Tratado

El hombre que acababa de hablar era el marido que vendió a su esposa e hija a la Banda Blacktooth. Claramente, él mismo era un miembro de la banda porque llevaba la misma ropa que los otros miembros que Leo había visto.

Leo estaba increíblemente furioso con la respuesta del hombre. En el minuto en que lo escuchó decir eso, Leo apuntó su mano hacia él.

Estaba en las sombras, así que ni siquiera lo habían visto aún. Lanzó una bala mágica al hombre al lado del marido. La bala voló hacia la frente del hombre y le perforó el cerebro. El hombre murió instantáneamente antes de que siquiera se diera cuenta de que algo estaba mal.

El hombre se desplomó lentamente hacia el suelo. El marido lo vio y sabía que algo raro estaba pasando. Aún no notó la sangre en la frente del hombre.

—¿Hay algún problema? ¿Estás bien? —preguntó. Se inclinó para ver mejor. Cuando lo hizo, vio el agujero en su frente.

Antes de que pudiera siquiera reaccionar, otra bala le golpeó en la cadera.

—¡AHH! —gritó—. ¿Quién eres?!!

Se dio la vuelta y comenzó a buscar a la persona que le había hecho esto. Sus piernas cedieron y cayó al suelo. Otra bala golpeó su hombro derecho. Gritó en respuesta.

Este alboroto hizo que el ruido dentro de la cabaña disminuyera completamente. La puerta se abrió y salió un hombre.

Este hombre estaba sin camisa y tenía una gran cicatriz en el pecho. Tenía una barba descuidada y parecía increíblemente molesto.

—¿Cuál es el problema? ¿Estos idiotas se pelearon? —preguntó. Vio que ambos estaban en el suelo, pero todavía no había notado la sangre.

—¡Señor! ¡Agáchese! —dijo el marido.

Antes de que el hombre pudiera siquiera reaccionar, otra bala golpeó la pierna derecha del hombre que acababa de salir.

Inmediatamente, el hombre invocó su aura. Un escudo translúcido apareció a su alrededor. Empezó a mirar alrededor para ver de dónde venía la bala. Estaba retorciéndose de dolor, pero no hacía tanto ruido como el marido.

En este punto, Leo salió al descubierto. De todos modos, llevaba una capa, y la gente ya sabía que él estaba allí. Decidió enfrentarlos.

—¿Quién eres? —preguntó el hombre. Estaba muy tranquilo.

Leo lo miró.

—Soy una persona a la que no le agrada la Banda Blacktooth —dijo.

—Eres un mago. ¿Qué asunto tiene un mago en las barriadas? —preguntó el hombre. Cuando dijo eso, el marido en el suelo se dio cuenta por qué no había entendido qué lo golpeó.

—¿Y tú qué asunto tienes aquí? —preguntó Leo al hombre.

El hombre suspiró. —Esta persona perdió una apuesta. No pudo pagarla. Su familia le está haciendo un favor pagando la deuda por él. Si quisieras, podrías haber pedido unirte. Pero ahora, no creo que te deje —dijo.

Estaba cojeando ligeramente debido a su pierna derecha lesionada. Estaba equilibrando su peso en su pierna izquierda y se apoyaba en la puerta de la cabaña.

Leo sabía que los gritos traerían gente al área y que tendría que terminar lo que estaba haciendo rápidamente. Apuntó con su mano a la persona y disparó otra bala mágica.

La bala golpeó el escudo alrededor del hombre y dejó un pequeño hundimiento, pero no lo atravesó.

—Me sorprendes, pero deberías irte ahora. No vas a atravesar el Escudo de Aura. De toda la Banda Blacktooth, solo 3 personas lo han roto alguna vez. Si te vas ahora, puedes conservar tu vida —el hombre advirtió.

Leo lo miró. —Ambos sabemos que estás ganando tiempo —siguió su respuesta con una ráfaga de balas mágicas hacia la persona. Las balas golpearon el escudo, y lentamente formaron grietas en él. Eventualmente, el escudo se hizo añicos.

La persona intentó huir hacia la cabaña, pero su pierna cedió. Si estuviera en perfectas condiciones, entonces habría representado una verdadera amenaza para Leo, pero con su pierna herida por la bala, era un blanco fijo para Leo. Todas las balas que Leo disparó lo golpearon en la espalda y rociaron sangre sobre la puerta.

Leo caminó hacia la puerta. Vio que el marido trataba de arrastrarse y disparó otra bala mágica hacia él. La persona no murió inmediatamente, pero dejó de moverse. A este punto, estaba jadeando porque había usado tanta magia de una vez.

Registró la ropa de la primera persona que encontró y halló un saquito. Estaba lleno de monedas y algunos billetes, así como una insignia. También tomó el saquito de la persona que salió de la cabaña. Era mucho más pesado que el primero.

Entró a la cabaña. Dentro, vio a una joven de 17 años y a una mujer mayor, ambas en un rincón. Estaban parcialmente vestidas y los restos de su ropa estaban esparcidos por toda la cabaña. Podía ver las lágrimas corriendo por sus rostros.

—¿Quién eres? —preguntó la mujer mayor. Su voz temblaba.

—Eso no es lo que importa —dijo Leo. Arrojó el primer saquito que había cogido. Tenía alrededor de 7-8000 monedas Estrella. —Salgan de la ciudad. Usen el dinero y háganse una vida mejor. No se queden por aquí.

Se dio la vuelta inmediatamente. —Habrá gente llegando aquí en poco tiempo, así que deben apurarse. Vístanse y comiencen a correr —dijo mientras salía de la cabaña.

Cuando salió, lanzó una última bala al marido, matándolo definitivamente. Miró los cuerpos con desprecio. Sacudió la cabeza y se fue del área.

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