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Estrella - Sorpresa Parte 2

—Astraia, mi pequeña estrella —vi sonreír a mi primo Bailey, lágrimas de alegría y felicidad llenando sus ojos.

—¡Estrellita! —Reed llamó con su voz alegre.

Los dos extendieron sus brazos hacia mí como esperando un abrazo, como si realmente estuvieran allí.

—Te hemos extrañado tanto, Estrella —Bailey habló de nuevo. Su voz parecía tan real, tan cerca de mí mientras daban unos pasos hacia mí.

—¿B-B-Bailey? ¿R-R-Reed? —pronuncié sus nombres como si fueran preguntas, preguntándome si realmente estaban allí.

—Somos nosotros, Pequeña Estrella, estamos aquí. Diosa, pero has crecido tanto ahora —las palabras de Bailey estaban llenas de amor y tristeza pero también de alegría. No podía dejar de sonreír incluso mientras las lágrimas comenzaban a correr por su rostro.

—Te queremos, Estrellita, te queremos tanto. Y lo sentimos por haberte dejado —agregaron.

—¿E-e-están aquí? ¿De verdad están aquí? —Tenía que preguntar, para asegurarme de que no estaba alucinando.

—Realmente están aquí —Chay sonrió desde el otro lado del salón—. Te dije que los encontraríamos.

—¡Bailey! —Sentí que las lágrimas empezaban entonces, las lágrimas que ni siquiera sabía que había estado conteniendo todo este tiempo—. ¡Reed!

Después de decir sus nombres una última vez, empecé a correr hacia ellos, con los brazos extendidos igual que los suyos. Correr era más difícil con la férula que me había puesto de nuevo después de la ducha. Los huesos estaban sanando, pero Doc aún no había dicho que podía dejarla de usar. Pero no me importaba, correría tan torpemente y tan ridículamente como fuera necesario con tal de llegar a ellos.

—Estrella.

—Estrellita —ellos llamaron cuando los alcancé.

Envolví un brazo alrededor de cada uno, alrededor de sus cuellos, abrazándolos fuertemente a mí. Ellos a su vez me rodearon con sus brazos, sus largos y fuertes brazos haciéndome sentir segura y protegida tal como lo habían hecho cuando yo era joven.

—Los extrañé —lloré mientras comenzaba a sollozar en el espacio entre sus hombros—. Los extrañé tanto.

—Lo siento —Bailey lloró, su rostro presionado contra mi hombro derecho.

—Perdónanos, Estrellita, por favor. Lo sentimos tanto —Reed añadió, su voz amortiguada contra mi hombro izquierdo.

—Queríamos regresar por ti, queríamos ayudarte —Bailey continuaba, siguiendo fluidamente a su hermano cuando hablaba.

—Queríamos llevarte con nosotros cuando nos fuimos, pero no pudimos llegar a ti —Reed estaba llorando ahora, sollozando en mi cuello y hombro como si finalmente estuviera liberando años de emociones.

Nos quedamos así durante mucho tiempo. Los tres abrazándonos fuertemente y llorando no tan silenciosamente en los hombros del otro. Ellos estaban allí para recoger mis lágrimas y yo estaba allí para recoger las suyas. Por una vez pude estar allí para ellos, para proporcionarles algún semblante de apoyo.

Después de varios minutos, de cuyo número exacto no estaba muy segura, finalmente nos separamos. Vi sonrisas llenas de alegría y ojos amorosos mirándome desde dos rostros familiares. Parecían estar tan felices de verme, pero no tenían idea de lo feliz que yo estaba de finalmente verlos de nuevo.

—¿Cómo llegaron aquí? ¿Cuándo?

—Artem vino a vernos anoche y acabamos de llegar un poco antes de que entraras al salón. Diosa, pero estoy feliz de verte —Reed me miraba como si no pudiera creer lo que veía.

—Estás tan crecida ahora, Pequeña Estrella. No puedo creerlo —Bailey sonreía tanto que parecía que le debería doler la cara, pero no se detenía.

—Hola —hubo una voz femenina tímida que interrumpió nuestra reunión. Me sobresalté, sorprendida por el sonido.

—Oh, disculpa, Ella —Bailey sonrió mientras se alejaba de mí, Reed hizo lo mismo.

Los dos, mis primos perdidos hace tiempo, cada uno sosteniendo un brazo hacia la fémina que nos había interrumpido, invitándola a acercarse.

—Estrella, nunca llegamos a presentarte a Ella antes de que nos fuéramos —Bailey estaba sonriendo mientras miraba de la chica a mí y de nuevo a ella.

—Estrellita, esta es nuestra hermanita, Ella. Ella era demasiado joven para venir a verte cuando eras más joven, pero la llevamos con nosotros cuando nos fuimos

—Ella ha sabido de ti todo este tiempo y quería salvarte tanto como nosotros lo hicimos —Mis primos me estaban diciendo que ella era su hermana, aquella de la que me habían hablado años atrás. Siempre había querido conocerla, pero en aquel momento no habían dicho mucho sobre ella.

—Hola Estrella —Ella sonrió dulcemente a mí—. Soy Ella y estoy tan feliz de conocerte.

—Hola Ella —Sonreí. Estaba consiguiendo otra miembro de la familia que probablemente me trataría bien. Esto parecía que iba a ser uno de los mejores días de mi vida. Estaba tan feliz y contenta.

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