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CAPITULO 44: ¡NO, MAS!

El escenario de OKE, se origina en una casa vieja y descuidada, OKE, es una niña algo pequeña, como de 8 años, vestida con harapos y descalza, está en la cocina de su casa, sentada debajo de la mesa, acurrucada sobre sus piernas, tapándose los oídos con ambas manos.

Muy quieta y con los ojos abiertos, mirando aterrada como sus padres pelean cerca de la mesa, en algunas ocasiones se empujan uno al otro, cayendo la madre sobre la mesa y moviéndola un poco.

Ella está muy quieta, escuchando desconcertada cómo sus padres están afuera luchando fuertemente y se agraden física y verbalmente, ella sigue en cuclillas bajo la mesa, durante la pelea mueven un bruscamente la mesa, OKE, asustada, sale corriendo de debajo de la mesa y huye fuera de la casa, desde donde se oyen gritos, llamándola por su nombre.

La niña hace caso omiso, desesperada, corre llorando y no se detiene hasta que ha salido del pueblo, con los pies lastimados de tanto caminar, ella pasa algunas horas vagando, a paso lento.

Ya ha atardecido, cuando escucha el ruido de que alguien viene por el camino, la niña está escondida tras un árbol, entrecierra sus ojos que, se le van llenando de lágrimas, OKE, siendo tan pequeña, con rabia se dice a sí misma que no regresará jamás.

No sabe muy bien el rumbo por donde ha vagado, pero, decide seguir el sendero hasta llegar a una aldea a preguntar por el castillo, en su corazón hay esperanza de que alguien en el castillo la deje trabajar y vivir ahí.

Ella desea ser buena para que cuando rescaten a la PRINCESA, poder trabajar para ella.

Al fin, camina por la ruta que marca el camino, ya ha pasado más de un día desde que salió de casa, sus pequeñas piernas entumidas amenazan con fallarle, además de hambre.

Solo ha podido encontrar agua que no puede llevar consigo por la falta de un recipiente.

Resignada, vaga por el monte, el calor del sol se siente fuerte, esto comienza a afectar a OKE, suda vigorosamente, comienza a marearse, se tapa la frente con una de sus manos para cubrir sus ojos, su vista la engaña, ve borroso y con su boca seca, respira agitada, ella se detiene un momento, recarga sus manos en sus rodillas tratando de tomar aliento, decide avanzar lo más que pueda mientras tenga consciencia.

OKE camina lentamente con su vista fijada en el suelo del sendero, mareada y débil.

Cuando cree que va a desfallecer, levanta la vista al sendero, la sonrisa se dibuja en su rostro cuando mira que, a lo lejos, se alcanza a ver el castillo de la PRINCESA de INFRAMUNDO.

El castillo es enorme, con torres en cada una de las esquinas de la muralla que lo rodea, este lugar es donde se encontraban los pilares que velaban por INFRAMUNDO.

De paredes blancas y el techo superior de cada salón es de cristal que brilla con la luz del sol.

Los guardias que vigilan en turno desde las torres, la han divisado desde que levantó la vista.

Les llama la atención que se trate de una persona muy joven, dan la alarma de su llegada.

Hay movimiento en el castillo, los guardias la siguen vigilando, ellos la miran avanzar con dificultad hacia la puerta principal de la muralla del castillo, le han dado aviso a su Capitán... cuando la niña logra llegar a la puerta, esta con un leve crujido se va abriendo, el Capitán, esta frente a ella (es el padre que ella recuerda, de la que fue escudero), que la recibe con una gran sonrisa, el hombre es fuerte y grande.

Al ver la deplorable condición de la niña, se inclina frente a la niña, ofrece darle un poco de comida.

Es justo en este instante que la niña, embozando una leve sonrisa, sufre un desmayo, el capitán sostiene el cuerpo de la niña algo serio y preocupado, se la lleva cargando hacia dentro del castillo mientras pide a uno de los soldados que traiga a una de las sanadoras a su habitación.

El soldado corre hacia el castillo para cumplir su orden.

Dentro del castillo, algunas personas ven como el capitán lleva a una niña inconsciente en brazos, lo saludan.

Al cabo de un rato, llega a una habitación amplia con las cosas básicas de un dormitorio.

Con cuidado recuesta a la pequeña OKE en la cama, el hombre toca su frente, tiene fiebre, desde que la cargó sabía lo sudada que estaba, parece deshidratada.

Saca un pañuelo de su bolsa y con la jarra de agua que se encontraba en su mesita, moja el trapo, lo coloca en la frente de la niña.

Él acerca una silla a la cama y espera.

Poco después, el soldado viene acompañado de una mujer.

Ella pide permiso para entrar y realiza una sanación en OKE.

Al cabo de unos minutos, el color volvió al rostro de la niña.

La mujer dice que solo necesita descansar.

Él tiene algunos asuntos pendientes, así que le asigna el cuidado de la pequeña al soldado.

La mujer se retira de la habitación.

El capitán pide que se le avise cuando la niña despierte.

Al cabo de unas horas, OKE abre sus ojos y poco a poco su vista se aclara, el techo de la habitación es enorme, se endereza un poco y es cuando el soldado que, estaba en la silla, se da cuenta de que ha despertado.

Le pide que no se asuste, está en el castillo.

El soldado promete volver, debe informar que ha despertado.

El soldado abandona la habitación.

OKE se siente un poco sola, en aquella enorme habitación, pero, también se siente a salvo.

Cuando llega el capitán con el soldado, detrás venía también una de las aldeanas que trabaja en el castillo.

Trae una charola con alimentos y agua.

Ella pone la charola en la mesa y se retira.

OKE los mira con curiosidad.

FIN DE CAPITULO 44