limpiando.

–Traidora– la acusa Bi Lang.

–¡Eeeehh!

–¡Iiiiih!

Para su sorpresa, quito las manos que las retenían. Caen sobre mí. Las abrazo. Mis dedos pellizcan sus nalgas.

–Esto solo es el principio. Os castigaré debidamente después– las amenazo.

–Es una promesa– susurra Bi Lang, muy sensual.

–¿Es que no pueden estar un minuto sin flirtear?– las critica Pen.

–Ven tú también si tienes envidia– la acusa Bei Liu.

–Si insistes…

Entre risas, se tira sobre mí. Me da un suave beso. Me muerde la nariz. Se va riendo.

Ye Bi nos mira sonriendo. Yan Xiulan está algo roja, hablando con Fen Huan. Parece que nuestra masoquista le está dando algunos consejos. No hace tanto le tenía un poco de miedo.

Mis dos pervertidas me besan y se despiden. Tienen trabajo que hacer. Hay que empezar el décimo evento

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Al atardecer, visito a Guo Xua y Lin Tao. Es una pena no poderles decir que a las chicas les encantaron sus bollos rellenos. Y que querían más.

Después, las chicas me dejan mimarlas. O me lo exigen. Son muy monas cuando quieren.

Shun ya está en nueve, como las demás. Hong en seis. Ambas me mimaron a mí cuando las subí. Mucho. Intensamente. Dejándome tomar más de su leche de lo habitual. Está deliciosa. Quizás sea por el qi.

Por la noche, cumplo mi promesa. Castigo duramente a mis pervertidas. Bueno, quizás son gemidos y no gritos de dolor. Simples detalles sin mayor importancia.

Fe Huan y Pen también están. Tengo las cuatro para mí. Todas desnudas. Tumbadas sobre la cama. Una junto a la otra. Esperando su turno. Realmente irresistible poder contemplar sus cuerpos desnudos alineados.

Protestan un poco contra Pen. Por tener los pechos más grandes de las cuatro. Ella se ríe. Habla de Ai. Dice que no hay comparación. Ojalá estuviera también aquí. Y Shu. Y Ken.

Se ríen y burlan mientras esperan. Me apremian. Gimen cuando es su turno. Me besan con pasión. Y acaban todas llenas y agotadas.

Por la mañana, se ponen alineadas igual. Aunque a cuatro patas. Mueven sus preciosos culos para tentarme. Lo consiguen. No sé ni por dónde empezar. Uno más redondeado. Otro más ancho. Este más claro. Este otro tan delicioso. Será Pen.

Resulta un espectáculo tenerlas desnudas. Preparadas para mí. Esperándome. Mojadas. Mientras disfruto del interior de una de ellas. Bueno, disfrutamos los dos.

Las dejo acostadas bocabajo sobre la cama. Sus piernas entreabiertas. Sus vaginas goteando. Satisfechas y agotadas. Un nuevo día que ha empezado bastante bien.