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Cae la noche

La luna en cuarto creciente arrojaba una luz mortecina sobre las paredes de piedra de la mansión Hayate. Sus enormes vitrales filtraban los haces plateados proyectando dibujos siniestros de ángeles agonizantes y demonios sonrientes en los pasillos y habitaciones. Un graznido resonó en el ala oeste y el aleteo de una bandada de cuervos surcó la noche, desvaneciéndose entre las sombras.

Dentro de la lúgubre mansión, doce jóvenes yacían en sus camastros de metal, agrupados en 3 habitaciones. Su respiración era lenta y acompasada, sumidos en un sueño que no les otorgaba descanso. De pronto, un golpe seco hizo vibrar la puerta de metal de la barraca. Como un resorte, H1 se incorporó antes que el eco del golpe se extinguiera. Tras él, sus otros compañeros se levantaron al unísono, todos con la misma mirada vacía en sus rostros demacrados.

Sin mediar palabra, los jóvenes se vistieron rápidamente con sus uniformes negros, cuyos bordes deshilachados y remendados evidenciaban el pasar de los años. Uno a uno salieron por la puerta, siempre en estricto orden numérico, desde H1 hasta H12. El pasillo que conectaba las barracas con el resto de la mansión era largo, estrecho y apenas iluminado por la vacilante llama de unas antorchas.

Cuando llegaron al gran vestíbulo central, las chicas se unieron a ellos en completo silencio. La mirada perdida de F1 se cruzó por un segundo con la de H1 mientras avanzaban juntos hacia el comedor principal. Una chispa imperceptible brilló en los ojos de cada uno, evaporándose al instante.

Las enormes puertas del comedor se abrieron de par en par y los 24 pupilos tomaron asiento en completo orden numérico alrededor de la mesa. Presidiéndola, en una imponente silla tallada en roble, se encontraba el jefe de familia Hayate. Su rostro anguloso, enmarcado por una corta barba canosa, observaba a cada joven con sus penetrantes ojos grises.

Tras una escueta bendición, el desayuno comenzó, como cada mañana, con insípida avena aguada, pan duro y un vaso de leche cortada. En silencio sepulcral, los pupilos comían velozmente, como si alguien fuera a arrebatarles el plato en cualquier momento. La voz grave del jefe Hayate retumbó en el salón:

-Hoy continuarán con el entrenamiento en manejo de dagas. Al anochecer se evaluará su progreso-.

Dicho esto, se puso de pie y salió sin mediar otra palabra. El mayordomo Ordinance hizo sonar una campana y todos se encaminaron al patio trasero.

El sol de la mañana arrancaba débiles destellos del césped cubierto de rocío del jardín trasero. El mayordomo Ordinance aguardaba junto a una mesa con varias bandejas de cuero negro. Al llegar los pupilos, las abrió una por una, dejando a la vista centenares de dagas idénticas, con hojas del largo de un antebrazo y brillante empuñadura de plata repujada.

-Hoy veremos si recuerdan lo aprendido ayer sobre el manejo frontal y por la espalda. Empiecen - ordenó Ordinance con voz seca.

Rápidamente, los jóvenes tomaron las armas y comenzaron a ejercitarse por parejas. El entrechocar del metal llenó el jardín mientras ellos lanzaban estocadas y bloqueos fieramente. H1 fue emparejado con F3, una chica esbelta de largo cabello azabache. Sus movimientos eran veloces y precisos, buscando ángulos de entrada difícilmente perceptibles. Pero H1 anticipaba cada maniobra; con un vaivén de las dagas F3 logró desviar un tajo horizontal que H1 dio con su brazo izquierdo, sin embargo, antes de que lograra contratacar, y en un visto y no visto, H1 logró desarmarla y apuntar una daga directo a su corazón.

-Excelente, número H1 - dijo el jefe Hayate, quién había estado observando desde la sombra de un roble -. Veo que los frutos del duro entrenamiento están empezando a florecer. Sigan así, aún les falta mucho camino por recorrer.

H1 asintió brevemente y se retiró a sentarse bajo un árbol a contemplar el resto de los combates. Su mirada se detuvo en F1, sus largos cabellos dorados danzaban con el viento mientras esquivaba, atacaba y contraatacaba con destreza sobrehumana; ella se enfrentaba magistralmente a H2, un joven de tez morena y cabello café; alguien igualmente hábil, pero con movimientos pesados.

Tras terminar los combates de manera satisfactoria, todos se dirigieron a un lago cercano, allí recibieron a su profesor de magia, el gran mago Alaric Baldrunner; este se presentó ante todos:

- Bienvenidos nuevamente, futuros asesinos - expresó con voz profunda y resonante, -El día de hoy continuaremos mejorando sus bases mágicas, partamos por desglosar los tipos y afinidades mágicas-.

