[La perspectiva de Margarita]
En el camino, recibí un mensaje telepático de Donald. Ya dominaba esta habilidad.
Él me invitó a almorzar en la cafetería. De hecho, ya casi había llegado a la puerta de su habitación. Cuando recibí su mensaje, me sentí un poco deprimida. Pensé que podría pasar un tiempo a solas con él.
Estaba a punto de dar la vuelta e ir hacia la cafetería cuando escuché que la puerta se abría. ¡Era Donald!
Me lancé hacia él sorprendida, queriendo abrazarlo. Él parecía sorprendido también, y abrió sus brazos para abrazarme. Solo entonces vi que Elliot estaba detrás de él. En retrospectiva, me sentí avergonzada. Rápidamente solté a Donald.
Elliot me sonrió, y yo le devolví la sonrisa.
Todavía tenía una buena impresión de Elliot. Siempre había sido educado y discreto y no hacía nada innecesario o molesto.
Pero sentí a Donald parado frente a mí, mirándome fijamente.
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