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Acompañantes indeseables

Ya era sábado por la mañana, Leon se despertó con un dolor de espalda, la verdad es que el sofa de su amigo le habia destrozado los pocos músculos que tenia. Su movil sonaba constantemente, atendió un poco adormilado.

—¡Hola!

Aquella voz la conocia.

—Zeus—rió con ganas al escuchar el suave hilo de la voz del joven.

—¿Qué pasa cielo, dormido? Hay que levantarse temprano, al que madruga Dios lo ayuda.

—jajaja entonces ahora entiendo porque me va tan mal..

La risa del joven le llegó desde el otro lado.

—Escuchame bombon , hoy actuamos en una disco del centro, seguro la conoces se llama "CaballerEn"

—Si, la conosco.

—Hoy hay una fiesta privada y vamos a bailar allí. Numa ya está ensayando y tu nombre está en la lista. Si quieres invitar a alguien más...

—uhmm, a ver a quien llamo..— era obvio la persona que se le habia metido en mente.

—Puedes llevar hasta 4 personas.—una tos sonó en el teléfono.

—Se te escucha raro, estás resfriado ¿no? ¿Vas a bailar también?

—Si, pero no importa el resfrio puede esperar, en realidad esto es como una gripe.

—Deberias quedarte en cama.

—Solo si tú te quedas conmigo.— agregó suavemente, jugueteando como era su estilo—te dejo que me llaman, estos hombres no pueden vivir sin mi.

—jajajaja nos vemos esta noche.

Leon colgó el teléfono y enseguida comenzó a marcar otro número.

Una voz conocida atendió del otro lado.

—Hola Manon, soy yo Leo.

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Lucas se revolvió en la cama, no había podido dormir en toda la noche. Extrañas pesadillas le habian inundado los sueños, pesadillas basadas en recuerdos que habia querido olvidar, pero que por lo visto se le hacia muy difícil. Estaba claro que la presencia de Giovanni en la casa no era de ayuda.

Había vuelto a soñar con la última pareja que habia tenido y se habia levantado con los ojos hinchados por el llanto y una angustia que le congestionaba el pecho.

Tantas cosas ocurridas, y todo mantenido en el más sagrado de los silencios sin haberselo comentado nunca a nadie, parecian ahogarlo en aquellos momentos.

Alguien llamó a la puerta, apenas contestó, era Giovanni con una taza de cafe en la mano y todavía con la ropa de dormir. Lucas lo miró de reojo, aquello tenia que ser una broma de mal gusto.

—¿Donde me vas a llevar hoy? Es sábado, y hasta la noche tenemos tiempo.

—Pensé que saldrias con mi hermana–—añadió claramente disgustado al observar como este se sentaba en el borde de su cama.

—Giovanni allí hay una silla.–señaló hacia el escritorio.

—Qué arisco que estás—dejó caer su mano sobre la colcha acariciando lentamente la pierna de Lucas.

El joven le quitó la mano con firmeza.

—Si estás caliente ya sabes donde está el baño y si no te alcanza, comprate un consolador, los hay muy completos hoy por hoy.—se levantó de un salto de la cama, dejandolo confuso.

Al salir de la habitación dio un golpazo que provocó un grito de respuesta por parte de su hermana.

Manon salió al pasillo

—¿Qué pasa?— Lucas ya estaba en el baño con la puerta cerrada y trabada.

Giovanni se vistió y se metió en la cocina en busca de un yogurt.

Manon lo miraba extrañado, mientras bebia su cafe.

—¿Qué pasó?–preguntó la joven con curiosidad.

—Buh! Come faccio io ad saperlo?*

Manon se encogió de hombros, lo miró nuevamente de reojo, mientras daba otro sorbo asu café.

—Cara mia, me acompañas el lunes a la UBA*? Quiero ver como son los planes de estudios, quizás continue la carrera aqui.

Manon estaba realmente sorprendida.

—Por supuesto, eso si, cuando se los digas a tus padres, no le des esta dirección, no quiero recibir ninguna bomba. ¡Con que te hayan dejado venir es mucho ya!

La familia de Giovanni y la de Manon habian cortado las relaciones como consecuencia de un incidente ocurrido aproximadamente un año atras, aunque solo los padres de familia estaban peleados los primos seguian en contacto.

—Manon ya tengo 21 años. ¿No crees que estoy grande como para que me hagan escándalos? Yo manejo mi vida.

—Si, tu manejas tu vida, siempre y cuando hagas lo que quieran ellos. Ponte una vez en contra y luego llamame para decirme lo mismo. Pensé que ya sabias como funcionaba todo.

Manon se incorporó y abandonó la cocina cantando una canción, Lucas entró en aquel momento, Giovanni le dió un repaso con la mirada, aquel chico habia adquirido unas facciones perfectas, se preguntó Giovanni como era que no habia pensado en modelar. La respuesta surgió rapidamente: era Lucas, nunca se le ocurriria algo por el estilo.

—Deberias practicar un poco de deporte—"con esa cara y un buen cuerpo, estaría para colocarlo en un escaparate y cobrar para verlo" pensó Giovanni.

Lucas lo miró distraidamente.

—No me interesa.

La imagen de Numa vestido con los shorts rojos en el cuadrilatero del boxeo le acudió a la mente. ¿Qué estaria haciendo? Le encantaria verlo de nuevo luchando. Volvió a su habitación con la excusa de que tenia que seguir estudíando. Su hermana entró al rato.

—¿Y ahora qué? Parece que mi habitación se ha convertido en un centro turistico.

—Lucas, ¿no vas a salir con Giovanni?

—No.

—Ok salgo yo con él, pero esta noche vamos a salir los tres, y te recomiendo por tu propio bien que no se te ocurra decir ni pio. 

Lucas la miró desafiante, pero sabia que era lo justo, seguramente irian a bailar con lo poco que a él le gustaba.

—¿Y?—preguntó Manon impaciente.

—¿Para qué preguntas? ¿No es obvio acaso que tengo que ir? Dejame en paz ya.

Manon abrió para la boca para responder pero se dió cuenta de que seria para discutir y no se queria pelear con el.

—Bueno a las 11 de la noche salimos de aqui, intenta estar listo para esa hora.

Manon se dirigió al salon para encontrarlo a Giovanni ya listo para salir, le sonrió de lado.

Le gustaria saber que habia pasado entre los dos como para que Lucas le tuviese tanta mania, ya llevaba tiempo queriendo saberlo, aunque suponia que quizás residía en el hecho de que Lucas consideraba a Giovanni causante de la ruptura de las dos familias algo realmente absurdo.

—De nada sirve— murmuró para si misma mientras buscaba su bolso para salir con Giovanni de tour por la Capital Federal.

Lucas escuchó el ruido de la puerta de entrada al cerrarse y suspiró aliviado. Se le estaba haciendo difícil toda la situación, ciertas imagenes acudían una y otra vez a su mente. ¿Cómo habia sido tan tonto? Era lógico el porque. Era demasiado chico entonces, el primer amor, los primeros actos sexuales compartidos, todo eso y mucho más lo unian a Giovanni irremedíablemente.