Así comenzó la lección mágica de la semana, el instructor Baldrunner explicó:

-La magia no es distinta de cualquier otra energía, tal cual como el calor que emana una flama, o la corriente que genera un rio, de la misma manera generamos y hacemos fluir el mana, tanto en nuestro interior como en todo el mundo - grito, abriendo ampliamente los brazos, visiblemente emocionado por compartir sus conocimientos con una nueva generación de los Hayate.

continuo: -Sin embargo, no toda la energía es igual, y de la misma manera, existen distintos tipos de magia que podemos utilizar; para facilidad practica se ha dividido la magia en 2 grandes grupos:

La magia pura: es la energía esencial, es la que circula en el aire, el agua y en cualquier ser vivo. En esta magia no se puede manifestar nada físico, solo influir en la mana circundante; un ejemplo de esto es el hechizo: Mentis Nexus-.

Tras decir eso, el hechicero Baldrunner dejo de mover la boca, sin embargo, todos lograban oír su profunda voz resonando en su mente

-Como ven, es un hechizo que permite la comunicación sin sonido, aunque es fácil interceptarle una vez que se conoce el truco, espero lo descubran más adelante-. Tras decir eso unas partículas se dispersaron de él y volvimos a escuchar su voz

-El siguiente gran grupo de magia es la magia elemental o física, una magia que adopta elementos naturales y se manifiesta de distintas maneras en el mundo; conociendo el hechizo correcto se puede manifestar de acuerdo a tu afinidad -

En este punto comenzó a mover las manos con hermosos y hábiles movimientos, mientras cantaba: -Flammae Incendia, Spiritus Ignis, Accende mea Potentia: Ignarius Pyrosin-.

Luego de que recitó el cantico, una brillante flama se manifestó en la palma de su mano, una flama no muy grande pero que emanaba tal calor que todos lo sintieron, luego cerro el puño y la mágica flama se extinguió.

-Como pueden ver - Continuó Baldrunner - mi principal afinidad es el fuego, la mayoría de la gente común nace con una única afinidad; esta se manifiesta en la habilidad de moldear el mana puro externo y convertirlo internamente en otro elemento. Una persona muy hábil puede nacer con 2 afinidades, un genio con 3, pero en contados casos hay 4 o más...

Los elementos a los que se puede ser afín son: Fuego, Agua, Viento, Tierra. Y en menor proporción: Luz y Oscuridad-.

Entonces F2 interrumpió la explicación:

- ¿Y qué pasa con el mana puro? ¿todos son capaces de usarlo? -.

Baldrunner sonrió antes de responderle a la interesada F2:

-Técnicamente si, joven señorita, pero su dificultad en canticos hace que no muchos puedan emplearla.

Todos ustedes, por ejemplo, recién empiezan a sentir su mana interno, les tomara algo de tiempo lograr manipular externo y aún más memorizar y utilizar los canticos y runas necesarios; pero para eso el "padre" me ha llamado a mí, un mago de la corte imperial de Valeria. Mi labor es guiarlos hasta que sean versados en el lenguaje rúnico, en los canticos y en la magia en general -.

Alzó las manos como idolatrándose a sí mismo, y esperando una ovación del público; pero todo lo que recibió fue un silencio sepulcral y las expresiones frías de 24 jóvenes.

-Publico difícil, supongo que esperaba algo más de emoción- susurro para sus adentros, y luego continuo - Bueno, la primera lección será el cantico de fuego que use anteriormente, pero para que unas simples palabras tomen poder deben visualizar su objetivo: una caliente flama posada en la palma de su mano; quiero que la visualicen, cuando la imagen mental sea tan clara como la realidad, solo entonces podrán recitar un cantico que generé resultados.

Este ejercicio lo harán los afines al atributo de fuego, así que vengan de uno en uno para determinar su favorabilidad elemental-.

Así lo hicieron, en 2 filas encabezadas por H1 y F1 respectivamente, tras lo cual se dividieron en 5 grupos, cada uno liderado por un mago con la proficiencia elemental acorde



F2 sobresalía en este arte por encima de todos. Su fino y pálido rostro, enmarcado por lacios cabellos plateados que delataban su origen semi-elfo, permanecía serena mientras sus manos trazaban runas brillantes en el aire. En segundos, generó una bola de fuego del tamaño de una manzana que mantenía suspendida entre sus palmas.

-Impresionante, F2 -le dijo el hechicero Baldrunner, con evidente entusiasmo en su envejecida facción-. Has demostrado un talento insólito para alguien de tu edad. Si sigues perfeccionándote a este ritmo, tu magia de combate será invaluable para cumplir los designios de la casa Hayate -.

