CAPITULO 42: Kishimoto enloquece

De repente en una habitación vacía, una esfera oscura comienzo a temblar, aparece una luz extraña como si estuvieran imprimiendo aun persona, pronto termina la tele transportación y me encuentro en la mitad de la habitación. Había recuperado el brazo que había perdido en la misión de la montaña.

Hahaha solo quería reírme de todo lo que me había sucedido. Ahora podría decirse que estoy entre los seres más poderosos todo el planeta, claro que aún no soy invencible, existen una infinidad criaturas que tienen la oportunidad de matarme, como los otros dos héroes, los alienígenas, los vampiros que aún son una amenaza. Además, solo soy un individuo, mientras que existen comunidades enteras que pueden hacerme frente, nunca estaré a salvo. Además, que fuerzas ocultas, no existen en esta sociedad.

Voy a rezar por Nishi para que no regrese a gantz, ya obtuvo su libertad que tanto quiso, ahora es omento que yo disfrute de esta nueva vida. Pero antes de eso tengo que recoger todas las armas que compre.

Me hacer a la esfera y pedí para regresar al cuarto del espacio, conecté el radar con la esfera y pronto comenzó a salir todas las armas que había pedido.

Se encontraba las dos pistolas z, Traje Gantz Especial, Hundred, Unidad Voladora, Armadura Robot Gigante. Con esto podre pasar todas las pruebas Gantz fácilmente, claro todas menos la de Nurarihyon, la misión de Osaka es la más difícil que conozco hasta ahora. Pero para las demás misiones todo será fácil, será mejor que entrene al equipo de Tokio para ese momento.

Me ti todas las armas en el anillo de almacenamiento, comencé a sincronizar el radar con la esfera del espacio. Muy pocos saben que la función del radar es más que solo indicarnos la posición del alíen, o para volvernos invisibles, también sirve como intermediario para la esfera blanca o para jaquear sistemas, como computadoras o el internet, también puede decirnos la cantidad de puntos que valen cada alíen.

Una vez sincronizada con la esfera blanca, ahora puedo ver lo que sucede en las demás esferas, solo desde mi radar, aunque claro que hay algunas esferas que están protegidas por algunas organizaciones, que no podre ver o descubrir su información, pero servirá para no estar ciego ante lo que pasa en el mundo.

Una vez que termine mis asuntos en el cuarto del espacio regrese a la habitación vacía. Comencé a revisar mi reloj para saber cuánto tiempo había pasado, solo habían transcurrido 12 horas, desde que hablé con Nishi ayer en la noche,

Kishimoto debe estar muy preocupada, será mejor que regrese al apartamento de una vez. Estaba a punto de parar un taxi, pero decidí hacer algo bien loco.

Saque desde mi anillo Unidad Voladora, bueno es mejor que practique como usar esto.

Me encontraba en el cielo, viendo la hermosa vista de la ciudad de Tokio. Para ser les sinceros no es muy difícil usar este vehículo, es como estar usando un carro, claro que, con más botones, pero logre entenderlo rápido, además no necesito ocultarlo ya que tiene una función para volverse invisible.

No me tomo mucho tiempo llegar hasta mi apartamento, descendí y guardé la Unidad Voladora en el anillo. Saque las llaves y entre al apartamento. De repente sentí como dos suaves brazos me abrazaban.

"Donde estuviste, estaba bien preocupada", puede ver como los ojos de Kishimoto estaban rojos, me sentí un poco culpable. "Fui a buscarte de nuevo a la habitación de Gantz pero no te hallabas en ese lugar, comencé a pensar que algo malo te había pasado", continuo llorando en mi pecho.

"Hey tonta, como vas a pensar que tu novio va morir tan fácilmente", la abrasé tiernamente, y comencé a acariciar su cabello. Pronto dejo de llorar y se tranquilizó.

Entramos en el apartamento y nos sentamos en la cama.

"Entonces me puedes explicar que es lo que ocurrió", por un momento lo dude ya que no quería contarle la experiencia absurda que me acaba de ocurrir. Al parecer se dio cuenta, al ver mi cara, y se puso molesta.

"Tú me dijiste ayer que me contarías todos tus secretos hoy, porque estas dudando tanto o acaso no me tienes confianza". Más que confianza, en realidad tengo miedo que no me creas. Es que literal lo que acabo de vivir parece salido de una película de tercera generación.

"Lo siento Kishimoto, pero en realidad no creo que me creas", me pare y salí del cuarto.

Terminé metiéndome a la cocina, me recosté en el asiento del comedor y me puse a pensar.

Tarde o temprano terminara sabiendo lo que hice, pero yo creo que este no es el momento más indicado, además como le puedo decir que no soy el verdadero Kurono y que deseo un harem, junto con la conquista mundial, que estuvo pensando la persona de hace 2 meses atrás.

Si le digo la verdad, terminara suicidándose, yos soy el pilar que la mantiene estable, después de los acontecimientos traumáticos que paso.

Tal vez no tuve que haberla dejado sola, acaba de pasar una noche entera preocupada por mí, decido disculparme y consolarla de nuevo, prometo contarle sobre mi existencia otro día, hoy solo le contare una pequeña mentira.

Salgo de la cocina y la busco en el dormitorio, pero no se le ve por ningún lado, porque siento que algo malo está pasando, es como un sexto sentido que obtuve tras tantas peleas de supervivencia.

Salgo de la habitación y busco fuera del apartamento, pero no la encuentro, regreso al dormitorio para buscar pistas, cuando de repente escucho un ruido en el baño, m calmo pensando que se estar lavando las lágrimas lo más seguro.

Pero por alguna razón siento que mi sexto sentido me está advirtiendo aún más frenéticamente.

Tal vez este exagerando, pero con toda mi fuerza trato de abrir la puerta del baño, al parecer está cerrada con llave.

Termino derribando la puerta y logro ver lo que estaba pasando, Kishimoto se estaba haciendo cortes en el brazo.

"Kurono no me quiere, soy un estorbo para Kurono, soy una inútil, me está engañando con otra mujer, me va a remplazar, se va a ir Kurono, me van a dejar sola otra vez…" La pude escuchar entre murmullos, como repetía esas palabras.

Me hacer que, lo más rápido posible y le quite el yilet que tenía entre sus manos. Pude ver como sus ojos no tenían vida, logré sacarla del baño y la recosté en la cama, saqué un botiquín de auxilios y le vende los cortes que se había hecho.

Me quede a su lado abrazándola por una hora, ninguno de los dos nos movimos, solo quería que se calmara y que dejara de murmurar tonterías.

"Te voy a contar mis secretos", en el fondo sentía dudas de no saber si esto la hundirá más o la calmará, pero decidí hacerlo.