¡Fsss!
La estatua del dios comenzó a rugir y la fuerza divina se agitaba como olas en el mar. Parecía estar a punto de cobrar vida.
Sin embargo, como la activación externa no llegó, el colgante se sacudió sin cesar algunas veces y luego quedó inmóvil y perdió su brillo.
—La invocación divina falló, eh. Además de fuerza divina, aquí también está la presencia de las coordinadas del reino divino e incluso el consciente de un dios... —murmuró Leylin.
En ese momento, sintió que un consciente extremadamente resentido irradiaba un gran poder desde el colgante, como si su furia fuera a desbordarlo.
Debería preocuparme si fuera su cuerpo verdadero, incluso si es una personificación... Pero, ¿qué es un consciente insignificante como este?Pensó Leylin, que carraspeó al tiempo que una Targaryen fantasma aparecía en sus ojos.
¡Ssss!
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