F2 hizo una leve reverencia sin alterar su perfil inexpresivo. A su lado, H2 disputaba el segundo lugar en habilidad mágica entre los pupilos. Su tez más oscura y cabello negro azabache delataban su origen del pueblo Gurrash en el lejano desierto del sur. Conjuraba también una bola de fuego, aunque considerablemente más pequeña e inestable.

- No está nada mal, H2 -le dijo el hechicero-. Pero debes seguir puliendo tus dones. La magia es una práctica de serenidad y entendimiento, el talento puro no consigue nada si no tiene un esfuerzo que lo respalde -.

H2 asintió con un breve movimiento de cabeza. Observó de reojo a F2, aún rodeada por un resplandor ardiente entre sus manos. Una mirada sombría cruzó los ojos de H2 antes de volver a concentrar su atención en la bola de fuego temblorosa frente a él.

A lo lejos, el grupo del elemento viento, liderado por otro mago del reino de Valeria, estaba enseñando otro hechizo básico de este elemento. La que encabeza este grupo es F1, quien al poseer afinidad con una magia tan rara como la luz, se conforma con aprender su segunda afinidad por el momento... En este grupo también se encuentra H1, aunque se encuentra bastante resagado con respeto a su compañera.

- Muy bien, su primer hechizo sera el siguiente: Spiritus Aeris, Zephyros levis, Vox mea tempestas: Ventus Zephyros - Al momento siguiente de recitar el cántico, una ráfaga de viento brotó de su palma y creo un pequeño remolino que elevó una hoja que tenia agarrada.

-Como ven - explico el joven mago -es un hechizo sencillo que permite crear una corriente de viento, la cuál pueden regular aumentando el consumo de maná, cuando vean estructuras de los canticos lo entenderan mejor, por ahora practiquen hasta que logren crear una pequeña corriente en su mano, les daré una hoja a cada uno-. Acto seguido puso una hoja azul en la palma extendida de cada uno de los estudiantes sentados a su alrededor.

-Su labor sera levantar esta hoja de adiantum con su magia, espero que para su siguiente lección ya logren llevarla hasta la altura de su frente-

Varios lo intentaron de inmediato, sin embargo casi todos fallaron, solo unos pocos lograron crear una corriente, pero por mucho que intentaron, la hoja no se elevaba mas allá de unos centímetros de la mano. La excepción era la agraciada F1, quien en su primer intento logró canalizar la magia hasta que su hoja llegó a su cuello, al siguiente intento llegó a sus ojos; le bastaron 4 intentos lograr su objetivo, algo que de inmediato elogió el maestro. "Padre", por otro lado exclamó: -No esperaba menos de F1, siempre tan brillante como tu propia cabellera; espero grandes cosas de ti también, H1- de inmediato pusó una mirada fria sobre H1, quien aun le costaba llevarla mas alla de su pecho.

El grupo de pupilos se dirigió al interior de la mansión cuando caía la tarde, con el sol tiñendo de rojo sangre los altos ventanales de la fachada oeste. A medida que caminaban por el oscuro pasillo hacia el comedor, H1 no podía evitar mirar de reojo la esbelta figura de F1, tres pasos más adelante.

Como cada día al finalizar el entrenamiento, estaban exhaustos y hambrientos. Pero sabían muy bien que la cena no sería mucho más sustanciosa que el desayuno. Al entrar al comedor, ocuparon sus lugares en completo silencio. El jefe Hayate ya estaba sentado en su imponente silla de roble al fondo.

- Otro día de progreso ha terminado. Mañana los llevaré a las mazmorras por primera vez y veremos cómo aplican lo aprendido. Quedan apenas un par de años para que estén listos para asumir el destino para el que fueron creados. Sigan esforzándose al máximo - sentenció Hayate.

Dicho esto, tronó los dedos y las puertas laterales se abrieron. Entraron sirvientes llevando bandejas con un triste caldo aguado, pan duro y un vaso con agua. Los pupilos comieron en completo silencio bajo la mirada penetrante de su mentor.

Luego se dirigieron ordenadamente a sus barracas, con la escasa luz de luna filtrándose por las altas ventanas enrejadas. H1 se tendió en su camastro y contempló el oscuro cielo salpicado de estrellas. En unos pocos años cumplirían 18 y finalmente conocerían cuál era el destino que el jefe Hayate les tenía deparado. ¿Estaba realmente listo para eso? Un tenue brillo carmesí se reflejó por un instante en sus ojos antes de que el sueño lo venciera.

Este es el primer capítulo, espero les gusté, aun no se vera demasiado del mundo asi que tengan paciencia y espero disfruten de la narrativa que voy creando

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