Angélica regresó a la cocina un poco conmocionada. Estaba confundida, impactada, dolida y triste. No podía entender por qué alguien se haría eso a sí mismo. ¿Cómo alguien podría hacerse eso a sí mismo?
Él acababa de parecer bien, vestido apropiadamente y con el cabello arreglado. Habló calmadamente y con cortesía y luego hizo esto. Tenía tantas preguntas en su mente y no tenía a quién confiárselas. Extrañaba a Guillermo.
Yendo al patio trasero, tomó una profunda respiración de aire fresco e intentó reponerse. Luego volvió a la cocina y decidió servir el almuerzo en caso de que él cambiara de opinión.
Angélica lo esperó en la mesa del almuerzo, pero él nunca bajó y la comida se enfrió. Finalmente, decidió comer sola, pero ya no tenía hambre.
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