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Capítulo 96: La Oscuridad Entre las Estrellas

La noche se cernía sobre la villa, un manto de silencio y misterio que envolvía todo en una tranquila serenidad. Adrian se encontraba en el jardín, sus ojos perdidos en la inmensidad del cielo estrellado, su mente vagando por los eones de tiempo que se extendían ante él.

Valeria, la nueva adquisición de la casa y esclava personal de Adrian, se acercó a él con cautela, su postura sumisa y su mirada baja, un claro indicativo de su posición en esta nueva realidad. Su cabello ceniciento caía suavemente sobre sus hombros, y aunque su juventud era evidente, había una cierta madurez en sus ojos, una comprensión tácita de su lugar en este nuevo mundo.

"Amo," comenzó Valeria, su voz apenas audible en la quietud de la noche, "¿hay algo que pueda hacer por usted en este momento?"

Adrian, sin apartar la mirada del cielo, respondió con una voz suave pero firme. "No, Valeria. Puedes retirarte por la noche."

Valeria, sin embargo, no se movió, su mirada se elevó ligeramente, lo suficiente para observar la figura de Adrian contra el cielo nocturno. "Amo, si me permite decirlo, usted parece... preocupado. Si hay algo en lo que pueda ayudar, por pequeño que sea, estoy aquí para servirle."

Adrian finalmente bajó la mirada, sus ojos encontrándose con los de Valeria. "La eternidad es un camino largo y solitario, Valeria. Aunque estés aquí, hay pensamientos y decisiones que debo tomar solo."

Valeria asintió, su mirada bajando una vez más en un gesto de respeto. "Entiendo, Amo. Solo deseo que sepa que, aunque mi posición es servir, también estoy aquí para escuchar, si alguna vez desea compartir sus pensamientos."

Adrian consideró sus palabras por un momento antes de asentir levemente. "Gracias, Valeria. Puedes retirarte."

Valeria se inclinó ligeramente, sus palabras suaves pero firmes mientras se retiraba. "Buenas noches, Amo."

Y así, Adrian se quedó solo una vez más bajo el vasto cielo, sus pensamientos tan infinitos y en expansión como las estrellas que brillaban sobre él. La eternidad se extendía ante él, un camino sin fin que debía caminar, con decisiones que tomar y secretos que guardar en las sombras de la inmortalidad.