El día de hoy, se suponía que pasaría a la historia en el bajo mundo por la noticia de la unión en matrimonio de los hijos de los jefes de las familias más poderosas en el sur. La música alegre y las risas de las jóvenes amigas de la afortunada se escuchaban en todas partes del salón.
Para el día de hoy todos los altos mandos cambiaron sus pistolas por copas de vino celebrando, en la mesa del centro se encontraban las cabezas de las familias más poderosas que se decía que ni los políticos del país se atrevían a enfrentar charlando felizmente.
El reloj gigante en el centro del salón marco las 10 y el anuncio final sobre la unión de las dos familias para así poder establecerse formalmente y evitar más sangre entre todos los presentes comenzaba a prepararse.
La oscuridad descendió como si el mismísimo abismo estuviera a punto de entrar en esta tierra, el frio de la noche se sentía en la piel de las personas como si el hielo del infierno creciera en todas partes. La música del baile en la reunión comenzó a sonar cada vez menos, y en su lugar, el sonido de los latidos del corazón de las personas empezó a sonar. No se supo en qué momento, pero cuando una joven de cabello rojo junto con sus amigas sonrientes provenientes de diferentes partes del mundo conversaban íntimamente voltearon sus rostro a la entrada del salón encontraron lo que bien podía provenir de cuentos de hadas por lo irreal que se desarrollaron las cosas.
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Comenzando desde la entrada del edificio comenzaron a llegar personas vestidas de negro armadas con solo pistolas sencillas a preguntar de que familia o región veníamos a visitar, comenzó a volverse molesto para Yujiro y para mí por lo que comenzamos a terminar con estos pocos seres insignificantes que se ganaban la vida aterrorizando el sur de Japón. Minutos después, Yujiro y yo comenzamos a caminar a la entrada principal después de terminar con las personas molestas en nuestro camino.
Después de empujar la puerta del salón de bailes, tuve que admirar la gran acústica del lugar, caminé parejo con Yujiro al centro del salón, admirando la opulencia de estas personas hasta que todos los presentes notaron que algo andaba mal y todos los sonidos cesaron, dos personas corrieron al mismo tiempo a sus respectivos jefes y un hombre elegantemente vestido comenzó a acercarse a nosotros. Pensé que tenía que terminar maravillosa reunión para poder volver a dormir temprano.